Cómo acercarnos a un hermanastro a través de un vínculo sano

Cómo acercarnos a un hermanastro a través de un vínculo sano
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 11 mayo, 2020

Las relaciones entre hermanastros pueden ser obstáculos que perjudiquen la felicidad familiar. El tema de cómo acercarnos a un hermanastro es fundamental para que la armonía no se deteriore.

La figura del hermanastro surge en la estructura familiar de la “familia ensamblada”. También se llama “familia reconstituida”, y es cada día más frecuente.

Convivencia entre hermanos

Es el típico caso que se representa con la repetida frase “los tuyos, los míos, los nuestros”. Se forma una pareja, y cada uno de los miembros aporta a la unidad familiar uno o más hijos.  Estos son entre sí hermanastros. No tienen vínculos sanguíneos, pues no comparten padre ni madre.  Solo los une la convivencia a la que la unión de la pareja obliga y asumen en la nueva estructura el rol parecido al de los hermanos.

La convivencia entre hermanastros no siempre es fácil. Diferentes costumbres, maneras de vivir y quizás hasta las edades pueden ser obstáculos. Y ponen a los padres en la obligación de asumir una actitud sumamente flexible. Todo ello sin abandonar su rol de jefes de hogar, para que cada hermanastro entienda claramente la situación y pueda reorganizarse.  Las ideas de equidad, de justicia de igualdad en el trato deben primar en todo momento en el hogar.

Aunque mucho depende de los padres, los hermanastros también tendrán una gran responsabilidad en la fluidez de las relaciones entre ellos. Es por esto que el padre o la madre de cada hermanastro, según corresponda, enseñará a su hijo cómo acercarse a su hermanastro. Se trata de construir un vínculo saludable que permita que la familia viva feliz.

Consejos para saber cómo acercarnos a un hermanastro

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¿Qué debe saber un hermanastro para acercarse a otro?

  • En caso de conflicto, siempre debe tranquilizarse antes de enfrentar a un hermanastro. Eso evitará hacer o decir cosas de las que después se arrepentirá.

Seguramente existirán momentos en que uno use o rompa algo del otro sin pedir o avisar. Enseñar a los hermanastros alguna técnica de relajación, como respirar hondo mientras cuenta hasta 20, o imaginarse que está en un lugar que le gusta, puede ser de gran utilidad.

  • Enfrentar los problemas. No taparlos ni dejarlos pasar. El hermano implicado puede proponer un momento y un lugar para conversar. Es importante que, en el momento de la conversación, el afectado hable en primera persona. Lo fundamental es evitar que el hermanastro se sienta acusado. El camino es evitar culpar al hermanastro, pero sí explicarle lo mal que le hizo sentir.
  • Escuchar la explicación o versión del hermanastro. En todo diálogo es necesario escuchar con atención, sin interrumpir. El objetivo es entender por qué hizo lo que hizo, si tuvo intención real de perjudicar al otro. Si el hermanastro afectado explica cómo se sintió y el que ocasionó la situación incómoda da algunos argumentos, ambos estarán en camino de entenderse sanamente. La conversación se cerrará contándose uno al otro cómo se podrían evitar en el futuro situaciones parecidas a la vivida.

Compartir y convivir

  • Tiempo con sus amigos. Es bueno que cada hermanastro disponga de tiempo y espacio Para compartir con sus propios amigos sin la presencia del otro.
  • No es preciso compartirlo todo. Los hermanastros compartirán, por ejemplo, el televisor o un equipo de música. Pero mantendrán la privacidad de un teléfono móvil, libros, espacios personales para guardar lo que consideran íntimo. Sería aconsejable que cada hermanastro dispusiera de su propia habitación, porque el tema de la privacidad es siempre generador de conflictos.
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  • Aceptar las diferencias de costumbres. Los hermanastros deben entender que, por haber crecido hasta el momento en hogares diferentes, seguramente tendrán costumbres diferentes. Y que esto no es malo si no se afectan los derechos de los demás.
  • Aceptar sin celos enfermizos que la mamá o el papá de uno se vincule afectivamente con el hermanastro. Para ello es imprescindible que cada uno entienda que siempre tendrá todo el amor de su padre o madre sanguíneos.
  • Compartir actividades familiares. Cuanto más tiempo pasen juntos los hermanastros, más acercamiento lograrán.
  • Conservar y afirmar las conexiones con los integrantes de las familias biológicas. Padre o madre, abuelos, tíos, primos, etc. Ello será de ayuda para mantenerse emocionalmente saludables.

No es preciso lograr que los hermanastros sean los mejores amigos ni que se sientan hermanos. Pero sí es importante que se traten de forma amable y respetuosa. Las reglas familiares claras son muy útiles. Hay que el dar espacio para que los mismos niños resuelvan sus problemas son puntos de partida para comenzar a andar.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.