¿Cómo ayudar a los niños a protegerse de las personas tóxicas?

Las mejores herramientas de protección contra las personas tóxicas son una autoestima fuerte y una elección cuidadosa de las amistades.

Manos sosteniendo un corazón de chocolate.

Las personas de las que nos rodeamos tienen una enorme influencia en nuestros pensamientos y en nuestro estado de ánimo. Por eso, resulta tan necesario seleccionar cuidadosamente los ambientes en los que nos movemos. Esto cobra especial relevancia cuando hablamos de los niños: seres especialmente vulnerables y en pleno proceso de desarrollo. Enseñarles a protegerse de las personas tóxicas los acercará a una vida más feliz y con más paz.

Todos recordamos aquel profesor que nos hacía sentir incapaces, aquel amigo que se aprovechaba de nosotros o aquel familiar que trataba de manipularnos a través de la culpa. Para los niños, puede resultar complicado identificar que estos comportamientos son nocivos y, más aún, encontrar una estrategia para protegerse ante ellos. Por tanto, ofrezcámosles las herramientas para evitar el daño.

¿Existen las personas tóxicas?

En primer lugar, hay que saber que no existen como tal ‘personas tóxicas’, sino más bien ‘comportamientos tóxicos‘. Quienes ponen en marcha conductas de agresividad, manipulación o humillación, generalmente, son individuos heridos. Seres humanos que no recibieron el amor, el apoyo o la comprensión que necesitaban. Cuando actúan de estas formas inadecuadas, son sus emociones dañadas las que están hablando por ellos.Padre hablando con su hijo sobre cómo protegerse de las personas tóxicas.
El fin de lograr identificar a estas personas no es generar ningún tipo de sentimiento negativo hacia ellas, es únicamente protegernos. Por tanto, hemos de transmitir a los niños la compasión y la comprensión por los demás, entendiendo que cada persona vive unas circunstancias y quien daña suele estar dañado.

No obstante, la prioridad de cada uno siempre ha de ser él mismo: no podemos poner en peligro nuestra salud ni nuestra integridad por tratar de ayudar a alguien que no desea ser ayudado.

Para protegerse de las personas tóxicas hay que identificarlas

En primer lugar, hemos de ayudar a los niños a reconocer qué comportamientos son inaceptables y pueden generar daño. Para que esta tarea les resulte más sencilla, es imprescindible proporcionarles una autoestima sana y fuerte. Un infante con un bajo concepto de sí mismo puede llegar a tolerar malos tratos por no contar con la suficiente seguridad y confianza.

Del mismo modo, las pautas de interacción que se establezcan en el hogar marcarán para el niño la guía de lo esperable. Si nosotros, como padres, nos dirigimos a él con amor, comprensión y respeto, interiorizará que este es el patrón sano y natural para comunicarse.

Tratemos de explicarle, con ejemplos prácticos, cómo han de dirigirse otras personas a él, y qué clase de comportamientos deben hacer saltar sus alarmas. Ha de tener claro que la violencia, física o verbal, la humillación o la indiferencia son actos intolerables.

Elegir el entorno

El paso principal y más efectivo para protegerse de las personas tóxicas consiste en seleccionar un ambiente libre de ellas. Es decir, escoger con cuidado las personas de quienes nos rodeamos y alejarnos de aquellas que nos traten de forma irrespetuosa. Ayudemos al niño a diferenciar un buen amigo de uno dañino y transmitámosle la idea de que está en pleno derecho de no invertir su tiempo en quienes le hagan sentir mal.Madre escuchando lo que le dice su hija al oído sobre una experiencia con personas tóxicas.
Rodearse de personas bondadosas, comprensivas, solidarias y con buenos valores, marcará completamente la diferencia en su día a día y en su crecimiento. Dejemos que escoja a sus amistades, pero siempre tras haber comprendido que merece la mejor compañía y que es plenamente libre de alejarse de quien le daña.

La burbuja para protegerse de las personas tóxicas

Existen ciertas situaciones en las que no es posible mantenerse al margen de las personas tóxicas. Es el caso de familiares o profesores, personas con quienes los niños están obligados a interactuar. En este caso, podemos animar al niño a imaginar una burbuja a su alrededor cada vez que vaya a encontrarse con estas personas. Entonces, cuando reciba comportamientos o palabras hirientes, ha de recordar su burbuja e imaginar cómo estos tratan de entrar en ella sin lograrlo: está protegido.

Más adelante, será necesario que el pequeño comparta con nosotros su experiencia y cómo se ha sentido. Afortunadamente, durante la infancia, el máximo referente son los padres, por tanto, tu palabra y tu opinión tienen más peso que la de cualquier otra persona.

Por último, recuérdale y asegúrale las grandes cualidades que tiene; háblale de su talento, su bondad, su inteligencia y su perseverancia. De esta manera, estaremos educando a un ser humano libre y seguro, capaz de encontrar la aprobación en sí mismo.

Bibliografía

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