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La hipersexualización de las niñas es un proceso que se ha dado en los últimos tiempos con mayor contundencia y aprobación general, pero se trata de una situación riesgosa en la cual se exalta de sexualidad de las pequeñas sin necesidad de esto. Los medios se han encargado de presentar a niñas en actividades de adultos, maquilladas, usando tacones y preocupándose por elementos estéticos fuera de su edad.
Tanto el vestuario como la actitud de las niñas tienden a ser sexualizados de manera ilógica, pues el propósito es que no luzcan como niñas si no como adultas. En tal sentido, al parecer se crea una especie de objeto para atraer a un mercado fashionista que deja casi sin efecto la verdadera esencia infantil.
La moda de las niñas hipersexualizadas crece a medida que las madres comienzan a dar argumento a la explotación comercial que los medios hacen de este patrón, lo cual se evidencia en la creación de concursos y programas basados en la competencia de belleza, modelaje, publicidad, baile y cualquier contenido para nada inofensivo.
Es imposible que una niña comience a ser víctima de la hipersexualización sin la aprobación de sus padres o sin que la madre esté de acuerdo y sea cómplice. Por lo general es la madre quien siente interés en que su hija se presente como princesa, tal vez por el orgullo de verla lucir más hermosa, quizá por hacer realidad su propio sueño frustrado o porque sencillamente siga sus pasos.
Lo cierto es que desde cualquier ángulo, se puede establecer la responsabilidad principal de los progenitores; lo cual es mucho más grave si se tratara de un interés económico o se hace para complacer los caprichos de las pequeñas. Sin embargo, queda claro que cada padre tiene la última palabra sobre las decisiones que tome con su hijo.
Las madres somos el primer modelo de feminidad que tienen las niñas, por eso es importante que decidamos qué ejemplo queremos darles, si evitamos la hipersexualización en nosotras mismas, podemos ayudar mucho a nuestras niñas. Por su lado, el padre como figura masculina principal debe manifestar que valora a la mujer como lo que es y no como un objeto.
Según los expertos, las consecuencias de la hipersexualización pueden ser terribles en cuanto a su desarrollo, sobre todo porque se les podría estar vendiendo como un “objeto sexual”. La doctora Soledad Muruaga, co fundadora de la Asociación de Mujeres para la Salud, AMS, expone que las niñas son abusadas en muchos aspectos durante su preparación para este fin.
Uno de los principales motivos de preocupación para la AMS, es que las niñas van concibiendo patrones de origen sexual de una manera natural, lo cual las hace vulnerables ante los posibles ataques. Es decir, comienzan a ser tratadas como objetos de exhibición, donde lo más importante es lucir bien y ser observadas con “admiración”.