¿Tener una lucha de poder con tu hijo vale la pena?

Los berrinches pueden llegar a ser muy estresantes, pero es necesario comprender que se hacen presentes para que les permitas a tus hijos mejorar como personas.

Ejercer una maternidad o paternidad responsable y empática con los hijos no siempre es una tarea sencilla. Al contrario, es un camino que está lleno de retos que deben saberse superar con amor y paciencia. Sin embargo, en algunas ocasiones una simple pataleta puede convertirse en una lucha de poder que termina por afectar la relación con los niños y los adolescentes.

En medio de su proceso de aprendizaje puede que los hijos desafíen los límites del hogar por medio de rabietas o malos comportamientos. No obstante, comprender que se trata de una respuesta basada en la falta de conocimiento para manejar sus emociones es muy importante. No solo para no tomarse las cosas personalmente, sino también para no dejarse llevar por los impulsos.

¿Cómo afecta la lucha de poder la relación con los hijos?

La forma en la que se abordan los problemas es crucial para intentar solucionarlos de una manera pacífica y consciente. Porque puede que durante sus primeros años de vida los hijos te hagan caso en cada cosa que les pidas. Pero, a medida que crecen y comienzan a hacerse adolescentes, las cosas cambian y es necesario saber manejarlas.

Cuando los hijos estallan en rabietas es común que los padres piensen que los utilizan o intentan conmoverlos para salirse con la suya. Lo que genera que impongan una mirada autoritaria en donde solo mamá o papá puede tener la razón. Sin importar muchos sentimientos como la empatía y el respeto por los niños y los adolescentes.

Sin embargo, el autoritarismo no es una práctica permitida en la crianza positiva, por lo que si quieres cultivar la inteligencia emocional en los hijos debes alejarla del hogar. Cuando los pequeños y los jóvenes se comportan de manera inapropiada al exceder los límites familiares se hace necesario hablar con ellos de manera tranquila para que comprendan sus errores.

No siempre los padres tenemos la razón

Cuando tanto las mamás como los papás utilizamos nuestra posición de poder para imponer mandatos sin importar los sentimientos de los niños, les estamos haciendo más daño del que parece. Y es que, detrás de frases aparentemente inocentes de autoridad, se pueden silenciar las opiniones de los pequeños y hacerles sentir que no son escuchados.

Está confirmado que los pequeños que crecen en medio de un hogar en donde prima el conflicto, el autoritarismo y la falta de diálogo tienden a ser niños más inseguros, retraídos y con baja autoestima. Por lo que ten mucha precaución, puesto que en muchas ocasiones no nos fijamos del impacto directo que tenemos en la percepción de los hijos.

¿Tener una lucha de poder con tu hijo vale la pena?

La respuesta simple siempre será “no”. Pero se necesita que todos los padres y las madres ahonden en la forma en la que tratan a sus hijos cuando intentan resolver los conflictos. Las rabietas no son más que una acumulación excesiva de sentimientos que debían liberarse de algún modo, por lo que se debe tener más empatía con los niños y comprender que no lo hacen apropósito.

Una crianza positiva basada en el amor y el respeto es indispensable para criar futuros adultos conscientes consigo mismos y con los demás. Por tal motivo, si consideras que durante los momentos de tensión asumes una actitud autoritaria para calmar el comportamiento de tus hijos, es hora de que replantees esa táctica.

Los conflictos con los hijos estarán presentes lo queramos o no en determinados momentos de la vida. No obstante, saber sacar lo mejor de ellos es más importante que una lucha de poder para saber quién está a cargo o quién debe obedecer sin reclamar.

Así que educa mediante el ejemplo y no silencies las emociones de los pequeños en un afán de demostrar autoridad. Mejor acompáñalos mediante la empatía y el respeto para que reconozcan sus errores y sepan tolerar la frustración.