¿Hay niños que se enferman con más facilidad que otros? ¿Cuál es el promedio considerado normal en el año para que un niño se enferme? Estas preguntas son de las más frecuentes en los consultorios pediátricos, pues cuando los padres contabilizan las faltas totales en el año escolar que ha sufrido el pequeño por enfermedad, pueden encenderse todas sus alarmas.
Es normal que, entre el primer año de vida y los siete años de edad, los niños se enfermen con mucha frecuencia, pues sus sistemas inmunológicos se encuentran en un período de adaptación. Por lo tanto, es importante que prestemos atención, más que a la cantidad de veces que el niño se enferma, a qué refleja su estado físico general.
¿Hay niños que se enferman con más facilidad que otros?
Es una realidad que los niños pequeños suelen enfermarse con mucha frecuencia; si se contabilizan la cantidad de veces que el pequeño se decae en el año, es posible pensar que, tal vez, tenga un problema mayor de salud o que se enferme con más facilidad que otros niños.
Sin embargo, para llegar a conclusiones definitivas, se deben analizar varios datos que se remiten a las características innatas en el crecimiento de los niños. En primer lugar, un niño promedio que goza de buena salud se enferma un mínimo de 9 veces al año por alguna enfermedad viral respiratoria.
Ahora, si el niño está en edad escolar, o si en su hogar los adultos fuman cigarrillos, es posible que la cifra aumente a 12 o 13 enfermedades al año. Como se puede notar, la cifra es considerablemente elevada, pero se encuentra aún dentro de márgenes que se consideran normales para niños sanos.
Cómo se reconoce una enfermedad grave
Si un niño sano de entre el uno y siete años de vida llega a enfermarse hasta unas nueve veces al año por un ajuste en su sistema inmunológico o por la exposición a nuevos virus patógenos, ¿de qué manera pueden los padres diferenciar si el pequeño presenta un problema de salud mayor?
Un niño que se enferme presente esta cantidad de afecciones en un año, pero que además presente diarreas constantes, seborrea, hongos constantes en la piel o problemas de crecimiento, puede estar indicando que presenta una deficiencia en sus defensas.
Lo mismo ocurre si cualquiera de las manifestaciones gripales tienden a agravarse y se convierten en neumonías o meningitis; también si su cuerpo no responde al tratamiento con antibióticos, se puede decir que el niño presenta problemas de salud particulares que deben ser analizados por un médico especialista.
“Es normal que, entre el primer año de vida y los siete años de edad, los niños se enfermen con mucha frecuencia, pues sus sistemas inmunológicos se encuentran en un período de adaptación”
Diferencias entre problemas alérgicos y las inmunodeficiencias
Para determinar si un niño se enferma con mucha facilidad por problemas de inmunodeficiencias, es importante diferenciar si el organismo del pequeño no puede luchar contra los agentes virales o si sus manifestaciones son más bien resultado de cuadros alérgicos.
De allí se desprende que un niño alérgico pueda presentar tos casi todo el año, al igual que secreciones nasales o algún tipo de rinitis. La razón es que sus defensas responden exageradamente a los gérmenes y presentan síntomas que no necesariamente se vinculan a enfermedades graves.
Alimentos que ayudan a subir las defensas
Una alimentación completa y balanceada va a incidir positivamente en la salud de los niños; así, lograrán hacer frente a las enfermedades virales o que al menos las superen más rápidamente. También se debe tener especial atención con la dieta y los cuidados de los niños alérgicos para disminuir la frecuencia de los brotes virales.
Las recomendaciones de los nutricionistas se abocan siempre al consumo diario de al menos dos raciones de frutas y verduras, enfocándose en los cítricos como la naranja, el limón y la mandarina, que son ricos en vitamina C.
También se aconseja el consumo de frutos secos, cereales y legumbres dos veces por semana; yogur, miel y muchos líquidos para ayudar a reponer los valores de azúcar, la cual debe estar presente en la dieta con relativa frecuencia.
Por último, ten en cuenta que, si tu hijo está fuerte y enérgico, tiene buen apetito, no presenta una alteración alarmante en su salud y crece bien, no debes preocuparte si varias veces al año decae con alguna virosis. Esto se encuentra dentro del promedio de la mayoría de los niños en su etapa de desarrollo.