El síndrome de la progenitora tóxica es un término que se utiliza para designar a aquellas madres que no tienen interés o amor por sus hijos, como tampoco interés en ejercer la maternidad o simplemente en “ser madres”. Según los expertos, se trata de un concepto difícil de entender, ya que, ¿qué padre o madre no querría a sus propios hijos?
Además, parece un poco un tema tabú en esta sociedad donde lo “normal” y “bien visto” es querer ser madre y, una vez lo eres, entregarte en cuerpo y alma a tus hijos. Pero, como vemos, la realidad nunca es tan idílica. ¿Cómo afecta este tipo de maternidad a los hijos? ¿Cuáles son sus consecuencias?
Síndrome de la progenitora tóxica: ¿cómo afecta a los hijos?
Normalmente, el síndrome de la progenitora tóxica aparece en mujeres que han sido madres sin desearlo realmente y que lo son más bien por convencionalismo social. Es decir, en mujeres que han sido madres un poco porque era lo que se esperaba de ellas.
El problema de esto es que, si no hay un deseo real de concebir, de dar a luz y de ejercer la maternidad, los hijos sufrirán las consecuencias de una decisión que no va, en absoluto, en línea con los deseos de la futura mdre. Lógicamente, las consecuencias del síndrome de la progenitora tóxica no le afectan únicamente a ella, sino también a sus propios hijos.
¿Cómo crees que se encuentra un niño que no se siente amado, atendido o deseado? Son pequeños que, como veremos, pueden llegar a sufrir mucho.
Comportamiento de la madre y efectos en los hijos
Aunque suene muy crudo de leer (y más aún, difícil de entender), este tipo de madres pueden ver a sus hijos como rivales, molestias, obstáculos… Ello se traduce en una serie de comportamientos que, lógicamente, el niño siente y percibe.
Así, estos pequeños pueden sentirse desatendidos, poco valorados o queridos y muy inseguros. Su autoestima puede sufrir graves consecuencias al no sentirse suficientemente importantes para sus madres.
Por otro lado, las mujeres con este síndrome, al no querer (o saber) asumir el rol de madre, pueden mostrar comportamientos tan dispares como alejamiento de su rol, adopción de otros roles, irritabilidad, malestar, etc.
Su felicidad puede verse salpicada por este rol materno que “les toca” asumir, pero que no tienen ni el deseo ni el interés de hacerlo. Como consecuencia, los niños pueden sufrir desatención, falta de implicación emocional, desprecios…
Los comportamientos de la madre con el síndrome de la progenitora tóxica son múltiples, pero los efectos en los hijos también. Así, pueden aparecer en niños y adolescentes, trastornos y alteraciones de diferente naturaleza, tales como:
- Trastornos de conducta.
- Trastornos de consumo de tóxicos.
- Trastornos depresivos.
- Trastornos ansiosos.
- Trastornos del vínculo. Por ejemplo, trastorno de la relación social desinhibida.
- Baja autoestima.
- Inseguridades.
- Apego inseguro.
Efectos negativos del síndrome de la progenitora tóxica en los hijos
Los hijos de las madres con el síndrome de la progenitora tóxica pueden cargar con un sentimiento de culpa por haber nacido y por no sentirse deseados. También pueden sentirse culpables por haber “generado” esa infelicidad en su propia madre.
A través de estas culpas y de estas “mochilas emocionales” que les toca cargar, de forma totalmente inmerecida, pueden aparecer sentimientos diferentes, tale como incomprensión, tristeza, ira, etc.
En definitiva, son niños y adolescentes que pueden llegar a sufrir mucho, ya que las prácticas de crianza y amor desarrolladas por el cuidador principal, que suele ser la madre, son vitales para el desarrollo del apego durante los primeros años de vida. Si esas prácticas son negligentes, deficitarias o tóxicas, el apego resultante del niño estará dañado.
“Criar con apego es crear lazos emocionales fuertes y sanos entre los niños y sus padres/madres para toda la vida”.
-Anónimo-
Miedo patológico al abandono
Los hijos de madres con el síndrome de la progenitora tóxica pueden desarrollar también un miedo patológico al abandono. ¿Por qué? Porque, al no sentirse bien atendidos, o al no sentirse deseados y queridos, desarrollan de forma innata la sensación de que les pueden abandonar en cualquier momento. Es decir, se sienten inseguros, desprotegidos.
Ese apego sano y seguro del que hablábamos, que surge con una crianza respetuosa, no se forma. De hecho, aparece justamente lo contrario, un apego inseguro, deficitario y dañado.
Como consecuencia, el niño no siente que pueda acudir a su madre cuando la necesita (no es una base segura para él), ya que esta no suele mostrarse disponible a sus demandas y necesidades básicas.
“Es imprescindible decirles a esas mujeres [hijas de madres tóxicas] que la niña dañada que llevan dentro y parece dirigir su vida puede ser sanada”.
-Olga Carmona-
¿Cómo ayudar a estos hijos?
Según los expertos, asumir sin culpa que no somos nosotros quienes elegimos a nuestra madre y que venimos al mundo programados para amar a quien nos toque para maternarnos, resultarán factores fundamentales para aceptar esta realidad y, además, salir fortalecidos de esta situación. Y es que, no lo olvidemos: la capacidad resiliente de cada ser humano es innegable.
Es decir, por suerte, si nos toca vivir una situación así, la buena noticia es que podemos superarlo. La ayuda de un buen especialista resultará esencial.
“El destino no es una cuestión de azar. Es una cuestión de elección. No es algo que debe ser esperado, es algo que debe ser alcanzado”.
-William Jennings Bryan-
Como hemos visto, el síndrome de la progenitora tóxica incide directamente en el desarrollo psicológico, social y afectivo de los más pequeños. Es una realidad: la educación y el amor que recibimos, especialmente durante la infancia, influye mucho en nuestra manera de ser y en nuestro desarrollo.
Sin embargo, la esperanza de vivir una vida adulta feliz debe permanecer, porque podemos transformar nuestra realidad y adaptarnos al entorno de una manera extraordinaria. Así que, no dejes que una madre con el síndrome de la progenitora tóxica determine tu destino: crea el tuyo propio.
Bibliografía
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- López, F. (1993). El apego a lo largo del ciclo vi tal. En M.J.Ortiz y S. Yarnoz (Eds.) Teoría del apego y relaciones afectivas. Bilbao: Universidad del País Vasco.
- Rodrigáñez, C. y Cachafeiro, A. (1996), La represión del deseo materno y la génesis del estado de insumisión inconsciente, Madrid, Nossa y Jara Editores.