Los adolescentes suelen cometer una serie de errores de nutrición que pueden llegar a impactar negativamente sobre la salud futura. Es importante conocerlos para evitarlos y fomentar así los buenos hábitos desde las primeras etapas de la vida. Hablamos de un momento de gran desarrollo, por lo que será crucial garantizar un aporte óptimo de nutrientes de calidad.
Antes de comenzar hemos de destacar que en la actualidad las rutinas de alimentación se ven muy influidas por la exposición a los medios de comunicación y por el poder de la industria. Existe mucha desinformación al respecto, lo que hace que se asienten mitos que pueden llegar a jugarnos una mala pasada. Consultar con un profesional de la nutrición puede ayudar a optimizar la pauta.
Errores de nutrición en adolescentes
Vamos a comentar los principales errores de nutrición en adolescentes. Puede que muchos de ellos se arrastren desde la infancia, por lo que será necesario promover una correcta educación durante las primeras etapas de la vida.
1. No beber agua
Los adolescentes suelen beber poca agua y abusar de los refrescos. Estos productos concentran una cantidad muy elevada de azúcares simples en su interior. Su ingesta de forma regular es capaz de causar daños a nivel metabólico con el paso de los años y de incrementar el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Current Diabetes Reports.
Todavía se vuelve más preocupante el asunto cuando hablamos de consumo de alcohol, también frecuente entre los adolescentes. Esta sustancia se considera tóxica, independientemente de la dosis consumida, ya que afecta al desarrollo cerebral y aumenta la incidencia de patologías neurodegenerativas. Del mismo modo, consigue alterar el equilibrio hormonal en el medio interno. Las bebidas con alcohol se consideran muy dañinas y lo mejor es evitarlas.
2. Abusar de los ultraprocesados
Tanto en los desayunos como en los refrigerios, los adolescentes suelen consumir ultraprocesados de tipo industrial. Estos productos cuentan en su interior con grasas trans y con aditivos artificiales de baja calidad. Dichos lípidos son capaces de aumentar los niveles inflamatorios en el medio interno y de incrementar así la predisposición al desarrollo de enfermedades crónicas. Un estudio publicado en la revista BMJ lo confirma.
En lugar de estos comestibles, sería positivo asegurar en el desayuno y en la merienda alimentos con alta densidad nutricional. Ejemplos pueden ser los lácteos, los frutos secos, las cremas de legumbres o los vegetales, entre otros. Existen varias alternativas fáciles de preparar que aportan carbohidratos complejos y proteínas de calidad.
3. Comer poco pescado
A los niños y a los adolescentes no les gusta mucho comer pescado, fundamentalmente por las espinas. Pero han de acostumbrarse a introducir este alimento en la dieta, ya que cuenta con varios beneficios para la salud. Por una parte, cuenta en su interior con proteínas de la más alta calidad. Asimismo, concentra lípidos de la serie omega 3, elementos que son determinantes para evitar un descontrol a nivel inflamatorio.
Una buena alternativa es comenzar por aquellos pescados con menor porcentaje de espinas, como el salmón o el atún. Poco a poco se podrá ir incrementando el espectro. De la misma manera, conviene variar en cuanto a métodos de cocción. No hay que abusar de los enlatados, ya que podrían aportar cantidades demasiado altas de metales pesados que se acumulen en el interior del organismo.
4. Consumir pocos vegetales
Para terminar, es clave destacar que los adolescentes suelen comer pocos vegetales. Los expertos en nutrición aconsejan que cada día aparezcan entre 3 y 5 raciones de frutas y verduras para mantener un buen estado de salud. Estos aportan elementos antioxidantes que mantendrán la inflamación bajo control y ayudarán a evitar la génesis de problemas complejos.
Cuidado con los errores de nutrición en adolescentes
Ahora ya conoces cuáles son los principales errores de nutrición en los adolescentes. Es importante promover una buena educación alimentaria durante la infancia para evitar deficiencias en un futuro condicionadas por una dieta mal planteada. Además, si se ofrecen alimentos diversos desde las primeras etapas de la vida, el riesgo de rechazo posterior será menor.
Por último, hay que destacar que no solo importa la alimentación cuando hablamos de salud. Es clave también focalizar en otros hábitos, como la práctica de ejercicio físico. De manera regular se debe entrenar la fuerza para conseguir que la masa muscular se encuentre en un estado funcional.
Bibliografía
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- Yoshida, Y., & Simoes, E. J. (2018). Sugar-Sweetened Beverage, Obesity, and Type 2 Diabetes in Children and Adolescents: Policies, Taxation, and Programs. Current diabetes reports, 18(6), 31. https://doi.org/10.1007/s11892-018-1004-6
- de Souza, R. J., Mente, A., Maroleanu, A., Cozma, A. I., Ha, V., Kishibe, T., Uleryk, E., Budylowski, P., Schünemann, H., Beyene, J., & Anand, S. S. (2015). Intake of saturated and trans unsaturated fatty acids and risk of all cause mortality, cardiovascular disease, and type 2 diabetes: systematic review and meta-analysis of observational studies. BMJ (Clinical research ed.), 351, h3978. https://doi.org/10.1136/bmj.h3978