La toma de decisiones en la adolescencia

Aprender a tomar decisiones en la adolescencia no es fácil pero eso no significa que sea imposible. Descubre el por qué a continuación.

La toma de decisiones en la adolescencia.

La toma de decisiones en la adolescencia es un aprendizaje fundamental. No solo porque facilita la vida sino porque brinda mucha tranquilidad a corto, mediano y largo plazo.

Siempre se ha hablado de lo difícil que es la etapa de la adolescencia. No solo para el niño, sino también para sus padres. No es sencilla esa transición en la que no se es niño, pero tampoco adulto. Esta indefinición hace de la toma de decisiones en la adolescencia una tarea nada fácil.

El camino hacia la adultez

La adolescencia implica una transición importante. La cantidad de procesos hormonales, psicológicos y físicos que ocurren en el organismo alteran las emociones y, por tanto, las experiencias se intensifican.

En vista de dichos cambios, en resumen, se obtiene una oportunidad para aprender (o reaprender) muchas cosas. Por supuesto, esto viene acompañado de las diversas formas de gestión.

Las acciones impulsivas, los riesgos y la búsqueda de identidad suponen muchos retos que, a menudo, dificultan la toma de decisiones. No obstante, se trata de un proceso normal. Las experiencias serán maestras, tanto en los errores como en los logros.

Durante la adolescencia, los jóvenes deben aprender a hacerse responsable de sus actos y asumir las consecuencias. Este es el primer paso para aprender tomar sus propias decisiones

La toma de decisiones en la adolescencia.

La toma de decisiones en la adolescencia

Los estudios de Piaget e Inhelder refieren que, durante la adolescencia, la madurez se adquiere progresivamente. Por lo tanto, la toma de decisiones al principio será precaria, impulsiva y poco reflexiva. No obstante, poco a poco las capacidades de análisis se desarrollan en los jóvenes.

Asimismo se considera que, durante la adolescencia, la capacidad de autorregular el comportamiento aún no está del todo presente. Entre otras razones, porque los centros cerebrales, donde reside la autorregulación, no ha alcanzado la madurez.

Actualmente esta hipótesis está en discusión, ya que se considera que lo que realmente influye en el proceso de toma de decisiones en la adolescencia es el desequilibrio entre la parte emocional y la racional.

Se considera que, en esta etapa, la parte emocional está más desarrollada y que, por tanto, se tiende a la impulsividad.

No obstante, a medida que el adolescente su crece su proceso de toma de decisiones se vuelve más consistente y fiable. Siguiendo el Modelo de Conflicto de Decisión de Janis y Mann (1977) durante la adolescencia los jóvenes alcanzan progresivamente el patrón de vigilancia (el más adaptativo) y abandonan el de complacencia (decidir para complacer a terceros). Solo en situaciones de ansiedad recurren más a la hipervigilancia (actuar por pánico) y a la evasión (escapar de la situación).

Más allá de la diversidad de opiniones, lo importante es que la toma de decisiones en la adolescencia es un proceso que no debe forzarse ni acelerarse.

Ante la incertidumbre de los jóvenes, lo mejor será brindar apoyo, escucharlos y guiarlos con afecto para que puedan lograr dejar atrás la indecisión.

La toma de decisiones en la adolescencia.

¿Cómo deciden los adolescentes sobre su futuro?

La toma de decisiones en la adolescencia no puede abordarse únicamente desde el plano biológico (donde hemos comprobado que la maduración cognitiva aún no es completa), sino que se trata de un aspecto biopsicosocial. Es decir, que las características personales del menor y su entorno también juegan un papel importante.

Si nos preguntamos “¿sobre qué deciden los adolescentes?” cabe mencionar que es su itinerario académico y la elección vocacional uno de los aspectos que más les preocupan y en los que encuentran mayores dificultades para decidir.

Sin embargo, en este proceso participan los progenitores (como referentes y fuente de apoyo emocional), el profesorado (con su influencia a través de la asignatura y la relación que establecen con los jóvenes) y, por supuesto, el grupo de iguales, que adquiere una gran relevancia en esta época y guía muchas de las decisiones de los adolescentes.

Factores personales como el autoconcepto, la motivación, los valores e intereses también hacen que el proceso de toma de decisiones varíe entre unos y otros jóvenes; y, por supuesto, su contexto cultural también influye. Por ejemplo, en la elección vocacional, la clase social a la que el joven pertenece impacta en su decisión a futuro.

Cómo guiar la toma de decisiones en la adolescencia

Dado que no existe un manual de padres ni tampoco un manual para hijos, lo mejor que se puede hacer es recurrir al diálogo. Una buena comunicación ayudará mucho tanto a padres como a hijos a entenderse y obtener los resultados que desean.

La toma de decisiones en la adolescencia requiere el apoyo de los padres. A continuación te brindamos algunos consejos:

  • Delimitar el tiempo puede contribuir a reducir los niveles de ansiedad que implica la toma de decisiones. Como padres es recomendable fijar el tiempo en el que el joven debe tomar la decisión sobre determinada situación.
  • Evitar la sobreprotección. Los padres deben resistirse a la salida rápida que significa decidir por sus hijos. La única forma en que ellos aprenderán a decidir será haciéndolo por ellos mismos. Es el único camino para ensayar el ser independientes.
  • Permitirse errar. El proceso de toma de decisiones en la adolescencia también es un aprendizaje para los padres. Cada vez más deben dejar a los hijos decidir sobre asuntos que hasta el momento habían estado bajo control parental.
  • Una de las mejores lecciones que puede dar un padre a sus hijos es que de los errores se aprende. La capacidad de no dejarse vencer por las decisiones equivocadas, sino aprender de ellas fortalecerá su capacidad de decidir en el futuro.
  • Mostrar interés sobre las decisiones que debe tomar el joven le dará la confianza de que no está solo. Este interés no debe convertirse en presión, debe respetarse el proceso del joven.
  • Dar el ejemplo y enseñar responsabilidad para asumir las consecuencias de los propios actos y cumplir con lo decidido son también enseñanzas primordiales en este proceso de aprender a tomar decisiones.
  • Ofrecer herramientas de gestión y control emocional a los jóvenes. De este modo, podrán lidiar con la impulsividad que les lleva a no tomar las mejores decisiones.
  • Trabajar la autoestima, el autoconcepto y la motivación también es fundamental. Para ello, puede utilizarse la reestructuración cognitiva, una técnica que permite identificar pensamientos limitantes (por ejemplo: nunca sacaré la nota que necesito) y sustituirlos por otros más adaptativos.
  • Cuando hablamos de la toma de decisiones respecto al futuro profesional, desde el centro educativo debe ofrecerse un acompañamiento integral. Se ha encontrado que aplicar programas estructurados que ayudan al joven a conocerse y reflexionar por sí mismo son de gran utilidad para los alumnos.

No es fácil asumir la toma de decisiones en la adolescencia, pero con apoyo, comprensión y tolerancia se convierte en un proceso de aprendizaje importante para un futuro adulto responsable.

Bibliografía

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