La adolescencia se caracteriza por ser una etapa dominada por los sentimientos. Entonces, ¿por qué intentamos resolver los problemas con ellos a través de la razón? El adolescente busca tu afecto, no tus razones.
En este periodo, los padres deben cambiar. En la infancia, ordenaban y dominaban ellos, pero ahora hay que dirigir al adolescente, como si de una obra de teatro se tratara. Debemos estar pendientes de todo, pero será él quien tenga su propio funcionamiento y responsabilidad. Los sentimientos son armas poderosas para entendernos con ellos. ¿Por qué no intentarlo?
¿Por qué el adolescente busca tu afecto y no tus razones?
Si intentamos razonar e imponer nuestros criterios con nuestro hijo adolescente sin tener en cuenta los sentimientos, se cerrará en sí mismo y será imposible comunicarnos con él. ¿Qué debemos hacer para fomentar el afecto?
Guiar al adolescente
Tenemos que hacerle entender que respetamos su vida, pero que es necesario trabajar juntos para que no la desperdicie. Ante todo, el adolescente busca tu afecto. Como padres, debemos demostrarle esa afectividad y utilizarla para poder hablar y discutir sobre todo. Sin esa base afectiva, estamos perdidos.
Conversar como base para el acercamiento y confianza
Los adolescentes y padres no tienen por qué pensar lo mismo. Son dos generaciones diferentes, por lo tanto, la manera de ver el mundo, el amor, el dinero, etc., es diferente. Por eso, es necesario que las hablen, pero sin romper los vínculos afectivos. Los adolescentes buscan tu afecto; son inseguros y esa seguridad no se consigue con la razón.
¿Por qué en ocasiones los adolescentes responden con agresividad?
Cuando un adolescente responde con agresividad contra su madre y padre, hay una razón. Esa agresividad es más grande cuanto “mejor” ha sido su relación con sus padres durante su infancia. Un niño muestra agresividad porque le cuesta separarse de ti y, si no hace este esfuerzo, será siempre un niño.
Para un adolescente, resulta muy difícil emprender un camino hacia el mundo de los adultos, a los que antes veía sin interés. Necesita decidir por sí solo y no tener siempre a los padres diciéndole lo que tiene que hacer.
¿Cómo podemos solucionar esa agresividad?
Si comprendemos el sentido de esa agresividad y sus motivaciones, esa violencia disminuirá. Si tu hijo te dice“te odio”, pero sabes por qué lo dice, aunque no estés contento, debes entenderlo y no hacer un drama. Si quitas hierro al asunto, lo llevaréis mejor.
El adolescente busca tu afecto: ¿qué no deberías hacer nunca?
Decir “si no haces lo que yo digo, coge la puerta y vete”
Debemos explicarle que lo que está haciendo es un error y no lo aprobamos ni aceptamos, pero que para cualquier cosa que necesite estaremos ahí porque lo queremos. Esto le dará la seguridad que necesita, que es lo que un adolescente desea.
Tratar de ser un padre o madre perfecto
Si intentamos ser perfectos, nuestro hijo se sentirá lejos de nosotros. Si eres imperfecto, podrás conversar con él. Piensa que se ve inseguro ante los demás, por lo tanto, la imagen de un padre o madre perfecto y fuerte lo intimidará y no conseguirás hablar con él. Tienes que mostrarte débil y enseñarle que tú también tienes fallos y te equivocas, así, se sentirá más cerca de ti.
Atender más a la televisión que al adolescente que busca tu afecto
A veces, estamos centrados en nuestro programa o serie favorita y no hablamos con nuestros hijos. En ocasiones, incluso, si nos hablan, los mandamos callar porque estamos atendiendo a otra cosa. Luego, nos sorprendemos y los reñimos cuando nos enteramos del problema que en su momento nos intentó explicar.
Si no tienes una conversación y no comprendes sus cambios, muy difícilmente te enterarás de qué le está pasando. Es cierto que los padres llegamos a casa cansados del trabajo y no nos apetece enfrentarnos a nuestros hijos adolescentes. Y, cuando lo hacemos, es para discutir e imponer nuestras razones. Pero el adolescente busca tu afecto, no tus razones. Necesita hablar desde los sentimientos, la afectividad, y el cariño.
No dudes ni un segundo de que necesita de tu tiempo y tu paciencia. Somos padres y nadie dijo que fuera fácil, pero tenemos que estar ahí si queremos que nuestros hijos adolescentes no tengan problemas durante esta etapa.
“La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”.
-Howard Hendricks-