Estamos acostumbrados a pensar que todas las personas somos iguales, a menos que tengamos algún problema. Así, los padres esperan que sus hijos reaccionen y se comporten tal y como lo hacen otros pequeños de su edad. Sin embargo, cuando esto no ocurre, buscan la forma de ayudarlos a encajar en ese molde. Pero, ¿y si el camino no fuese tratar de eliminar las diferencias sino aprender a respetarlas? Para profundizar en esta idea, queremos hablarte acerca de la neurodiversidad en los niños.
Este es un término que ha ganado protagonismo en los últimos tiempos, ya que pone nombre a la realidad que viven muchas personas que sienten, perciben y se relacionan con el mundo de una forma diferente a la habitual. La neurodiversidad ayuda a explicar ciertos comportamientos y dificultades. Así, no solo aporta una identidad a los menores que se sienten reflejados en este concepto, sino que también ayuda a sus familias a entenderlos, acompañarlos y dar sentido a sus diferencias.
¿Qué es la neurodiversidad?
El término neurodiversidad fue acuñado en la década de los 90 por la socióloga y activista Judy Singer. Con esta palabra pretendía reflejar las diferencias en términos neurológicos y de funcionamiento cerebral que existen entre los seres humanos.
Ahora bien, desde un punto de vista estadístico, una gran parte de la población comparte unas mismas características. Estas, por tanto, se han convertido en la norma y a quienes las poseen se les conoce como neurotípicos. Por otra parte, hay una cierta minoría, entre un 15 y un 20 %, que presentan un desarrollo neurológico diferente. En este caso, se denominan neuroatípicos o neurodivergentes.
Estas diferencias se observan en determinadas áreas específicas:
- Características neurológicas: su cerebro funciona de una forma diferente, por lo que experimentan la realidad, aprenden e interpretan la información de un modo distinto.
- Procesamiento sensorial: Perciben los estímulos sensoriales (sonidos, luces, olores y texturas) de una forma exacerbada o disminuida en comparación con el grueso de la población.
- Comunicación: elementos como el contacto visual, las metáforas y la comunicación indirecta o las conversaciones triviales no se sienten cómodos ni naturales para estas personas. Por su lado, pueden preferir el lenguaje directo y las conversaciones intensas y profundas sobre temas de su interés.
- Relaciones sociales: pueden no mostrar reciprocidad en los intercambios sociales, necesitar más tiempo a solas que el resto o tener emociones muy intensas o variables. Esto suele dificultar las interacciones con otros y el establecimiento de vínculos.
La neurodiversidad en los niños
Tradicionalmente, se ha considerado que las personas neurodivergentes son aquellas que presentan, entre otros, algunos de los siguientes trastornos o condiciones:
- Trastorno del espectro autista (TEA).
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
- Síndrome de Tourette.
- Altas capacidades.
- Trastornos del aprendizaje, como dislexia, disgrafia o discalculia.
Cómo afecta la neurodivergencia en diversos ámbitos
Sin embargo, el concepto se ha ampliado para dar cabida a aquellas personas que, sin poseer o alcanzar un diagnóstico clínico, se identifican con los desafíos propios de la neurodivergencia. En cualquier caso, como hablamos de un tipo de funcionamiento neurológico, este se presenta desde el inicio y acompaña a la persona durante toda su vida. Por lo mismo, los niños, en sus primeros años, ya pueden comenzar a sufrir las consecuencias de “ser diferentes”.
Dado que el mundo no está hecho para ellos, estos niños pueden tener dificultades en diversos ámbitos:
- En la escuela (presentan bajo rendimiento y ansiedad).
- En las relaciones con sus iguales (sufren rechazo, incomprensión y dificultades para hacer amigos).
- Dentro de la familia, ya que los vínculos entre padres e hijos pueden ser tensos y el ambiente en el hogar hostil debido a la falta de información sobre la neurodiversidad en los niños.
Entendimiento y respeto a las diferencias
Precisamente, el objetivo de la neurodiversidad como movimiento es concienciarnos de que las personas neuroatípicas no son defectuosas ni están enfermas, sino que son diferentes. Así, el objetivo no es buscar que se amolden al resto ni que cambien su forma de ser, sino aprender a identificar, a valorar y a respetar esas diferencias.
Por un lado, consideremos que la neurodiversidad en los niños, muchas veces, viene acompañada de ventajas y cualidades muy positivas, tales como las siguientes:
- Se destacan en cuanto a la creatividad, el pensamiento lateral y la facilidad para encontrar soluciones originales o formas innovadoras de proceder.
- Son buenos para realizar análisis y encontrar patrones y relaciones que quizá otros no logran ver.
- Pueden adquirir gran conocimiento y sabiduría sobre determinados temas y áreas de su interés.
La sociedad es la que debe adaptarse
Pero, más allá de esto, la clave es comprender que el mundo es de todos y que estos niños no tienen por qué adaptarse a lo que la sociedad espera de ellos. Por el contrario, es la sociedad la que debe abrirse a la diversidad y entender y respetar las diferencias y necesidades de estos pequeños. Y es que la neurodiversidad humana es normal y valiosa, por lo que no se trata de una deficiencia a corregir.
Ahora bien, esto no significa que estos menores no puedan recibir apoyo. Al contrario, es muy importante que tanto ellos como su entorno cercano aprendan sobre neurodivergencia y formas y estrategias de desarrollar el potencial de estos niños para hacer su vida más sencilla y plena.
Acompañar su desarrollo con amor y empatía
Ser padre de un niño neuroatípico es, sin duda, todo un desafío. Pero, es fundamental que los progenitores puedan entender y respetar cómo funciona el cerebro de sus hijos para acompañarlos con amor, comprensión y empatía en su desarrollo. A este respecto, es importante acudir a un profesional, primeramente, para realizar una valoración y obtener un diagnóstico. Pero, sobre todo, para recibir orientación sobre qué pautas aplicar en el caso concreto de cada chico.
Bibliografía
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- Brown, H. M., Stahmer, A. C., Dwyer, P., & Rivera, S. (2021). Changing the story: How diagnosticians can support a neurodiversity perspective from the start. Autism, 25(5), 1171-1174.
- Silberman, S. (2017). Neurodiversity rewires conventional thinking about brains. In Beginning with disability (pp. 51-52). Routledge.