Estar en brazos de mamá, papá o cualquier otro adulto de la familia por el que sienta apego es uno de los “pasatiempos” preferidos de un bebé. En este texto, te ayudaremos a entender de dónde surge esa pasión y te ofreceremos algunos consejos que bien pueden servirte.
¿De dónde surge el hábito de querer estar en brazos?
El hábito de querer estar siempre en brazos surge de la propia naturaleza de los humanos. Somos seres que necesitamos el afecto para crecer; por eso, como si de un fertilizante se tratara, incluso desde el nacimiento, buscamos el amor para desarrollarnos y ser felices.
También hay que saber que, naturalmente, el bebé posee cierta preferencia por su madre; al fin y al cabo, estuvo dentro de su útero durante 40 semanas o más.
De ella es quien ahora obtiene el tan preciado alimento. Ella es quien, por lo general, le canta, lo duerme, le cambia el pañal, lo baña… entonces no es de extrañar que encima de mamá él se sienta mejor que encima de cualquier otra persona.
Por otro lado, al niño pequeño no le gusta estar solo, la soledad le da la sensación de que se encuentra desprotegido. En cambio, la compañía constante y el estar sujeto en brazos lo calman, le dan seguridad.
Un bebé necesita contar con ese apoyo afectivo para crecer en el plano emocional y desde los primeros meses de vida, formar su autoestima.
Aunque muchos padres consideran que el bebé que reclama los brazos de sus adultos está malacostumbrado y por eso se pone majadero y llora apenas lo acuestan en su cuna, hay que saber, que el cariño y el contacto piel con piel, es más necesario en las primeras edades que en el cualquier otra.
¿En qué momento esta necesidad se convierte en dañina?
Aunque tal y como hemos comentado cargar al niño en brazos es vital para su sano desarrollo, existen casos, en los que esa práctica llega a ser dañina tanto para la madre como para su hijo.
Hay bebés que solo quieren mantenerse en brazos de mamá y lloran desconsoladamente cuando los ponen en la cuna o los carga otra persona.
Este afán, más que beneficioso, llega a perjudicarle porque lo hace totalmente dependiente del regazo de su progenitora.
El niño se vuelve incapaz de hacer las cosas solito, o al menos, intentar hacerlas.
Para mamá, que tanto necesita del descanso, esta constante faena la estresa, la deprime y la hace llorar…
¿Qué hacer cuando la situación se hace insostenible?
Aunque en ningún momento el bebé debe privarse de afecto, la práctica de estar todo el tiempo en brazos puede, más que darle beneficios, hacerle mal.
El niño que se encuentra en este caso, a medida que crece, no avanza en el alcance de su autonomía. Para él, mamá es quien se lo debe hacer todo.
Si, por ejemplo, es incapaz de sujetar su biberón mientras toma la leche y tiene que ser mamá quien se lo dé, porque de lo contrario deja de alimentarse y comienza a llorar; o si cuando se le cae el chupón no quiere cogerlo y también tiene que ser mamá quien se lo ponga en la boca, este niño, indiscutiblemente, necesita desprenderse del cordón umbilical que lo ata.
¿Cómo proceder entonces?
Volvemos a enfatizar que el bebé nunca debe privarse de cariño. Hay que cargarlo, mimarlo acunarlo, besarlo, darle caricias, jugar con él y atenderlo en todos los sentidos; pero en el caso de que el apego con mamá se vuelva “crónico”, la misma madre, y el resto de la familia, por el bien del bebé, deben actuar.
A continuación, te damos dos buenos consejos para ayudarte en este sentido:
El disfrute de momento agradables con otras personas
Mamá debe dejar de ser el centro del mundo. El bebé puede comenzar a entender eso si pasa ratos agradables junto a otras personas, ya sea miembros de la familia o amigos.
Si el abuelo es quien juega con él por las mañanas, el tío es quien lo saca de paseo por las tardes y la prima quien le da la papilla que tanto le gusta, poco a poco, mamá comenzará a perder su protagonismo.
La estimulación de su desarrollo
Los bebés siempre están ávidos de un nuevo aprendizaje. Ponerlo en el suelo para fortalecer su cuerpecito, darle nuevos juguetes u objetos con los que pueda experimentar, o ayudarlo a gatear si ya está en ese proceso, le servirá para desprenderse de los brazos que hasta hace poco le eran imprescindibles.
Como siempre, este tipo de actividades debe realizarlas alternando entre mamá y otros miembros de casa.
Bibliografía
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