Una gripe mal curada deja consecuencias graves

La gripe mal curada o mal atendida deja rastros que, al prolongarse en el tiempo, pueden complicarse y convertirse en un problema.

Una gripe mal curada puede acarrear consecuencias molestas.

Una gripe mal curada puede derivar en complicaciones. Por esta razón es importante prestarle atención a la gripe y tratarla a tiempo.

Por otra parte, no hay que automedicar ni suspender el tratamiento en curso (a menos que el médico lo indique). Aunque no lo parezcan estas son medidas que deben seguirse a cualquier edad.

Cuando tu hijo tiene gripe es normal que sienta escalofríos, fiebre, dolores musculares y que además tenga tos, estornudos, lagrimeo, malestar general y dolor de cabeza. Esos son los síntomas de la enfermedad, los cuales duran aproximadamente una semana y después desaparecen. Cuando esto no es así, la gripe se ha complicado.

La Asociación Española de Pediatría indica lo siguiente: ”La gripe puede tener manifestaciones clínicas de muy variada naturaleza. Sin embargo, la forma clásica cursa con fiebre elevada (38- 40ºC), de comienzo agudo, escalofríos, tos, rinorrea, dolor de garganta, malestar, mialgias, cefalea, anorexia, etcétera”.

Lo ideal es que luego de haber experimentado esos síntomas, la gripe ceda entre los siete y catorce días y la persona vuelva a sentirse bien. Pero algunos no se recuperan del todo y tienen rastros de malestar, o una tos persistente. Esto es o que se conoce como una gripe mal curada.

¿Por qué a veces se complican las gripes? La pediatra venezolana María Victoria Álvarez explica que, por lo general, los niños pequeños no saben expectorar, por lo que es poco recomendable darles jarabes expectorantes. Este tipo de medicamentos solo contribuyen a que el niño produzca más moco y flema.

Y precisamente por sobreproducción de flema y moco, estos se van acumulando. El exceso puede contribuir a formar un cuadro crónico en el paciente. Por lo que solo se recomienda darle expectorantes a los niños mayores de 5 años edad y bajo supervisión médica.

Una gripe mal curada puede derivar en neumonía o sinusitis.

Una gripe mal curada amerita cuidados.

Algunos mitos y verdades

Cuando se cronifica el cuadro de un gripe de un niño, este suele sufrir de cefalea o dolor de cabeza. En estos casos el médico le puede indicar cierta dosis de acetaminofén para aliviar el malestar. 

Por su parte, trate de no hacer caso a los mitos. Por ejemplo la doctora Álvarez explica que el moco verde no siempre es sinónimo de infección, por lo cual su tratamiento no necesariamente amerita antibióticos.

La pediatra te recomienda que seas precavida con la administración de los antibióticos, pues al aplicarlos sin necesidad el sistema inmunológico del niño puede crear resistencia al medicamento y cuando el niño realmente requiera usarlo no le va a hacer efecto.

Si el bebé moquea constantemente, se le puede lavar la nariz con un poco de solución fisiológica o salina (cada 6 o 7 horas). Si tu hijo es alérgico evita el uso de ventiladores. También trata de no barrer la casa y de alejar a las mascotas de su presencia.

Todos estos consejos te ayudarán a evitar que las partículas de polvo que quedan flotando en el aire y afecten a tu hijo, incluso días después de la limpieza. Si necesitas limpiar, quita el polvo con un paño húmedo.

Una gripe mal curada debe atenderse de inmediato.

Complicaciones de una gripe mal curada

Cuando la gripe mal curada no cede después de siete días, o incluso empeora, lo mejor que puedes hacer es contactar al pediatra de tu hijo. Mientras tanto, debes saber que es imprescindible que mantengas a tu hijo hidratado.

¿Por qué? porque esto ayudará a su organismo a mantener su temperatura corporal equilibrada y evitará mayores descompensaciones. Asimismo, una buena hidratación puede ayudar a que el niño libere toxinas a través de la orina.

La gripe es una infección de los pulmones la mayoría de las veces causada por el virus de la influenza. Ahora bien, una vez infectada la persona es más fácil que se adhieran otras bacterias al organismo que compliquen el cuadro. Algunas de ellas son:

  • Streptococcus pneumoniae (conocidos como ”estreptococos”).
  • Staphylococcus aureus (a menudo denominados “estafilococos”).
  • Haemophilus influenzae.

En otras palabras, una gripe mal curada puede hacer que el niño sea más propenso a otras infecciones (de origen viral, bacteriano o fúngico). Por consiguiente, el tratamiento para su afección puede ser más largo y complejo.

La neumonía y la sinusitis

La neumonía es una enfermedad que puede estar causada por diversas bacterias, virus y hongos. No obstante, el agente causal más común es el Streptococcus pneumoniae (mejor conocido como ”neumococo”).

Los síntomas de la neumonía pueden variar y asemejarse a los del resfriado:

  • Tos.
  • Fiebre alta.
  • Dolor abdominal.
  • Pérdida del apetito.
  • Dificultad para respirar.
  • Respiración acelerada.
  • Ruidos crepitantes en el pulmón.
  • Sensación de malestar y turbación.
  • Vómitos debidos a la tos o por tragar mucosidad.

El tratamiento de esta enfermedad debe aplicarse lo antes posible y mantenerse en el tiempo hasta que el paciente sane por completo.

Y aunque no siempre se requiere hospitalización (a excepción de los casos de niños pequeños), sí es muy importante que el ambiente esté libre de humo y otros factores irritantes.

La sinusitis es una infección de los senos paranasales (cavidades aéreas revestidas de mucosa), localizadas en los huesos craneales, que se comunican con la cavidad nasal: senos maxilares, frontales, etmoidales y esfenoidales.

Aunque no es grave, conviene diagnosticarla y tratarla precozmente para evitar complicaciones (sobre todo si llegase a cronificarse).

Algunos de los síntomas característicos son:

  • Fatiga.
  • Voz nasal.
  • Tos crónica.
  • Mucosidad nasal.
  • Obstrucción nasal.
  • Dolores de cabeza.
  • Pérdida de olfato.
  • Malestar general.
  • Goteo crónico de secreciones nasales a la garganta.
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