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¿Qué quesos se pueden comer durante el embarazo?

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Los quesos se caracterizan por presentar una elevada densidad nutricional, aunque no todos se pueden consumir durante la etapa de gestación ya que existe riesgo de intoxicación alimentaria.
¿Qué quesos se pueden comer durante el embarazo?
Última actualización: 12 octubre, 2022

Los lácteos son alimentos con una elevada densidad nutricional, recomendables en el contexto de una dieta equilibrada. Sin embargo, muchas mujeres se preguntan qué quesos se pueden comer durante el embarazo, ya que en este momento las necesidades dietéticas varían.

Hay que tener en cuenta que durante el periodo de gestación es imprescindible tener cuidado con los alimentos que presentan un riesgo microbiológico alto o con aquellos que pueden causar malas digestiones. En este sentido, hay que hacer algunas restricciones al respecto para garantizar el buen desarrollo del feto.

La dieta y los quesos en el embarazo

La alimentación de las mujeres embarazadas tiene algunos ajustes para adaptarse a las nuevas demandas (energéticas y de nutrientes) y a los nuevos peligros.

Por este motivo durante los nueve meses del embarazo se aconseja evitar algunos alimentos (como la carne y el pescado crudos) y tomar medidas adicionales con otros (por ejemplo lavar muy bien las frutas y verduras que se vayan a comer crudas).

¿Y qué pasa con el queso? Pues lo cierto es que se engloba dentro del último grupo. Esto quiere decir que el queso se puede comer en el embarazo tomando algunas consideraciones al respecto. 

El riesgo principal que conlleva este alimento es la posibilidad de provocar una intoxicación alimentaria. Los productos lácteos no pasteurizados pueden estar contaminados con la bacteria Listeria monocytogenes y la enfermedad que transmite (listeriosis) puede ser grave para las embarazadas.

En el caso de las futuras madres podría ser que no experimentaran ningún síntoma o que estos fueran leves. Pero las consecuencias para el bebé pueden ser más graves ya que podría ser causa de infecciones al nacer, aborto espontáneo o parto prematuro.

Por lo tanto, aunque algunos expertos puntualizan que es una infección poco probable, conviene tomar todas las precauciones posibles durante estos 9 meses. Y en el caso de la ingesta de quesos, existen unas recomendaciones muy claras a seguir.


Conoce más acerca de : La listeriosis en el embarazo


Qué quesos se pueden comer en el embarazo

Existen dos puntos clave a la hora de comer quesos en el embarazo que determinan aquellos que son más adecuados y los que no. De este modo se habla de la pasteurización de la leche y de la humedad del queso en cuestión.

La pasteurización es una técnica de aplicación de altas temperaturas para eliminar las posibles bacterias de la leche. Por lo tanto los quesos elaborados con leche pasteurizada son seguros durante el embarazo y, en general, los únicos que se pueden consumir (si bien existen excepciones que veremos más adelante).

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Por otro lado también hay diferencias entre los quesos curados y los no curados. En los primeros la cantidad de agua del producto final es muy pequeña por lo que las probabilidades de que las bacterias existentes se multipliquen disminuyen.

Teniendo en cuenta ambos parámetros, esta es la lista de los quesos que sí que se pueden consumir durante el embarazo:

  • Quesos blandos elaborados con leche pasteurizada y que no contengan mohos o corteza: cottage, queso fresco, mozzarella, feta, queso crema, halloumi o queso tierno de cabra.
  • Todos los quesos duros como cheddar, parmesano, edam, monterrey, romano o gouda. Aunque estén elaborados con leche sin pasteurizar pueden ser menos propensos a tener bacterias por la menor presencia de agua. Sin embargo, para más seguridad es preferible elegir aquellos pasteurizados o someterlos a cocción de más de 75 grados.

En referencia a estos quesos cabe señalar que el origen de la leche no es, en este sentido, importante. Por lo tanto se pueden comer de forma indistinta quesos elaborados con leche pasteurizada de vaca, de cabra, de oveja o con mezcla de ellas.

Quesos a evitar durante el embarazo

Una vez repasada la lista de los quesos que sí que se pueden comer, detallamos aquellos cuyo consumo hay que evitar para minimizar los riesgos de infección alimentaria.

  • Quesos tiernos con corteza blanca: brie, camembert o rulo de cabra.
  • Queso blando con vetas azules: danés, gorgonzola, roquefort, stilton. Se deben evitar por la presencia de mohos.
  • Todos los quesos blandos elaborados con leche sin pasteurizar y para mayor seguridad los quesos duros sin pasteurizar también.

Estos podrían consumirse si se someten a una cocción de más de 75 grados, por ejemplo en un gratinado o una salsa roquefort. Sin embargo es preciso asegurarse que se alcanzan las temperaturas adecuadas y que el queso queda caliente en su totalidad.

¿Es bueno el consumo de quesos durante el embarazo?

La ingesta de productos lácteos y de queso es adecuada durante el embarazo ya que aportan nutrientes interesantes. El más conocido es el calcio, un mineral que ha demostrado ser capaz de mejorar el desarrollo y la salud ósea.

Asimismo, cuentan con proteínas de alto valor biológico. Estas presentan en su composición todos los aminoácidos esenciales, además de unos buenos valores de digestibilidad. Dichos nutrientes son esenciales para garantizar un buen estado de salud y un funcionamiento óptimo de la masa magra, según un estudio publicado en la revista Food & Functions.

Siendo más específicos, existen ensayos, como el publicado en Advances in Nutrition, que afirman que la ingesta de productos lácteos durante el embarazo se asocia con un mayor peso del bebé al nacer.

Además hay que tener en cuenta que se trata de un producto muy versátil y que aporta sabor a los platos, algo perfecto para seguir disfrutando de una alimentación saludable, sabrosa y variada.

Para consumirlos con seguridad y de una forma saludable es necesario introducirlos en el marco de una dieta adecuada en general, y no abusar de ellos ya que podrían desplazar la ingesta de otros alimentos necesarios.

Asimismo es importante tener en cuenta estas recomendaciones:

  • Para saber si un queso se ha elaborado con leche cruda o pasteurizada es preciso leer la etiqueta, dónde debe constar esta información. En el caso se quesos tradicionales o comprados a granel, debemos preguntarlo al fabricante o al vendedor. Si no es posible verificarlo, es preferible no adquirir el queso.
  • Aparte de elegir quesos seguros en el embarazo es fundamental seguir respetando las medidas de higiene alimentaria básicas en el manipulado y cocinado. Esto incluye mantener los quesos refrigerados, bien empaquetados y separados de otros alimentos.
  • Es preferible comprarlos enteros y en un formato pequeño. Se recomienda evitar los que vienen en trozos o rallado por la posibilidad de infección en la manipulación.
  • Respetar las fechas de consumo y seguir las instrucciones de almacenamiento de los fabricantes una vez abierto el producto.

La importancia de los otros lácteos en el embarazo

No solo se recomienda que aparezcan quesos en la dieta de la mujer embarazada, sino que también es fundamental que se consuman lácteos fermentados. Estos contienen bacterias probióticas en su interior, capaces de colonizar de forma selectiva el tubo digestivo, ejerciendo un beneficio sobre el huésped.

Así, es posible reducir el riesgo de desarrollar patologías metabólicas o digestivas. Ejemplos de las mismas serían las diarreas y los estreñimientos, bastante comunes durante el periodo de gestación. Esta clase de alteraciones causan incomodidad a la mujer embarazada y pueden condicionar su estilo de vida.

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Es seguro comer queso durante el embarazo

Como has podido comprobar, es seguro comer queso en el embarazo, siempre y cuando se elijan productos elaborados con leche pasteurizada. De esta manera, se reduce el riesgo microbiológico de los alimentos, lo que hace muy improbable que se desarrollen intoxicaciones que condicionen la salud del feto.

Si tienes dudas acerca de si un queso se puede comer o no, lo mejor es que lo evites. Durante el periodo de gestación, el mejor consejo que se puede dar es asumir los menores riesgos posibles a nivel dietético.

Por ello, te animamos a leer las etiquetas de los quesos de forma previa a su consumo para comprobar si la leche que sirve de ingrediente ha sido sometida a tratamientos térmicos. Si tienes más dudas al respecto, consulta con el médico o con el nutricionista para ajustar la dieta.


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