Existe un límite entre la sobreprotección y la independencia. Por esa razón en esta oportunidad te daremos algunas recomendaciones para que ayudes a tu hijo a tomar buenas decisiones.
Lo primero que debemos preguntarnos es cuándo nuestros hijos están listos para tomar buenas decisiones propias, porque no sería correcto dejar que un pequeño de dos años decida a qué hora quiere comer. Los padres debemos aceptar que el crecimiento de nuestros pequeñines está asociado a su madurez y autonomía. Y a medida que van cumpliendo años, ellos querrán hacer cosas que correspondan con sus preferencias.
Precisamente la preferencia es un elemento clave para que tu hijo comience a decidir acerca de algunos asuntos. Por ejemplo, puedes animarlo a elegir entre los zapatos que quiere ponerse, el color del lápiz con el que pintará un dibujo o el cuento que quiere que leas.
Al principio las decisiones serán sobre cuestiones que a ti te parecerán triviales. Pero los niños las verán como pequeños retos que deben superar y que poco a poco irán proporcionándoles confianza en sí mismos.
Un niño seguro será capaz de tomar buenas decisiones al adquirir responsabilidades. La seguridad lo ayudará a comprender que en ocasiones puede elegir entre varias opciones y que papá y mamá estarán allí para apoyarlo.
Tomar buenas decisiones: la noción de libertad
La idea con las decisiones no es que tu hijo crea que puede hacer lo que se le antoja. Esto solo ocasionaría que deje de ver a sus padres como figuras de autoridad.
En este sentido, debes enseñarle que él puede tomar decisiones enmarcadas en las pautas de conducta que establezcan papá y mamá. No es extraño que un niño a partir de los siete años intente desafiar las reglas, por lo que debemos aclararles desde pequeños que sus actos tienen consecuencias.
Como padres no podemos pretender que nuestros hijos hagan absolutamente todo lo que les digamos. Como sus principales guías y cuidadores no tenemos derecho de coartar el desarrollo de su personalidad. Si no le gusta llevar el cabello largo, por ejemplo, sencillamente no podemos obligarlo.
Y es que existe un límite entre la sobre-protección y la independencia. Por más que insistamos no podemos siempre evitar a nuestros hijos experimentar desilusión o tristeza. Si nos dedicamos a decidir todo y no les dejamos espacio para desenvolverse por su cuenta, criaremos niños dependientes a los que les costará asumir responsabilidades porque creerán que sus padres pueden hacerlo todo por ellos.
Equivocarse no es malo
Dependiendo de la edad, determinaremos en qué cuestiones nuestros hijos pueden decidir. Y en caso de que quieran hacer algo que, a todas luces, puede lastimarlos o perjudicarlos debemos hablarles de los resultados que podría tener su elección.
Cuando explicamos y no sólo nos limitamos a prohibir, los niños dejan de percibir imposiciones para abrirse a aceptar consejos. En ese intento por explicarles las circunstancias también es necesario escucharlos, conocer qué quieren hacer y cuáles son sus razones.
Después de esto tu hijo se sentirá tranquilo si pudo expresar sus sentimientos, a pesar de que haya obtenido una respuesta negativa de tu parte. Un niño que conoce las implicaciones de sus decisiones, será un adulto que asumirá responsablemente su libre albedrío
La posibilidad de que el resultado de una decisión no sea el que esperamos también debe ser conversado con nuestros niños. Prepararlos para enfrentar cualquier vicisitud asociada a sus decisiones es primordial para disminuir los efectos que una decepción pueda tener sobre ellos.
¿Qué decisiones?
De acuerdo a su edad, puedes permitir a tus hijos decidir sobre ciertos temas. Por ejemplo la ropa que quieren usar, la película que quieren ver, dónde quiere ir de paseo o dónde quiere ubicar sus pertenencias dentro de su habitación.
Si consideras que su decisión podría suponer riesgos, delimita sus alternativas. Si es invierno no puedes permitir que salga de casa con ropa ligera. Entonces, toma varios abrigos y pregúntale cuál quiere usar.
El propósito de que tu niño tome decisiones es fortalecer sus valores como individuo y fundar los cimientos que lo ayudarán a asumir responsablemente su libre albedrío. Permitirle expresarse, actuar y decidir de acuerdo a su edad, será la oportunidad para que crezcan las alas que lo llevarán lejos a lo largo de su vida. De esta forma aprenderá a tomar buenas decisiones.
Bibliografía
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- Kamii, C. (1970). La autonomía como finalidad de la educación. UNICEF.
- Lorenzana, B. (2019, 25 agosto). La importancia de enseñar a decidir a los niños. Recuperado de https://lamenteesmaravillosa.com/la-importancia-de-ensenar-a-decidir-a-los-nino/