Los niños atraviesan diversos miedos evolutivos a lo largo de su crecimiento. Estos temores, adecuados a su nivel de desarrollo, no suponen un problema ni requieren de una intervención. Sin embargo, cuando el miedo es excesivo, inadecuado o interfiere en su vida diaria, podemos encontrarnos ante una fobia. Uno de los tratamientos más eficaces para abordar este tipo de trastornos es la desensibilización sistemática (DS) de la que hablaremos en este artículo.
La técnica más conocida en el tratamiento de las fobias es la exposición, la cual consiste en que el niño se enfrente gradualmente a las situaciones temidas. La DS comparte este componente esencial con la exposición, sin embargo, añade algunos elementos que la hacen ser más fácilmente aceptada por los niños.
¿En qué consiste la desensibilización sistemática?
Esta técnica de modificación de conducta fue propuesta por Wolpe en los años 50. Se basa en el condicionamiento clásico y utiliza los principios del mismo para eliminar la ansiedad y las conductas de evitación. Se entiende que, en las fobias, un determinado estímulo neutro queda condicionado (por asociación con otro) y comienza a provocar una una respuesta de ansiedad.
Por ejemplo, un niño que comienza a sentir fobia a los perros tras ser mordido por uno. En un principio, el perro no generaba ninguna emoción negativa en el infante. Sin embargo, tras asociarlo con el dolor de la mordedura, el perro comienza a generar un miedo elevado. Además, debido a este temor, el niño evitará a toda costa entrar en contacto con un can de ahora en adelante.
La DS propone realizar un contra-condicionamiento, de forma que el perro pierda su cualidad negativa adquirida. Para lograrlo, se trata de asociar dicho estímulo (el perro, en este caso) con una respuesta que sea incompatible con el miedo y la ansiedad. Es decir, si hacemos que el infante relacione al perro con una emoción agradable, será imposible que siga asociándolo con el temor.
Desensibilización sistemática paso a paso
1. Elección de la respuesta incompatible
En primer lugar, es necesario seleccionar aquella respuesta incompatible con la ansiedad que vamos a emplear. Generalmente, se suele trabajar con la relajación, aunque es posible utilizar cualquier emoción o respuesta que cumpla la misma función. Para lograr este estado de relajación, es común emplear la técnica de relajación muscular progresiva de Jacobson.
En ella se enseña a la persona a diferenciar la sensación de tensión/distensión en sus distintos grupos musculares. Y se le entrena para que sea capaz de detectar la tensión en ellos y disolverla. Se requiere una cierta práctica hasta conseguir manejar adecuadamente esta técnica, por lo que esta será la tarea prioritaria.
2. Elaboración de una jerarquía de estímulos
El siguiente paso consiste en confeccionar una lista de las situaciones que provocan ansiedad en el niño y ordenarlas jerárquicamente. Es decir, se le atribuye un valor a cada una en función del temor que le genera al pequeño y, a continuación, se ordenan de menor a mayor. Siguiendo con el ejemplo anterior, la jerarquía podría ir desde ver a un perro pequeño en la televisión hasta acariciar a un perro grande por la calle.
3. Proceso de desensibilización
Por último, se comienzan las sesiones de desensibilización propiamente dichas. Para ello, se pide al niño que emplee la técnica de Jacobson hasta que se encuentre totalmente relajado. A continuación se le invita a que imagine la escena de menor valor de su escala (la que menos temor le genera) y que mantenga esa imagen en su mente.
El estado de relajación en el que se encuentra impedirá la aparición de la ansiedad. Y, una vez que se ha logrado presentar un estímulo (o situación) en la imaginación durante tres veces consecutivas sin que aparezca ansiedad, se pasa al siguiente ítem de la lista.
Consideraciones sobre la desensibilización sistemática
Este procedimiento es mejor tolerado por los niños que la exposición, puesto que la situación temida se presenta en imaginación y no en directo. Además, porque se les proporciona una herramienta (la relajación) para hacer frente a la ansiedad.
No obstante, hay que tener en cuenta que la DS solo puede aplicarse en niños mayores, capaces de visualizar correctamente las imágenes y capaces de seguir el procedimiento de relajación. En niños más pequeños es preferible emplear las imágenes emotivas.
Bibliografía
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- Schwarz, A., & Schwarz, A. (2017). Relajación muscular progresiva de Jacobson. Editorial HISPANO EUROPEA.
- Pastor, J. F. S. (1987). La desensibilización sistemática treinta años después (Doctoral dissertation, Universitat de València).