7 claves para fomentar la responsabilidad en los adolescentes

Fomentar la responsabilidad en los adolescentes puede ser todo un desafío. Se trata de una etapa en donde se cuestionan muchas reglas, en ese camino que recorre el joven al buscar contestar la pregunta «¿quién soy?». Sin embargo, conocer algunas claves puede ayudar a que el camino sea más fácil.

Descubre estas claves para trabajar la responsabilidad en los adolescentes

Vale la pena destacar que la responsabilidad es un valor que debe ponerse en práctica desde temprana edad. Es decir, siempre hay que considerar qué son capaces de hacer los chicos y exigirles acorde con sus posibilidades de cumplir. En caso contrario, cuando exigimos demás, corremos el riesgo de frustrarlos y que se sientan mal por no poder responder. A su vez, si exigimos de menos, subestimamos sus capacidades y no hay ningún desafío que los motive a superarse.

Ahora sí, te brindamos algunas de las recomendaciones para fomentar la responsabilidad en los adolescentes.

1. Establecer reglas

La responsabilidad es amiga de la claridad. Por eso, es importante que les comuniquemos a los jóvenes cuáles son las reglas innegociables y que consensuemos con ellos algunas otras. También, es importante advertirles cuáles son las consecuencias de no cumplir con lo acordado.

2. Mantener cierto orden y disciplina

Sugerir una rutina que permita prever algunos tiempos ayuda a que los jóvenes se puedan organizar y que aprendan a manejarse. Que los chicos aprendan a ser responsables implica también que sean capaces de reconocer hasta dónde son capaces de cumplir. Por ejemplo, también podemos enseñarles a que no se comprometan con muchas actividades o deportes para evitar sobrecargarse y estresarse.

3. Asociar la responsabilidad con las ventajas

Esta es también una forma de hacerles ver que su cumplimiento no tiene que ver con nuestro capricho, sino con su bienestar. Por ejemplo, si estudias para los exámenes en el período escolar, luego podrás disfrutar con tus amigos de unas vacaciones.

4. Darles tiempo y espacio para que ejecuten lo que les pedimos

Muchas veces, caemos en la tentación de realizar ciertas tareas por nosotros mismos, ya que no tenemos paciencia para esperar a que la resuelvan. En estos casos, lo que debemos hacer es asignarles tareas y darles un plazo para que las cumplan. Por ejemplo, puedes decirle «el viernes iremos al supermercado. Preciso que antes de ese día anotes en una lista lo que necesitas».

5. Reconocer cuando tienen el comportamiento esperado

Muchas veces, los adultos solemos remarcar únicamente los errores, ya que los comportamientos correctos debieran ser lo normal o lo esperado. Sin embargo, también conviene destacar cuando los jóvenes cumplen con sus compromisos. Sin dudas, esto los motivará a seguir por esa senda.

6. Mostrar coherencia en tus actos y palabras

Ser consistentes con aquello que decimos y hacemos es otra de las formas de ejercer la responsabilidad. Si los chicos incumplen, debemos ser capaces de mantener nuestra palabra. En este caso, aplicar las consecuencias no debe depender de nuestro humor del día («no le diré nada porque quiero evitar un problema»), sino de aquello que ya es conocido y consensuado por todos. De lo contrario, nuestra palabra pierde valor.

7. Ser un ejemplo

La responsabilidad también se aprende a través de modelos a seguir. Como adultos, podemos mostrarles cómo se practica esta virtud al honrar nuestros compromisos y obligaciones. Por ejemplo, respetar los horarios, avisar que no podremos asistir o cumplir con nuestros acuerdos, entre otras cosas.

Por otro lado, también es importante practicar la corresponsabilidad parental. Es decir, que los adultos a cargo sean capaces de distribuirse las tareas, de modo que los chicos aprendan sobre la base de modelos equitativos y colaborativos.

Responsabilidad y autonomía en la adolescencia

Este tema merece un apartado especial, ya que la adolescencia es un momento bisagra en la vida de las personas. Se trata de esa etapa en la que los chicos buscan su propio lugar en el mundo, al mismo tiempo que conviven con cierta desorientación y con una vorágine de cambios.

En este sentido, si bien las normas de convivencia deben ser claras, también tienen que ser lo suficientemente flexibles. Así, se podrán otorgar más permisos y permitir un nuevo margen de acción y experimentación. En la medida en que ellos cumplan con su parte, podremos confiar y permitirles más libertades.

Por último, debemos saber que la responsabilidad en los adolescentes es un ejercicio diario. Incluso la adolescencia es un período en donde los jóvenes están en la búsqueda de su identidad. Por lo cual, desafiar algunas normas es una forma de ponerse a prueba.

La responsabilidad, una prueba cotidiana

Fomentar la responsabilidad en la adolescencia no tiene que ver únicamente con realizar las tareas escolares o con implicarse en una buena convivencia. Se trata de desarrollar una habilidad que es esencial para el funcionamiento en sociedad. Esta es visible en acciones cotidianas y simples como devolver aquello que tomamos prestado, cumplir un horario o avisar si no podemos asistir a un lugar. Entonces es importante ayudarles a entender que todo funciona a través del ida y vuelta, del «dar y recibir».