El esquema de dominio-sumisión en el acoso escolar explica perfectamente el desequilibrio de poder existente entre el agresor y la víctima. Esto es clave para que un episodio de violencia entre estudiantes sea considerado como bullying.
Así, siempre que se da una situación de acoso escolar, la víctima se siente débil, indefensa y vulnerable, mientras que el acosador se siente fuerte y poderoso.
“Los acosadores escolares mantienen un patrón de dominación, opresión y acoso, sometiendo a la víctima en el temor, el miedo y el aislamiento”.
El esquema de dominio-sumisión en el acoso escolar
El hecho de que exista un desequilibrio de poder físico, social o psicológico entre la víctima y el acosador es imprescindible para que se den episodios de acoso escolar,ya que el estudiante agredido no está en las mismas condiciones para defenderse de los continuos ataques. Es decir, es una situación de desigualdad y de indefensión por parte de la víctima.
Esto se puede explicar a través del esquema de dominio-sumisión, según el cual el acosador atribuye a la víctima una serie de características, como:
- Debilidad.
- Escasas habilidades sociales.
- Responsabilidad en sus propias debilidades.
Y, a su vez, la víctima atribuye las siguientes características a su agresor:
- Prepotencia.
- Amplias habilidades sociales.
- Poder.
- Invulnerabilidad.
Esto permite el mantenimiento de un cierto malentendido sobre la vulnerabilidad de la víctima y la impunidad del agresor que permite el mantenimiento del fenómeno del abuso. Pero el fenómeno del bullying no consiste en una relación bilateral, sino trilateral. Es decir, hay tres agentes implicados:
- Las víctimas.
- Los acosadores.
- Los testigos.
De este modo, todos ellos interactúan entre sí de forma positiva o negativa. Esta relación trilateral se mantiene mediante la ley del silencio y la condena pública del delator o chivato.
Las relaciones que se establecen en el esquema de dominio-sumisión
En el esquema de dominio-sumisión se crean los siguientes vínculos:
- Víctima-agresor. Entre estos estudiantes se establece una relación de dominio y sumisión, que ya hemos comentado anteriormente.
- Testigo-víctima. Esta relación se crea cuando los espectadores rompen el desequilibrio de poder existente en el acoso escolar, por lo que los testigos actúan como defensores de la víctima, rechazando la violencia ejercida por el acosador y su grupo de cómplices.
- Testigo-agresor. Entre estos dos agentes se establece un vínculo tóxico y negativo, puesto que los testigos apoyan, de algún modo, las conductas violentas realizadas por los acosadores, de forma que los compañeros asumen uno de los siguientes roles:
- Reforzadores: cuando mantienen el silencio y se muestran pasivos, aprobando y reforzando, así, los comportamiento propios del bullying.
- Colaboradores: cuando se unen al acoso y llevan a cabo conductas directas de maltrato y vejación hacia la víctima.
El colegio ante el esquema de dominio-sumisión en el acoso escolar
Muchas veces, las escuelas y los profesores comenten los siguientes errores con respecto al tratamiento del acoso escolar:
- Minimizar la importancia que tiene el fenómeno del acoso escolar.
- Mantener una actitud de pasividad ante el bullying y su prevención.
- No poner en práctica metodologías de apoyo y respeto a la diversidad.
- No esforzarse por fomentar en el aula un clima de convivencia y cooperación.
Pero, realmente, el colegio puede evitar que se produzca el esquema de dominio-sumisión entre el alumnado. Para ello, hay que huir de los métodos tradicionales de enseñanza y apostar por otros más innovadores, de forma que, además del desarrollo de las competencias académicas, se enseñen contenidos relacionados con la inteligencia emocional.
Por tanto, el sistema educativo tiene la responsabilidad de desarrollar en los niños:
- La empatía.
- El autocontrol.
- La toma responsable de descisiones.
- La asertividad.
- Las habilidades sociales y de la comunicación.
- La resolución de problemas a través de la negociación o la mediación.
“La educación es la vacuna contra la violencia”.
-Benjamin Franklin-
Bibliografía
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- Betancourt, A. (2014). Prevención del acoso escolar: Bullying y Ciberbullying. Costa Rica: Instituto Interamericano de Derechos Humanos.
- Garaigordobil, M. (2011). El maltrato entre iguales: definición, prevalencia, consecuencias, identificación e intervención. San Sebastián: Universidad del País Vasco.
- Ortega, R. y Mora-Merchán, J. A. (2008). Las redes de iguales y el fenómeno del acoso escolar: explorando el esquema dominio-sumisión. Infancia y aprendizaje, 31(4), 515-528.