El pensamiento pedagógico de Pestalozzi

El pensamiento pedagógico de Pestalozzi es considerado una referencia en la educación popular moderna. Nacido en Zurich el 12 de enero de 1746, Johann Heinrich Pestalozzi fue un influyente maestro y pensador. Creía que la solución a las condiciones de desigualdad y la pobreza en la sociedad se podían enfrentar con una buena educación.

Su pensamiento se inscribe en el marco de un movimiento cultural e intelectual desarrollado en el siglo XVIII, principalmente en Europa, conocido como la ‘Ilustración’. Su finalidad era demostrar que la razón y el conocimiento humano podían combatir la ignorancia y conseguir un mundo mejor, inspirando, así, profundos cambios sociales y culturales, como la Revolución Francesa. A continuación, te contamos más sobre el tema.

Orígenes y primeras experiencias

Su primera experiencia pedagógica comienza en una granja cercana al cantón de Argovia (Suiza), en 1769, a la que llamaría Neuhof (Granja Nueva). En esta granja enseña a niños pobres y huérfanos a trabajar con el hilado y el tejido del algodón en un contexto muy marcado por la crisis económica y social en Europa.

Pestalozzi da por terminada su experiencia de Neuhof cuando reconoce su error de introducir a la infancia en el mundo productivo. Se dedica, entonces, al mundo literario bajo el influjo de las ideas propias del Iluminismo. Se inspira en uno de los principales representantes del movimiento, Jean Jacques Rousseau, publicando una de sus obras más importantes, Leonardo y Gertrudis, un libro para el pueblo (1781).

Más tarde, se traslada a Stans (Suiza) con el objetivo de cuidar a los niños huérfanos de la guerra, y es donde gesta su teoría educativa de la «intuición», creando, luego, un colegio para la formación de educadores bajo los principios fundamentales de su método.

Su pensamiento pedagógico aparece recogido en algunas de sus obras, por ejemplo en Método de Pestalozzi (1800), en Cómo Gertrudis enseña a sus hijos (1801), obra en la que exalta la labor educativa de las madres, y en El ABC de la intuición (1803).

Por último, en Yverdon (Suiza) en 1805 establece un instituto de educación en régimen de internado para la preparación del magisterio. En este se aplicaban los principios pestalozzianos que definían un espíritu renovador de la educación y el éxito atrajo alumnos provenientes de distintos países.

Ideas centrales del pensamiento pedagógico de Pestalozzi

El maestro ginebrino propone el desarrollo de los niños a través de la apreciación sensible, la espontaneidad y la naturalidad frente a la memorización y los conceptos abstractos. Privilegia la «intuición» y declara que el niño debe recibir ilustraciones tomadas de la realidad y no reglas elaboradas por abstracción: que se ha de enseñar por cosas más que por palabras.

Claves de su método

Para Pestalozzi el aprendizaje y la creatividad dependen del contexto social de cada ser individual. Por tanto, las materias escolares no son más importantes que las oportunidades que tiene una persona para desarrollar su potencial creador, un rasgo que presenta este artículo de la revista Pedagogía y Saberes. Destaquemos a continuación otros aspectos.

• Pestalozzi despliega un método científico para la educación infantil. Sostiene que la educación no se produce de forma espontánea, sino que requiere de ayuda externa. Esta le debe permitir a los niños hacer uso de sus sentidos y facultades intuitivas para ver el mundo. Para lo cual, hay que proceder de un modo natural e intuitivo, siguiendo y respetando el curso propio del desarrollo infantil.
• Propugna la necesidad de una educación en el ambiente familiar, donde las madres tienen una amorosa responsabilidad. El rol de la madre en la educación es cardinal, llegó a escribir Pestalozzi. En «Cartas dirigidas a las madres» promueve la práctica educativa de las madres y la intención de asesorarlas y guiarlas en su rol de mediadoras. Así lo explica este estudio en Revistas de Investigación.
• Promueve la coeducación, es decir, una educación mixta. Plantea, además, la enseñanza de moral y religión, que debían iniciarse en el ambiente familiar y continuarse en la escuela.
• Incentiva una educación basada en la adquisición del conocimiento en interacción con el ambiente. Esto indica que antepone la práctica y la experiencia a una educación teórica basada solo en los libros. De hecho, la vida campesina era para él un ámbito de aprendizaje y le otorgó a los oficios importancia formativa.
• Defiende la existencia y necesidad de la creación de instituciones para niños carentes de recursos económicos.

«¡Sí! Diría yo, la madre está dotada y dotada por el Creador mismo para convertirse en el agente principal en el desenvolvimiento del niño.»

Johann Heinrich Pestalozzi, en Cartas sobre educación infantil

Principios didácticos de su método

Para Pestalozzi la perfección de la condición humana debe avanzar de manera simultánea en tres dimensiones: cabeza, corazón y mano, esto es, intelecto, competencias pedagógicas y valores, creencias y emociones. De ahí que sus principios se enfocaran en las siguientes acciones.

• Enseñar los números a partir de los conocimientos previos de los niños y desde lo más simple a lo más complejo.
• Utilizar materiales concretos para practicar los ejercicios, como tablillas con números.
• Empezar a aprender el lenguaje con el sonido de las palabras y su unión en frases. Y poco a poco, introducir nuevo vocabulario y ejercitar a los niños con conversaciones sencillas.
• Fortalecer el lenguaje por medio de la lectura y la escritura.
• Desarrollar la memoria de los niños a través de explicaciones sencillas de objetos y materiales, priorizando las descripciones para trabajar la percepción de estos.
• Emplear el dibujo para aprender a medir y a reproducir los objetos puestos ante la vista. Asimismo, ejercitar el movimiento de la mano, lo cual sienta las bases para la escritura.
• Incidir en la resistencia corporal a través de la educación física.

Consideraciones finales

Igual que otros grandes filósofos de su época como Rousseau o Fröbel, el pensamiento pedagógico de Pestalozzi significó un gran avance. El educador suizo consideró la infancia una etapa con identidad propia en la que el niño no es un sujeto pasivo al que se le deba dotar de conocimientos.

En tal sentido, contribuyó a afianzar la idea de que los niños, con la mediación de los adultos, deben poder, por sí mismos, descubrir el mundo, y así aprender a pensarlo. Nos legó la importancia del trabajo y el juego, de la mujer como educadora, de la familia y la comunidad, y de la tierra para el cultivo y los oficios.