
¿Cómo transmitir el espíritu de la Navidad a los niños? Es muy difícil no ilusionarse con este momento mágico del año. Sin embargo, muchos niños no consiguen contagiarse del espíritu de estas fechas. Es más, muchos de ellos solo esperan…
La sexualidad es un tema muy atrapante para niños y jóvenes: plantea muchas cuestiones a las que no saben responder. El rol de los padres en este sentido es esencial. Ellos deben ofrecer los conocimientos para que sus hijos desarrollen una sexualidad sana.
Los niños son curiosos por naturaleza y, por supuesto, su anatomía no es un detalle al que no presten atención. Desde pequeños tendrán cierto interés en conocer cuál es la diferencia entre los sexos y el por qué de cada parte de su cuerpo. Te contamos qué aspectos debes considerar para transmitir una sexualidad sana a tu hijo.
La educación sexual no es una responsabilidad exclusiva de la escuela. Esta debe comenzar en la casa; como máximos confidentes del infante, los padres han de introducirlo con mucho tacto en un tema que puede causar incomodidad para todos.
Lamentablemente, sin embargo, esta premisa no siempre se cumple. La mayoría de los jóvenes no reciben educación sexual de parte de sus padres, y esto puede llevarlos a actuar desinformados y a correr riesgos innecesarios.
Con respecto a la edad para iniciarla, por lo general los niños comienzan a plantear este tipo de preguntas cuando tienen 2 o 3 años de edad. En ese momento, es importante que los padres contesten con la pura verdad; es decir, llamar a las cosas por su nombre y explicar para qué sirven.
Posteriormente, llegará un momento en el que comenzarán a construir su privacidad; es elemental respetarla si así lo deciden.
Otro tema que puede surgir es el de la orientación sexual. Puede que los niños vean distintas conformaciones de pareja y esto les genere dudas: ahí deben estar sus padres para explicar las diferencias y, fundamentalmente, educar en el respeto y la comprensión.
Durante la niñez también surgen cuestiones relativas a las relaciones sexuales entre papá y mamá y cómo nacen los bebés. Intenta adaptar la explicación a la madurez del niño, pero de ningún modo esquives hablarles de procesos naturales que, cuanto antes los asimilen y entiendan, mucho mejor.
Hay varios aspectos sumamente importantes que debemos conocer y transmitir para que un niño goce de una sexualidad sana. En primer lugar, debemos asegurarnos de que no queme etapas y que experimente cada fase del aprendizaje como corresponde.
Por otro lado, también debemos ser cuidadosos de que su sexualidad no lo avergüence; mucho menos, claro, que pueda convertirse en un tema tabú. Esto solo lo llevaría a negarse a recibir este tipo de información y a correr riesgos cuando alcance la madurez para tener su primera relación.
Por último, no debemos transmitir un sentimiento de culpa por el anhelo de disfrutar de la sexualidad. Por el contrario, se trata de un proceso sumamente natural en el que el chico querrá experimentar y conocer nuevas sensaciones con su cuerpo.
Hay algunas nociones que sí o sí deben estar presentes desde el inicio de la educación sexual. Estas son:
«La mayoría de los jóvenes no reciben educación sexual de parte de sus padres, y esto puede llevarlos a actuar desinformados y a correr riesgos innecesarios»
Aproximadamente desde los once años, cuando se deja atrás la pubertad para pasar a la adolescencia, la sexualidad toma un papel preponderante. Esto tiene dos motivos: los cambios físicos, por un lado, y las alteraciones hormonales, por otro.
Es en esta etapa cuando se despiertan con mayor intensidad los sentimientos, las emociones y hasta el deseo hacia ciertas personas. No obstante, esto no se da de manera repentina. Hasta los trece años, el joven vivirá una etapa de autodescubrimiento en la que seguramente se inicie en la masturbación.
Poco a poco, además, llegarán los primeros impulsos sexuales. Estos serán acompañados de cambios físicos como el crecimiento de los genitales o la menarquía, en el caso de las mujeres.
Para que puedan llevar una sexualidad sana, los padres deben estar presentes todo el tiempo. Cuidado, eso no significa presionarlos para que hablen del tema y os cuenten todo; más bien, es preferible mostrarse a disposición para resolver sus inquietudes.
Cuando el joven se acerca a los 14 o 15 años, ya es momento de inculcarles los métodos preventivos para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Aunque el número suene alarmante, esto puede hacerse incluso antes: las estadísticas indican que el primer acto sexual, en promedio, se da a los 14 años.
Una sexualidad sana se construye desde muy temprano, obviamente, desde el hogar. Los padres son actores fundamentales en este aprendizaje: con cercanía y confianza, deben aprovechar cada situación adecuada para explicar un concepto por vez.
Así, poco a poco, el tema dejará de ser incómodo y tu hijo se animará a plantearte sus dudas. Recuerda que lo que tú ya sabes ellos todavía no lo conocen, por lo que la comunicación es un factor fundamental para que siempre tomen decisiones a conciencia.