Todo el trabajo y el tiempo que los niños y jóvenes dedican a su educación se resume en el boletín de calificaciones. Lamentablemente, lo que encontramos allí no siempre es lo que esperamos de un alumno responsable y dedicado. Te ofrecemos algunos consejos sobre cómo actuar ante el suspenso de tu hijo.
Los padres suelen reaccionar de diferentes maneras cuando su hijo trae malas calificaciones. Algunos se imaginan un futuro nefasto, como si una mala nota significara que no triunfará en nada por el resto de su vida.
Otros, en cambio, se sienten culpables de esta situación. Se recriminan no haber colaborado más, no haber motivado debidamente a su pequeño o incluso no haber sido más estrictos.
La realidad es que ningún extremo está bien. De ninguna manera todo está perdido; ni tampoco el hecho de que tu hijo tenga un suspenso en el colegio te convierte en un mal padre.
Se trata, efectivamente, de una situación incómoda de la que se debe salir con comprensión y esfuerzo de ambas partes. De seguro a él tampoco le agrada esto, por lo que debes guiarlo para retomar las buenas calificaciones.
¿Cómo reaccionar ante el suspenso de tu hijo?
Con lo expresado anteriormente no queremos decir que el tema no sea importante o que no se debe corregir nada. Todo lo contrario: es una suerte de advertencia a tiempo sobre la que se puede construir muchísimo para el futuro. Entonces, si te topas con un suspenso de tu hijo, procura seguir estas recomendaciones.
1. Conservar la calma
Por más que te sientas angustiada y molesta, el enojo no te llevará a ninguna parte. Con gritos y castigos solo conseguirás herir la autoestima del niño; además, la próxima vez que tenga que enfrentarse a un examen, la presión y el miedo al fracaso serán mucho mayores.
2. No atribuir la falla a su personalidad
Un error gravísimo que muchos padres cometen es soltar frases como “Eres un vago” o “no sirves para los estudios”. No, esto de ningún modo es así.
Lo que se debe buscar es propiciar un cambio de mentalidad en el estudiante. Es mejor presentarle esa asignatura o el colegio en general como un desafío, una prueba que debe superar por su propio bien.
Si herimos su susceptibilidad con frases tan negativas solo causaremos desánimo. Incluso se puede llegar a instancias peores si se sostiene en el tiempo; es posible pasar de la resignación o rebeldía a verdaderos trastornos del aprendizaje.
3. Buscar soluciones
Todos los actores deben tener una actitud constructiva y propositiva. Esto incluye tanto al alumno como a sus padres y profesores. Una vez identificado el problema, para lo cual resulta productiva la comunicación entre las partes, se puede trazar una estrategia que permita revertir los malos resultados.
El causante de una mala nota puede ser muy diferente según el caso. Es posible que sea algo circunstancial, como falta de tiempo de estudio o mala planificación; o problemas más serios, como trastornos del sueño, problemas de sociabilidad o de familia, estrés, agotamiento mental o trastornos cognitivos.
“El suspenso de tu hijo es una situación incómoda de la que se debe salir con comprensión y esfuerzo de ambas partes”
4. Hacer autocrítica
Esto suele ser particularmente difícil para algunos padres. Si bien preocuparse por los estudios es una tarea indelegable de cada alumno, podemos preguntarnos cómo estamos colaborando a su educación.
Primero y principal, ¿qué ejemplo damos desde nuestro lugar? ¿Cumplimos con nuestras responsabilidades o las aplazamos e intentamos desligarnos de ellas?
Segundo, ¿existe una comunicación permanente que posibilite que el chico exprese cualquier problema que pueda estar atravesando?
Por último, y no menos importante, ¿estamos todo el tiempo obligándolos a estudiar sin atender a sus necesidades? Esto puede causar aversión en ellos; de hecho, los mejores alumnos suelen tener padres más permisivos en este sentido. La confianza lo es todo para promover la autodisciplina del joven.
5. Colaboración
Una vez que hayas despertado en tu hijo una actitud que le permita asumir su fallo e intentar redimirse, es momento de trabajar juntos. Pregúntale qué siente que le falta, qué le ha pasado, en qué puedes ayudarle.
Quizás le haga falta un compañero de estudios para hacer todo más llevadero. Si no, puede que necesite un tutor o profesor particular, que perfectamente puedes ser tú o tu pareja.
No siempre el suspenso de tu hijo se debe a falta de compromiso o voluntad. Puede que esté dando lo mejor de sí y aún así le cueste conseguir buenas notas. En ese momento es cuando debes tenderle una mano para que logre superarse a sí mismo. Será una gran lección de vida para él.
Como conclusión, el suspenso de tu hijo no es el fin del mundo. Ponte a su lado y ayúdale a afrontar este momento con constancia y ánimo de salir victorioso.
Bibliografía
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