El límite entre la valentía y la imprudencia es una fina y débil línea que se tuerce con facilidad, sobre todo, durante la adolescencia.
Y es que en esa etapa se es intrépido, sagaz…
Los adolescentes viven su vida como si mañana fuera a acabárseles, por tal motivo, intentan aprovecharla al máximo, aunque ese máximo a veces suponga un gran riesgo.
Cuando se tiene 13, 14, 15… el límite entre la valentía y la imprudencia se ve bastante difuso.
Por ese motivo, en eres mamá te alumbramos.
Alejándote de la sobreprotección…
Enseña a tu hijo la importancia de buscar un equilibrio en sus acciones para ser tan valiente como sus años juveniles le exigen sin cometer actos imprudentes que le cuesten su porvenir.
Explícale al niño lo que es la valentía
La valentía nos enseña a dominar nuestros miedos y a sobreponernos ante el peligro.
Sin ella podríamos fracasar en los momentos difíciles y perder la noción de la justicia y el deber.
Actuaríamos como cobardes y nos convertiríamos en aquellos humanos que regularmente, censuramos.
Todos sabemos que con valentía se logran proezas.
Pero debes saber y sobre todo, mostrarle a tu hijo, que son valientes aquellos que no se amilanan ante las dificultades, ni se dejan vencer al ver sus sueños frustrados.
Son valerosos quienes se levantan de las caídas que parecen letales.
Valiente, es el hombre fuerte de espíritu que llega más lejos incluso de lo que es capaz de imaginar.
¿Por qué durante la adolescencia se cometen actos imprudentes?
No pocas veces los adolescentes se atemorizan con hacer el ridículo ante sus compañeros y para hacerles ver lo superdotados que son se lanzan cuesta abajo sin importarles nada más.
Un amigo los reta en el peligro y para no demostrar cobardía aceptan la prueba aunque el sentido común les indique lo contrario.
Los adolescentes necesitan de la aceptación de quienes le rodean, ser parte del “grupo”, encajar en él y para eso, muchos de ellos son capaces hasta de ponerse en peligro.
Enseña a tu hijo el límite entre la valentía y la imprudencia
Mamá, enseña a tu hijo a mantenerse siempre seguro de sí mismo y confiar en su sensatez.
Muéstrale que eso no significa timidez o cobardía, sino pura inteligencia en todos los sentidos de la palabra.
Hazle entender que aun cuando sus amigos sean capaces de realizar hazañas estupendas, la mayoría de las veces el premio se lo lleva el muchacho más sensato.
Que sepa que en no pocas ocasiones la imprudencia se disfraza de valentía y pone a prueba nuestro juicio.
Hazle saber que nada en el mundo vale más que su bienestar e integridad física. Que no es cobardía la precaución, ni valentía el desatino.
Enséñale a tu hijo a ser parte del grupo sin someterse al peligro.
De nada vale que, con las manos en la cabeza y los ojos casi fuera de sus órbitas, le grites al verlo colgarse detrás de los autos mientras anda en bicicleta o cuando se precipita de la roca más alta cuando va a un río.
Edúcalo desde este minuto para que en vez de dejarse persuadir por los otros, sea él quien convenza a sus compañeros a tener precaución en sus actos.
Dile a tu hijo que cometer hechos peligrosos por gusto, obrar sin estar seguro, hacer, cuando carece del conocimiento necesario… no es valentía.
Dile que jugar con armas blancas, fumar, beber alcohol o consumir cualquier otra droga no son actos de valentía sino muestras de una gran estupidez.
Pero no te le impongas, convéncelo de que la adrenalina que experimenta al colgarse de las copas más altas de los árboles o cuando anda en patineta por donde no debe, puede dejarlo lisiado para toda la vida.
Reflexionen juntos y pongan en una balanza los pros y los contras de este tema.
Sabemos que por su estatus de adolescente va a serles difícil negociar y llegar a un acuerdo mutuo. Pero estamos seguros de que con tu cariño, comprensión y el amor y el respeto que él te tiene, van a lograrlo.