El sobrepeso y la obesidad infantil son problemas de salud graves que condicionan el funcionamiento del organismo a medio plazo. Además, generan secuelas, tanto en lo que a metabolismo se refiere como en la eficiencia de otros muchos órganos. Por este motivo, es fundamental la prevención.
En los últimos años, se han incrementado las tasas de sobrepeso y de obesidad infantil debido a un empeoramiento de la dieta. En general, se incluyen en la misma una gran cantidad de ultraprocesados industriales, que son productos de baja calidad que aportan azúcares simples, grasas trans y calorías en exceso.
¿Qué se conoce por sobrepeso u obesidad infantil?
Normalmente, se utiliza una fórmula para diagnosticar el sobrepeso mediante la cual se obtiene el valor del índice de masa corporal. Sin embargo, en los menores de 5 años dicho mecanismo no es eficiente, por lo que se recurre a un sistema comparativo con una gran población analizada.
Si un menor de 5 años se encuentran con un peso para su estatura por encima de las 2 desviaciones estándar de la mediana para su edad y sexo, se diagnosticará el sobrepeso. En el caso de que se encuentre 3 desviaciones por encima, podríamos hablar de obesidad. A partir de los 5 años sí se comienza a utilizar el IMC (índice de masa corporal) como predictor, pero se diagnostica el problema cuando el menor se encuentra por encima del percentil 95 para su sexo y edad.
¿Cuáles son los factores de riesgo para el desarrollo de la obesidad?
Existen hábitos que pueden condicionar el desarrollo del sobrepeso o de la obesidad infantil. A continuación, te contamos como prevenirlos.
Sedentarismo
Uno de los hábitos a erradicar es el sedentarismo. Está claro que la actividad física mejora la composición corporal e incrementa el número de calorías que se consumen de forma diaria. De este modo, se hace menos probable la acumulación progresiva del tejido graso.
Mala alimentación
Por otra parte, la dieta juega también un papel fundamental. Se ha demostrado que la lactancia materna exclusiva durante los primeros meses de vida protege frente al desarrollo de patologías metabólicas, entre las que se encuentra la obesidad. La leche materna cuenta con una multitud de probióticos que colonizan el tubo y previenen el desarrollo de alteraciones en la digestión de los nutrientes y en su uso posterior.
Además, es determinante reducir la presencia de ultraprocesados en la dieta. Los azúcares simples y las grasas trans incrementan el riesgo de aumentar de peso, tal y como afirma una investigación publicada en la revista Frontiers in Bioscience. Lo óptimo resulta incrementar el consumo de alimentos frescos, ya que estos aportan nutrientes de calidad y menos calorías.
¿Otras patologías asociadas al sobrepeso y a la obesidad infantil?
Cuando se desarrolla una condición de sobrepeso o de obesidad infantil es porque algo en el organismo no funciona como debería o porque los hábitos no son adecuados. Así, se acumula una gran cantidad de grasa alrededor de los órganos, lo que dificulta la función de los mismos. A partir de aquí, se experimentan alteraciones metabólicas que incrementan el riesgo de sufrir diabetes.
Al mismo tiempo, la obesidad y el consumo de grandes cantidades de azúcares simples provocan problemas en el funcionamiento del hígado y de los riñones. También, el corazón se ve afectado, ya que los parámetros de la presión arterial varían de forma consistente. Incluso, el cerebro puede experimentar alteraciones en lo que a salud emocional se refiere.
Hay que tener en cuenta que una vez que se desarrolla la obesidad, los efectos secundarios de la misma pueden durar de por vida. Por eso, es importante hacer una buena prevención del problema y ponerle remedio en cuanto se detectan los primeros incrementos de peso fuera de lo normal.
Sobrepeso y obesidad infantil, un problema de salud creciente
Que las tasas de sobrepeso y de obesidad infantil se hayan disparado en los últimos años ha generado un problema de salud pública de gran importancia. Por eso, es preciso ejercer una labor de concienciación para revertir esta situación e impedir que vaya a más.
Resulta determinante educar a los más pequeños en la necesidad de plantear una serie de hábitos de vida saludable. Entre ellos se encuentran la práctica regular de ejercicio físico y una buena dieta. Si predominan los productos ultraprocesados en la alimentación, será más probable que se desarrollen problemas metabólicos y cardiovasculares en un futuro próximo.
Bibliografía
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