¿Qué hago si no me apetece jugar con mi hijo?

¿Alguna vez te has sentido preocupada por no sentir la motivación para jugar con tu hijo? Si es así, te invitamos a explorar estas estrategias que pueden ayudarte a superar esta inquietud.
¿Qué hago si no me apetece jugar con mi hijo?
Sharon Capeluto

Escrito y verificado por la psicóloga Sharon Capeluto.

Última actualización: 16 septiembre, 2023

Llegas a casa tras una extensa jornada de trabajo y, pese a su pedido, no te apetece jugar con tu hijo. Eres consciente de lo importante que es para él compartir momentos lúdicos contigo, lo que te lleva a sentirte culpable. Esperas que no aparezca el típico comentario «mamá, ¿jugamos?», para evitar tener que lidiar con tu agotamiento.

No eres la única a quien le sucede esto. En este artículo vamos a explorar diversas estrategias concretas que puedes aplicar en tu vida cotidiana para manejar esta situación de manera efectiva y encontrar un equilibrio entre tus necesidades y las de tu hijo.

No me apetece jugar con mi hijo: ¿soy una mala madre?

Te respondemos sin titubear: no. El hecho de que no te apetezca jugar con tu hijo no te convierte en una mala madre. Esta es una preocupación común entre los padres y madres, y es crucial entender que no siempre es posible estar dispuesto a jugar.

La maternidad implica una variedad de emociones y estados de ánimo que no siempre se alinean con las expectativas personales o sociales. Por ende, es válido no sentir el deseo de jugar.

Ahora bien, también es importante explorar las razones detrás de esa falta de interés. ¿Tan solo se debe al cansancio? ¿No sabes cómo hacerlo? ¿Podría estar relacionado con alguna dificultad en el vínculo con tu hijo? ¿O tal vez es un indicio de algo más profundo que merece atención profesional? Veamos las respuestas a estas preguntas a continuación.

¿Qué hacer al respecto?

Es indiscutible que el juego es una necesidad fundamental para todo niño y desempeña un papel esencial en su desarrollo y bienestar. Tal como se asegura en un trabajo publicado en la revista Pediatría Atención Primaria , el juego en la infancia es mucho más que disfrute y diversión. 

A su vez, sus compañeros favoritos de juegos suelen ser sus padres. Cuando un niño juega con sus cuidadores, se siente amado, escuchado y valorado. Esto tiene un impacto significativo en su desarrollo emocional, en la construcción de vínculos fuertes y saludables y en su autoestima.

Por esto, si a menudo no te apetece jugar con tu hijo, es imprescindible que tomes medidas en el asunto. A continuación, compartimos contigo una serie de estrategias que pueden ayudarte para abordar este conflicto.

1. Explícale a tu hijo, de forma empática, que no te apetece jugar

Cuando le comuniques a tu hijo que no te sientes con ganas de jugar, hazlo de manera suave y comprensiva. Sé honesta. Puedes explicarle que estás cansada u ocupada en ese momento. Asegúrate de que entienda que tu falta de ánimo para jugar no está relacionada con su valía ni con lo importante que es para ti.

En este sentido, es fundamental que recurras a una comunicación asertiva, que implica expresar lo que sientes de forma clara y directa, pero cuidando sus emociones.

2. Evita generarle falsas expectativas

Evita prometerle tiempo de juego si sabes que no puedes cumplirlo. Decirle «ahora no puedo, jugaremos después» o «luego de cenar, jugamos a lo que tú quieras» con la intención de postergar su demanda, sabiendo que no podrás satisfacerla, solo generará frustración y decepción en tu hijo más adelante.

3. Sé flexible y considera diferentes alternativas

¿No te apetece jugar con tu hijo en general o más bien no te sientes entusiasmada por actividades específicas como jugar al fútbol, ensuciarte con pinturas o montar una obra de teatro en la sala de estar?

En lugar de forzarte a hacer algo que no te resulta atractivo en ese momento, puedes proponerle actividades más tranquilas o acogedoras, como leer un libro juntos o disfrutar de una película en casa.

No obstante, procura no ser siempre tú quien decide los juegos compartidos. Tal como se menciona en un trabajo realizado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, los niños deben ser los encargados de guiar el juego la mayoría de las veces. Entonces, la regla debería ser que tú te adaptes a sus necesidades lúdicas y no a la inversa.

4. Prioriza la calidad sobre la cantidad

En vez de preocuparte por la cantidad de tiempo que pasas jugando, enfócate en la calidad de ese tiempo. Es preferible dedicar treinta minutos exclusivos con tu hijo que pasar tres horas con una atención fragmentada, interrumpida con otras tareas, dispositivos electrónicos o conversaciones paralelas con otras personas.



5. Busca apoyo de otros familiares

Si no te apetece jugar con tu hijo porque estás experimentando una alta carga de trabajo, atravesando un período difícil a nivel emocional o tan solo necesitas descansar y atender otras áreas de tu vida, pide ayuda a las personas que te rodean.

Es fundamental buscar el respaldo de familiares y amigos para que puedas equilibrar tus responsabilidades y asegurarte de que tu hijo continúe recibiendo la atención y el cuidado que necesita. Al fin y al cabo, la crianza es un esfuerzo conjunto.

Tu hijo tiene otras personas que lo quieren y pueden estar disponibles para compartir momentos, ya sean su padre, tíos, abuelos o amigos cercanos. No todo tiene que recaer sobre ti.

6. Fomenta su independencia, pero sin excederte

Es importante alentar la autonomía de tu hijo e incentivarlo a explorar y jugar por sí mismo. ¡Aprender a divertirse en solitario es una habilidad muy valiosa para los niños!

En este sentido, una investigación publicada en la revista Early Childhood Research Guarterly destaca los beneficios que esto conlleva para el desarrollo saludable de los niños, como la mejora de la resolución de problemas, el desarrollo del lenguaje y el crecimiento emocional.

Sin embargo, sabemos que los extremos pueden ser perjudiciales. La clave es, entonces, fomentar la capacidad de tu hijo para jugar sin necesidad de la participación de un adulto, mientras sigue sintiéndose seguro y acompañado por ti cuando lo necesita.



Si la falta de deseo de jugar con tu hijo es una constante, busca ayuda profesional

¿No recuerdas la última vez que compartiste un momento de juego con tu hijo? ¿Has notado que tu falta de interés no es una excepción, sino más bien parte de tu rutina habitual? En este caso, es fundamental que pidas ayuda profesional especializada.

Un terapeuta puede brindarte las herramientas y orientación necesaria para mejorar tu conexión con tu pequeño y entender las posibles razones detrás de esta ausencia de ganas para que puedan trabajar sobre eso.

En cambio, si se trata de una sensación que surge de manera ocasional, puedes poner en práctica estas estrategias y notarás una mejora en poco tiempo. A veces, realizar pequeños cambios puede marcar la diferencia en cómo te sientes.


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