Ser mamá es entender que nunca más estarás sola. Pues la maternidad implica hacerse de una compañía para toda la vida, compartir hasta momentos impensados con tu hijo y dejar salir el corazón de tu cuerpo para que lo acompañe por donde quiera que vaya.
Sin lugar a dudas, el hecho de haberte convertido en madre significa no estar sola nunca más en el pensamiento, pues una madre comienza a pensar por partida doble: por sus hijos y por ella misma. Y lo hace por la satisfacción de sentirse afortunada al encontrar en sus hijos el mayor tesoro que podría alcanzar.
Ser mamá es ganar la mejor compañía
Ser mamá es mucho más que simplemente cambiar pañales y alimentar a un pequeño pedazo de tu ser. Es hacerte de un excelente compañero que te acompañará a donde vayas, hasta a los lugares más insólitos, llegando incluso a robarte mil sonrisas en los momentos más críticos o dolorosos.
Como madre serás capaz de hacer cualquier cosa por ese mundo al que diste vida y despertó desde el minuto cero millones de ilusiones. Por ejemplo, olvidarás bañarte, dormir e incluso hacer tus necesidades en soledad. Tampoco recordarás cómo hacer de manera fácil, cómoda y práctica los quehaceres domésticos.
Siempre tendrás a tu lado a tu mini secretario, cualquiera sea la actividad. Cocinar, lavar ropa y mantener la jardinería nunca han sido tareas tan tiernamente entretenidas, con ese plus de hacerlo con tu pequeño. Sin lugar a dudas, ser mamá significa cambiar radicalmente tu vida, tus tiempos y tu forma de pensar.
Y todo ello, por el profundo amor y devoción que no puedes dejar de experimentar por tus hijos en tanto que la maternidad conlleva nada más ni nada menos que entregar todo tu corazón, así como también tus fuerzas para sacar a tus hijos adelante y enseñarles a vivir.
Por esto mismo, traer un hijo al mundo significa querer aprovechar y exprimir cada momento junto a él al máximo: las actividades de todo tipo, los baños, los cambios de ropa, las monerías y todo aquello que puedan llegar a compartir durante su crianza.
Ser mamá es convertirte en confidente, cómplice y compinche
Entiendes la maternidad cuando simplemente en una mirada puedes encontrar la fuerza para solucionar cualquier problema o cuando adquieres el don de encontrar la felicidad en una sonrisa. Cuando sabes lo que siente o necesita tu hijo sin siquiera haber escuchado una sola palabra de su boca.
Ser mamá es escuchar largas e interminables historias que rozan la fantasía y acarician la realidad. Es transmitirle a tu pequeño seguridad y confianza de que esa prueba, presentación, análisis u obstáculo que deba enfrentar será superado con éxito.
Cuando te conviertes en madre, brindas paz en un abrazo apretado, secas lágrimas con la palabra justa y eres capaz de eliminar hasta el más terrible monstruo con una mera explicación. Dar a luz supone darle alas a tu hijo para volar cada vez que consigue dormir sobre el calor de tu pecho.
Al ser madre la palabra angustia, cansancio y desvelo se hacen presentes en tu diccionario y toman fuerza en la cotidianidad de la vida real. Sin embargo, reina y predomina la satisfacción de tener en esta vida el mayor regalo que la vida pudo ofrecer.
Ser madre es despertar la escucha y la empatía que no toda persona logró entrenar en toda su vida. Implica ser la mejor receptora y cuidadora del secreto más preciado. Es dar lugar a que los sueños y deseos de de tu niño se hagan realidad.
Sin lugar a dudas, “mamá pato”, la vida te premió con la mejor, más noble e incondicional compañía. Claramente, ya no estarás nunca más sola y encontrarás esa razón de vivir y pelear a diario con una fuerza que creías inexistente en tu pequeño.
Ha nacido una madre, y con ella, un amor eterno, inmenso e infinito. Por eso, en resumidas cuentas, ser mamá es lo mejor que pudo pasarte en la vida. Tómate tu tiempo para disfrutar de cada instante que te ofrece este vínculo tan maravilloso y especial que le sigue al milagro de la vida.
Bibliografía
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