Dieta durante la gastroenteritis
La gastroenteritis es una infección gastrointestinal producida por un virus. Se caracteriza por la aparición de náuseas, vómitos y diarrea. Dados los síntomas producidos, se reduce el apetito y se suelen comer alimentos de fácil digestión. Es lo que se conoce como dieta blanda. Sin embargo, la mayoría suele cometer errores respecto a la dieta durante la gastroenteritis.
Dieta durante la gastroenteritis
Reposición de líquidos, el primer objetivo de la dieta durante la gastroenteritis
En primer lugar, es importante reponer los líquidos perdidos por la diarrea y los vómitos frecuentes (más de tres veces en un día). ¿Cómo se hace? Mediante el agua, las infusiones, el agua de arroz o el caldo desgrasado, por ejemplo.
También se recomienda consumir los electrolitos a través de una solución oral de suero fisiológico. La razón es que aporta potasio, el mineral que eliminamos en mayor cantidad, en este caso, y bajas cantidades de sodio y glucosa. ¿Lo has usado alguna vez? Lo más probable es que hayas recurrido por consejo o desconocimiento a las bebidas isotónicas.
Sin embargo, aunque contengan electrolitos, estas poseen un alto contenido en sodio y azúcar. De esta manera, la diarrea empeora, ya que se altera el equilibrio sodio-potasio del organismo y se estimula el tracto digestivo. Por esta razón, las bebidas isotónicas como el Aquarius, entre otras, no son recomendables.
Si no se realiza adecuadamente la reposición, conlleva a la deshidratación, y se pone en peligro el funcionamiento del cuerpo y hasta la muerte, si no se detecta a tiempo. Asimismo, antes de comentar la dieta a seguir, es necesario suplementar el zinc en casos de déficit.
Alimentación
La recomendación por excelencia es comer en cuanto nos sintamos mejor y tengamos hambre. Por norma general, se realiza una dieta en la que apenas se secreten jugos gástricos y se reduzca la velocidad a lo largo de todo el tubo digestivo. Por lo tanto, incluye alimentos bajos en fibra, sin lactosa ni grasas. Incluso, se evitan los alimentos ácidos y picantes que irritan la mucosa digestiva.
Algunos de los alimentos aconsejados son:
- Los cereales refinados (arroz, patata y pasta cocidos y el pan).
- La carne y el pescado blancos, como el pollo, el conejo, la dorada, la lubina, el lenguado, etc.
- Puedes probar la tolerancia al huevo empezando por la clara y luego entero.
- Los yogures naturales, el requesón y el queso fresco (entero o batido).
- Las verduras y hortalizas cocidas y bajas en fibra, como la zanahoria, la calabaza y el calabacín.
- La manzana o la pera cocidas, asadas o en compota, o el plátano bien maduro.
- En cuanto remitan las molestias en el estómago, probar con pequeñas cantidades de legumbres cocidas, trituradas y peladas, como las lentejas y los guisantes. O bien el tofu blanco y sin condimentos.
En cambio, evitaremos los cereales integrales, el pescado azul, la leche, el queso curado y cremoso, todas las crucíferas (col, coliflor, brócoli, etc), el puerro, los espárragos, la cebolla, las verduras crudas en ensalada, las frutas crudas, los cítricos y las legumbres (enteras y, especialmente, los garbanzos y las alubias).
Otras medidas investigadas: probióticos y prebióticos
Tanto la Academia Americana de Pediatria como la ESPGHAN (Sociedad Europea Gastroenterología y Hepatología Pediátrica y Nutrición) coinciden en evitar el uso de probióticos de manera rutinaria.
Además, existe controversia en los estudios por la cepa, la dosis y la duración, por lo que no es extrapolable salvo en los casos producidos por tomar antibióticos. En este último caso, Saccharomyces boulardii NCM I-745 y Lactobacillus rhamnosus GG son los que han mostrado buenos resultados y se han estudiado en profundidad.
Llegados a este punto, recuerda que la reposición líquida y electrolítica son claves para la recuperación, sobre todo en bebés, niños, embarazadas y ancianos. Y, por último, permanece en reposo mientras te sientas cansado y la frecuencia en ir al baño sea elevada.
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