¿Es posible comer jamón cocido en el embarazo?

El jamón cocido en el embarazo es seguro siempre que se verifiquen los lineamientos que te damos a continuación. De lo contrario, podría contribuir al contagio de algunas bacterias.

Comer jamón cocido en el embarazo

El jamón es una opción distinta para disfrutar de carne fría de cerdo o ave en el menú. Sin embargo, durante el embarazo, es importante ser selectivo en la elección del tipo de jamón. Si las carnes están crudas o poco cocidas, pueden ser portadoras de bacterias o parásitos que representan un riesgo para el bebé en desarrollo. Este riesgo no se aplica al jamón cocido.

No obstante, es fundamental tomar precauciones específicas al consumir jamón cocido durante el embarazo. A continuación, te proporcionamos consejos sobre cómo seleccionarlo, determinar la frecuencia de consumo y entender por qué debes evitar otros tipos de jamones crudos.

Recuerda que al introducir cualquier nuevo alimento en tu dieta, es esencial consultar a tu obstetra para garantizar la seguridad de tu embarazo.

¿Qué tipo de carne es el jamón cocido?

El jamón es una forma de consumir carne, ya que proviene de las patas traseras del cerdo, las pechugas del pollo y, en algunos casos, del pavo. Existen numerosas variedades de jamones en el mercado, incluyendo los curados y los cocidos.

Los jamones curados se preparan añadiéndoles sales para secarlos y luego madurándolos con el tiempo, sin necesidad de cocción. Entre estos se encuentran el jamón ibérico y el jamón serrano.

Por otro lado, para obtener jamón cocido, se deshuesa la pierna del cerdo y se le inyecta una salmuera con conservantes a base de nitritos, nitratos y azúcar.

Luego, se tritura, envasa, moldea y se cocina con cuidado hasta alcanzar una temperatura interna de entre 64 y 66 grados centígrados. Este último proceso garantiza la calidad sanitaria del jamón y lo hace seguro para el consumo.

¿Se puede comer jamón cocido en el embarazo?

Sí, se puede comer jamón cocido en el embarazo. Las temperaturas de cocción aseguran la destrucción de ciertas bacterias y parásitos que ponen en riesgo la salud de la madre y el bebé.

En esta misma línea, un artículo publicado en la página oficial de FoodSafety resalta la importancia de supervisar la temperatura interna mínima de cocción de carnes y aves durante el embarazo. El objetivo principal es prevenir enfermedades y garantizar la seguridad de la vida del bebé.

¿Cuáles son los riesgos de comer jamón crudo en el embarazo?

Durante el embarazo, los cambios hormonales debilitan el sistema inmunitario de la madre, lo que la hace más susceptible a las toxiinfecciones transmitidas por alimentos crudos o no pasteurizados.

Dos de estas infecciones son la toxoplasmosis, causada por el parásito Toxoplasma gondii, y la listeriosis, provocada por la bacteria Listeria monocytogenes. Las carnes crudas, insuficientemente cocidas, no pasteurizadas o contaminadas pueden ser portadoras de Toxoplasma gondii.

La toxoplasmosis puede resultar en problemas graves para el bebé, como ceguera, dificultades auditivas, retrasos en el desarrollo cognitivo y motor, entre otros. Además, aumenta el riesgo de aborto espontáneo y defectos congénitos.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), las mujeres embarazadas tienen 10 veces más probabilidades de contraer listeriosis a través del consumo de alimentos crudos o no pasteurizados. Esta infección puede desencadenar abortos espontáneos, parto prematuro y muerte fetal.

Debido a estos riesgos, la Academia Española de Nutrición y Dietética prohíbe el consumo de derivados cárnicos crudos curados, como el jamón ibérico y el jamón serrano, durante el embarazo. Es fundamental tomar precauciones adecuadas para proteger tanto la salud de la madre como la del bebé.

Temperaturas de cocción recomendadas

Un punto crítico de control durante el proceso de elaboración del jamón de cerdo entero es la temperatura interna de cocción, que debe aproximarse a los 66 grados centígrados. En el caso del jamón de pollo o pavo, se debe alcanzar una temperatura interna de al menos 71 grados.

Por otro lado, los servicios de salud de la Comunidad de Madrid recomiendan que el jamón de cerdo o ave que ha sido loncheado y envasado se cocine a 71 grados centígrados. Este proceso asegura la seguridad del producto frente a posibles contaminaciones y garantiza su inocuidad para el consumo.

¿Cómo elegir el jamón correcto?

Para elegir un jamón cocido que garantice su seguridad, ten en cuenta las siguientes pautas:

  • Adquiere jamones cocidos que provengan de la industria, ya que esto asegura que cumplan con estándares de calidad y control microbiológico.
  • Revisa detenidamente la etiqueta del producto. En ella encontrarás información importante, como la fecha de elaboración y la fecha de vencimiento. También podrás conocer las características del producto, incluyendo información nutricional y las condiciones de conservación.
  • Asegúrate de mantener el jamón cocido en refrigeración, a una temperatura mínima de 4 grados centígrados, para conservar su frescura y seguridad.
  • Elige jamones cocidos con bajo contenido de grasa y verifica la cantidad de sodio que aporta por porción. Esto te ayudará a tomar decisiones más saludables.
  • Opta por jamones cocidos que se vendan en bandejas. Esto contribuye a evitar la contaminación cruzada con los equipos de la charcutería y otros productos crudos que puedan procesarse en el mismo lugar. Tomar medidas para prevenir la contaminación es fundamental para mantener la seguridad alimentaria.

¿Cuánto jamón cocido puede comer la embarazada?

El jamón es una forma de carne procesada que puede ser utilizada como plato principal para obtener proteínas en tu dieta o como una fuente adicional de proteínas en tus comidas. Se recomienda una porción de 2 onzas (56 gramos) como parte de las 2 o 3 porciones diarias de proteínas.

Una porción de jamón cocido tradicional aporta 9 gramos de proteína, 7 gramos de grasa, 622 miligramos de sodio y 40 miligramos de colesterol.

Es importante destacar que las concentraciones de sodio y colesterol son altas en el jamón, por lo que se aconseja no abusar de este producto cárnico. El contenido de sodio en una porción puede representar más del 50 % de la ingesta diaria recomendada para una mujer embarazada. También se recomienda optar por jamón cocido bajo en grasa.

La frecuencia con la que consumes jamón a la semana debe ser determinada por tu nutricionista o profesional de la salud, considerando tus necesidades y las recomendaciones específicas para tu embarazo.

Incluye el jamón cocido a tu dieta

Es cierto que puedes incorporar una porción de jamón cocido en tu dieta durante el embarazo, una o dos veces a la semana, dependiendo de las recomendaciones de tu obstetra o nutricionista. Sin embargo, es esencial tener en cuenta los altos niveles de sodio y colesterol en el jamón. Se recomienda optar por jamón cocido bajo en grasa si es posible.

Si adquieres lonchas de jamón cocido, es importante calentarlas hasta alcanzar una temperatura de 71 grados centígrados para garantizar su seguridad.

Puedes hacerlo en el horno o a la plancha. Además, asegúrate de mantener el jamón en refrigeración y, si lo vas a almacenar durante un período prolongado, en el congelador a una temperatura de al menos -18 o -20 grados centígrados. Estas precauciones son fundamentales para reducir los riesgos de infección y asegurar la inocuidad del producto.

Bibliografía

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