A todos los niños les da ronquera y, después de gritar mucho, pueden incluso quedar sin voz. La afectación de las cuerdas vocales suele ser normal cuando es ocasional. No obstante, algunas madres se preguntan: ¿Qué hago si mi hijo siempre está afónico?
A decir verdad, existen múltiples razones por las cuales un niño puede llegar a la afonía. Laringitis, alergias o incluso la recurrencia a los gritos son apenas el comienzo de una larga lista. Sin embargo, si el problema es recurrente, es hora de actuar.
¿Qué es la afonía?
El hecho de estar afónicos es presentar una alteración en el funcionamiento natural de la voz. Nos referimos, básicamente, a una variación que ocurre en la laringe de los niños. Por lo general, esto lleva al infante al sobresfuerzo vocal.
Debido a la alteración y a este esfuerzo excesivo, el pequeño podría experimentar ronquera y pérdida del timbre y potencia vocal. Cuando esto se da de forma recurrente, es importante verificar el origen de la misma.
En caso de que este estado dure más de una semana, se considera un trastorno cierta importancia. En estos casos, el otorrinolaringólogo es el especialista encargado de examinar y tratar la dolencia. La afonía infantil recurrente debe ser controlada.
En busca de las causas
Aunque existen muchos factores que pueden generar esta desagradable situación, no todos pueden llevar a que sea permanente o repetitiva. La gripe y otras infecciones respiratorias suelen provocar ronquera ocasional.
Ciertamente, existen otras condiciones que pueden derivar en una disfonía más distendida. Todo puede comenzar en una predisposición alérgica, o bien ser el síntoma de una enfermedad más grave. Por eso, debemos estar en constante observación.
La idea no es alarmarnos, sino poder proporcionarles a los niños una atención médica oportuna. Lo primordial es entender cuando la ronquera o pérdida de voz es larga o de gravedad.
Mi hijo siempre está afónico: síntomas de cuidado
La afonía benigna suele durar días o, cuando mucho, una semana. Si se extiende por encima de los diez días, lo correcto es dirigirnos al pediatra. Una ronquera de más de dos semanas debe ser tratada con mayor rigurosidad.
Si este tipo de estados impiden la ingesta de alimentos o la respiración, se debe llevar al niño a emergencias. En el caso de un infante, esto podría ser peligroso y traer complicaciones severas.
Una afonía prolongada también podría ser el anuncio de una enfermedad más grave. No obstante, para que esto sea así, se deben dar otros síntomas, como la tos con sangre.
Causas de la disfonía prolongada
- Alergias: Los niños con sinusitis y rinitis agudas pueden presentar trastornos vocales con recurrencia. Además del suministro ocasional de antibióticos, se debe proteger al niño de los elementos que provocan las alergias.
- Enfermedades graves: Lamentablemente, hay niños que pueden sufrir quistes o incluso cáncer de garganta. Por lo general estas enfermedades tienen una sintomatología más compleja y notoria.
- Mal uso de las cuerdas vocales: Parece mentira, pero la afonía infantil puede ser generada por un sobresfuerzo autoinducido del niño. Si grita mucho y no conoce sus límites, puede quedar ronco con frecuencia.
“Si la afonía se extiende por encima de los diez días, lo correcto es dirigirnos al pediatra”
¿Qué hacer si mi hijo siempre está afónico?
Una vez identificada la causa, podremos dar con la mejor solución para ayudar a nuestro pequeño. Si el origen son las alergias, lo mejor será verificar si estas son ambientales o alimenticias. El niño deberá tener tratamientos adecuados y alejarse de los agentes alérgenos.
Por otro lado, si el inconveniente es el mal uso que el niño le da a su voz, lo correcto es iniciar un tratamiento logopédico. Desde este enfoque, se puede reeducar al niño para que administre mejor sus esfuerzos vocales.
Cabe destacar que la higiene juega un papel fundamental en la recurrencia de las infecciones de garganta. Por ello, debemos estar pendientes de la limpieza bucal de nuestros hijos; esto ayudará a reducir el número de bacterias en la boca de los infantes.
En todo caso, siempre es bueno consultar con un especialista médico. Ellos pueden explicarnos el origen del problema e incluso enseñarnos ejercicios para aplicar con los niños. El objetivo: que ellos aprendan a manejar su voz y, de este modo, a cuidar sus cuerdas vocales.