Disquecia del lactante: todo lo que necesitas saber

Si tu bebé se pone rojo, intranquilo e irritable antes de evacuar, es probable que sufra disquecia del lactante. En este artículo te explicamos sus principales características.
Disquecia del lactante: todo lo que necesitas saber
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 agosto, 2022

La disquecia del lactante es un malestar que puede ser común durante las primeras semanas de vida del recién nacido. No es una patología en sí ni es un síntoma de ninguna enfermedad; no obstante, es un estado bastante molesto para el recién nacido.

Un artículo publicado en Archivos de Medicina explica que algunos bebés no desarrollan rápidamente el reflejo de evacuación, por lo que es una condición relativamente común en los primeros meses de vida. Una combinación de paciencia, buenas prácticas en el hogar y la ayuda del pediatra es suficiente para afrontar la disquecia infantil.

Un trastorno que no debe confundirse con el estreñimiento

La disquecia del lactante es el asincronismo que se produce entre el deseo de defecar que siente el bebé y su capacidad para lograrlo. Es la desconexión entre la acción y su resultado, y médicamente se debe a la falta de coordinación entre la relajación del esfínter anal y el aumento de la presión abdominal.

Dicho de otra manera, es cuando ves que tu hijo quiere hacer sus necesidades y empuja, se encoge y se pone colorado, pero su esfínter anal se cierra y no consigue saciar esa necesidad. Esto puede hacer que tengan llanto incontrolable, algo que lógicamente pone ansiosos a los padres.

A diferencia de lo que algunos creen, disquecia no es sinónimo de estreñimiento, ya que la primera se produce por la inmadurez del sistema excretor y no tiene nada que ver con los alimentos y la cantidad de los mismos que el niño ingiera, como sí ocurre con el segundo trastorno. Por eso también se le conoce como el falso estreñimiento.

Cuando un niño padece de estreñimiento es porque sus heces son secas, duras y se vuelven difíciles de expulsar; en cambio, en el caso de la disquecia las heces son suaves y muy blandas, como las de todos los lactantes, solo que no salen por el ano porque el niño no logra relajarse y abrir el esfínter.

Un recién nacido puede llorar por numerosos motivos.

Otra característica que te ayudará a diferenciar la disquecia del estreñimiento es que cuando el niño está estreñido realiza pocas o ninguna deposición durante todo el día. Sin embargo, cuando hay disquecia las deposiciones son normales (debido al reflejo gastrocólico, que hace que evacúen poco tiempo después de recibir alimentación), tal y como sucede con cualquier otro bebé que solo se alimenta de fórmulas o leche materna.

¿Cómo saber que el niño está sufriendo una disquecia?

Para saber que tu hijo está sufriendo una disquecia puedes apoyarte en estas dos señales:

  1. Lo verás adoptar la posición acostumbrada para hacer sus deposiciones y se comportará tal y como si fuera a saciar su necesidad, solo que tardará mucho en lograr su propósito y terminará llorando con desconsuelo. Al abrir un poco sus nalgas podrás ver que su ano está completamente cerrado.
  2. Una vez que logre hacer sus necesidades verás que estas son blandas y casi líquidas.

“La disquecia del lactante se produce cuando el niño quiere defecar pero su organismo, todavía inmaduro, no sabe cómo hacerlo”

¿Qué se puede hacer para poner fin al problema?

La disquecia suele resolverse con el tiempo, cuando el sistema digestivo madura y el niño puede relajar su esfínter para que las heces salgan sin problemas.

No es necesario alargar, acortar la toma de leche o cambiar hacia otros alimentos; en pocas semanas el bebé superará solo el problema. Ahora bien, para calmar el padecimiento y mejorar su calidad de vida, te recomendamos que procedas de la siguiente forma.

1. Consuélalo

Lo primero de todo es que tu bebé pueda relajarse. Para ello, la mejor manera es que, como su madre que eres, lo intentes calmar. Cualquier muestra de cariño por tu parte hará que se tranquilice y poco a poco su esfínter se abra, incluyendo el uso de música relajante.

2. Dale pecho para que se tranquilice

Si notas al pequeño demasiado agitado intentando evacuar, vale la pena que empieces una sesión de lactancia materna. Esto ayudará a que se tranquilice y poco a poco se vaya relajando el esfínter anal.

3. Flexiona sus piernas hacia su vientre

Aunque los bebés nacen con las piernas casi flexionadas sobre su vientre, para ayudarlo a expulsar sus heces puedes acentuar esta postura. Con delicadeza lleva sus piernas hacia su abdomen de manera que las propias heces presionen un poco el esfínter y este se abra.

Los cólicos en el bebé provocan que llore especialmente por las noches.

La disquecia del lactante: todo lo que no debes hacer

La disquecia del lactante será un mal pasajero siempre y cuando tomes en cuenta los consejos que te brindamos.

Además, es importante que evites las infusiones, los laxantes y los masajes en su vientre si es que nunca se los has dado y no sabes cómo hacerlo, así como el estímulo en el ano con la yema de tus dedos o termómetros. Este último procedimiento puede ser efectivo en el momento, pero será perjudicial para tu hijo a largo plazo porque puede acostumbrarlo a hacer sus necesidades solo cuando reciba el estímulo.

Si te sientes incapaz de lidiar con este trastorno digestivo o crees que tu hijo necesita una revisión médica, no dudes en acudir a su pediatra, él te dirá cómo actuar de la mejor manera.


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