“No puedo vivir sin él o sin ella”, “si yo me tengo que quedar estudiando, tú no deberías salir, eso es lo que hace una buena novia”,” le gusta ver quien me reacciona a las historias de Instagram”. ¿Qué hay detrás de estos comentarios o situaciones presentes en el noviazgo en la adolescencia? Dependencia emocional, manipulación y control.
Estas situaciones, muchas veces aparecen tapadas bajo la idea del “amor romántico”, pero en realidad dan cuenta de una relación abusiva. Veamos de qué se trata y cómo ayudar a tu hijo si se encuentra en una de ellas.
Cómo identificar si tu hijo está en una relación abusiva
En ocasiones, no es nada fácil darse cuenta de que un joven se encuentra en una relación abusiva. Sin embargo, los cambios de actitud nos pueden dar una pista. Estas son algunas de las señales que podrías advertir si fuera el caso de tu hijo:
- Alteraciones en el estado de ánimo: la adolescencia está signada por los cambios en el humor, pero hay que prestarle importancia a su expresión y al contexto en el que surgen. Ante una relación abusiva puede haber tristeza o irritabilidad. También, suelen presentarse cambios a nivel físico y corporal, como dificultades para conciliar el sueño o la pérdida de apetito, entre otros.
- Aislamiento: hay una pérdida de interés en participar de las actividades sociales o de reunirse con amigos.
- Dificultades académicas o imposibilidad de cumplir con las responsabilidades: por ejemplo, el adolescente comienza a olvidarse de sus tareas o le empieza a ir mal en los exámenes.
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Cómo ayudar a tu hijo si está en una relación abusiva
El abuso puede ser físico, verbal, psicológico o presentarse de diversas maneras. Para poder ayudar a tu hijo inmerso en una relación nociva será muy importante dar lugar al diálogo y no a la confrontación. Es clave que puedas ganarte su confianza para que te cuente qué es lo que le está sucediendo.
A continuación, te brindamos una serie de consejos para que puedas ayudarlo a resolver la situación.
Señala las conductas, no a la persona
Si criticas a la persona que frecuenta a tu hijo, este se lo tomará como algo personal. En cambio, puedes invitarlo a reflexionar y trasladarle la siguiente pregunta: ¿qué le dirías a una amiga si te cuenta eso mismo que me acabas de decir? Esta es una forma de tomar distancia del hecho y de evaluar la conducta en lugar de a la persona. En línea con esto, lo mejor es indicarle los comportamientos que son perjudiciales, de manera que también aprenda sobre los modelos relacionales más saludables.
Reflexiona sobre las emociones
Puedes invitar a tu hijo a pensar sobre cómo se siente cuando su pareja se comporta de tal manera. Así, le ayudas a integrar las emociones con los hechos.
Ofrece un buen ejemplo
Es fundamental que en casa haya un clima de respeto y que los adultos sean los modelos de referencia respecto de los vínculos. Las intervenciones deben ser educadas y asertivas.
Además, tenemos que saber que los niños y los adolescentes son como esponjas que absorben gran parte de lo que ven en el hogar y, a partir de eso, aprenden a manejarse en otros ámbitos.
Dialoga mucho
La adolescencia puede ser una etapa de mucha incertidumbre. Los cambios físicos y psicológicos, así como la importancia y la presión ejercida por sus pares, pueden representar un desafío para los jóvenes. Por eso, es importante que busques conectar con ellos, que participes de sus vidas y que conozcas sobre sus intereses y a sus amistades.
De esta manera, trata de crear un lazo de confianza y de seguridad con tu hijo que deje la puerta abierta para que te pregunte y cuente contigo cuando lo necesite.
Una buena puerta de entrada puede ser compartirle cómo te sentiste tú a su edad. Otra opción es preguntarle qué piensa sobre determinada escena de una película o de la relación que tienen los personajes en determinada serie. Así, podrás conocer más sobre sus ideas y ayudarlo a reflexionar.
Evita las prohibiciones
Si le niegas a tu hijo que vea a determinada persona, es muy probable que se interese aún más por hacerlo. Incluso, es posible que comience a mentir y a escaparse para poder verse con su pareja.
Hay que enseñarles a los hijos las nociones sobre el respeto y el autocuidado, fomentar que desarrollen un criterio propio y explicarles en qué nos basamos para darles un consejo o una sugerencia.
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No idealizar el amor romántico
Por último, para que se establezcan relaciones positivas, saludables y equitativas, el trabajo en cuanto a la promoción y a la prevención es clave. Por eso, es necesario abordar conceptos más amplios, como el amor, el respeto, la sexualidad y el consentimiento, entre otros.
A su vez, se deben desmontar los mitos del amor romántico, muchos de los cuales tienen bases machistas. Por ejemplo, aquellos que justifican los celos patológicos bajo la figura del “interés” y de la “preocupación”, cuando en realidad disfrazan el control. También, las pruebas de amor o la idea de que si la pareja te pelea o te humilla, lo hace porque te quiere y busca llamar tu atención.
Es muy importante crear un clima de diálogo y de confianza con los hijos, ya que en la adolescencia el maltrato suele ser verbal y psicológico. No obstante, es una base sobre la que crece todo tipo de violencia.
Bibliografía
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- Valenzuela-Varela, A., & Vega-López, M. G. (2018). Violencia en el noviazgo en adolescentes. Un problema de salud pública. Salud Jalisco, 2(3), 164-168.
- Ruiz, P. T., & Velázquez, E. M. (2002). Relaciones violentas en el noviazgo: un estudio exploratorio. Psicología Conductual, 10(2), 389-408.