¿Cómo se sienten los alumnos TDAH en el colegio? Muchos dan por hecho que son niños traviesos que no tienen arreglo, pero nada más alejado de la realidad. En forma de carta a un profesor, queremos que conozcas los sentimientos de estos niños y cómo podemos ayudarles a sentirse mejor.
Querido profesor, disculpe que me tome el atrevimiento de dirigirle esta misiva. Es que el mundo a veces puede doler, y mucho. Sé que, por lo general, cuesta entender y seguir el ritmo de los alumnos TDAH. No, no somos niños difíciles, ni mucho menos maleducados.
Bajo ningún punto de vista querríamos faltarle el respeto, burlarnos o llamar la atención. Es nuestra condición, aquello que torna triste la realidad cuando se es incomprendido. Pero no lo culpo, es que poniéndome en su lugar, yo lo puedo entender. Por esto mismo, le pido por favor que sea usted quien nos entienda a nosotros.
Puede que muchas veces se frustre por mi comportamiento. Debe ser difícil sentir que no puede tener todo bajo control, que el orden se le escapa de las manos. Eso es precisamente lo que me sucede, al igual que a todos los alumnos TDAH del mundo.
Probablemente no lo parezca en las clases, pero lo que realmente quiero en la escuela es escuchar para aprender. Sin embargo, es justamente mi cerebro el que me lo impide. Me lo pone difícil por el simple hecho de ser un poco diferente en su funcionamiento.
Lo que los alumnos TDAH queremos que sepa sobre nosotros
No lo regulo en todo momento. Necesariamente tengo que moverme. Sí, sé que es muy complicado mantenerme atento. Es una lucha interna que libro cada día de mi vida desde corta edad. Batalla estéril por el momento, pero prometo no bajar los brazos jamás para poner lo mejor de mí.
Aunque no le esté mirando mientras habla, puedo escuchar lo que dice. Mamá dice que no soy un pequeño malo, sino solo distinto, diferente, y esto también me hace único. “Siéntate bien”, me pide una y mil veces en cada clase. Pues bien, me comprometo entonces a tratar de usar todo mi cerebro para hacer solo eso. Intento no defraudarle.
Sí, por más que le cueste creerlo, vivo triste. Es que puede ser muy duro escuchar repetir a los mayores que debo poner más esfuerzo. Por mi parte, simplemente puedo asegurar con certeza y angustia que me estoy esforzando al máximo. Eso, que es poco para ustedes, es todo lo que puedo dar. Evidentemente no alcanza, y me hace mal.
Las raíces de la educación son amargas, pero la fruta es dulce
-Aristóteles-
Claro que se molestará cada vez que me vea balancéandome sobre la silla. Es un peligro, representa una gran responsabilidad. Pero sé que desconoce un detalle: cuando lo hago, escucho mucho mejor. ¿Y sabe qué me impide seguir? Cuando me da muchas indicaciones, porque sabré que nunca podré retener tanta información.
Conoce cómo podrías ayudar a tus alumnos TDAH
A veces mis padres acaban haciendo mis deberes. Este es un secreto a voces, triangulado. Todos estamos al tanto: padres, educadores y alumnos TDAH. Por eso, déjeme ayudarle para que pueda estar a la altura de ayudarme. Le contaré de qué modo puede ayudarme a salir adelante.
Una buena opción es trabajar mi situación en clase, para que mis compañeros entiendan lo que me sucede. Solo así podremos continuar con este arduo trabajo. Por ejemplo, ello le permitirá dejarme levantar y moverme mientras me enseña. Una condición tan necesaria como vital para mi aprendizaje.
No se enfade si de repente miro hacia otro lado cuando me habla. Créame que mi atención, aunque no parezca, estará en usted. Déjeme balancearme en la silla. Prometa a sus alumnos TDAH que, pase lo que pase, jamás nos castigará quitándonos el recreo. Por favor, no adopte esa reprimenda.
Si no logra entenderme o no sabe cómo abordarme, solo pregúnteme: “¿Qué necesita tu cerebro?”. Con gusto le explicaré lo que pasa. Evite las extensiones, haga explicaciones cortas. Ayúdeme y verá cómo podré hacerlo todo yo solito, sin ayuda de adultos.
Querido maestro, solo queda una cosa más por agregar en esta carta. Seguramente mi cerebro sea diferente al suyo, pero dé por hecho que es igual de increíble. Ánimo, sé que la educación de alumnos TDAH puede parecer un abrumador desafío, pero confío ciegamente en su capacidad y pedagogía como docente.
Atentamente, su alumno.
Bibliografía
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