¿Qué hacer si me siento como una carga para mi familia?

Acepta que pedir ayuda no es lo mismo que ser una carga para tu familia. Todas las personas necesitan unas de otras para vivir y eso no significa que debas sentirte menos por ello.

¿Qué hacer si me siento una carga para mi familia?

Si te sientes una carga para tu familia o tus amigos, quizás tus días transcurren con emociones que minimizas o suavizas para no ser una preocupación para el resto. A lo mejor, el disfraz de una persona «todopoderosa» te permite aliviar ese malestar que te genera pensarte como un «peso» para tus seres queridos.

Sin embargo, todo esto tiene un costo. Al sumergirte en esta dinámica, puedes llegar a sentirte agobiado/a, aislado/a en un mundo al que nadie más puede acceder para brindarte ayuda. Experimentarás una sensación de soledad y desconexión. Es importante comprender las causas de esta situación y explorar qué acciones puedes tomar para cambiarla.

¿Por qué me siento como una carga para mi familia?

Sentirte como una carga para tu familia puede generar un gran peso emocional y preocupación. Es una experiencia común, pero es esencial recordar que tus percepciones pueden no reflejar la realidad. En ocasiones, esa sensación de sentirse una carga viene motivada por distintos factores. Por ejemplo:

  • Estás atravesando una enfermedad y notas que alguien tiene que acompañarte al médico, ayudarte con documentación, con la comida, el horario de los remedios…
  • Te encuentras en una situación económica difícil y tu familia te está ayudando con tus gastos.
  • Estás separándote y necesitas quedarte en casa de tus padres hasta que consigas un piso propio.
  • Te sientes desbordada como madre o padre, atendiendo a tus responsabilidades laborales y familiares.

Si bien es entendible que puedas experimentar emociones complejas en estos casos, también es necesario que salgas de estos pensamientos tan «castigadores» y tengas un poco de compasión. Se tratan de situaciones que no son elegidas por ti.

Es importante que puedas aceptar la vulnerabilidad y entender que todas las personas en determinadas situaciones necesitan el apoyo de los demás. La reciprocidad es un aspecto natural de las relaciones familiares y, en algún momento, podrás devolver las atenciones recibidas.

Ahora bien, lo que puedes hacer que resulta de gran ayuda y hace una diferencia en el clima familiar es procurar mantener una actitud colaborativa y de comprensión.

Esto quiere decir que, en lugar de quejarte de tu situación y de «echarle la bronca» a todos diciendo que eres una carga, intenta ayudar cumpliendo con tu deber en el hogar. Tampoco te olvides de agradecer.

Otra situación distinta puede ser la de sentirse una carga por algún episodio del pasado. Quizás alguna decisión que no salió como esperabas o alguna equivocación. Si este es el caso, es importante que puedas aprender a perdonarte y a entender que muchas veces se toman las decisiones que son posibles en un momento específico.

Por lo tanto, al día de hoy, es mejor aceptar esa situación y plantearse de qué manera puedes modificar tu situación actual y no la pasada.

Consecuencias de sentirse como una carga para la familia

Sentirse como una carga para la familia puede tener como consecuencias la presencia de ciertas dificultades a la hora de relacionarse con los demás. Por ejemplo, evitas compartir tus experiencias con otras personas, decides pasar tus angustias en soledad, te cierras a contar aquello que te sucede…

También es posible que proyectes la imagen de ser una persona autosuficiente, que no necesita nada de los demás. Sin embargo, esto puede llevar a que las personas sientan que las rechazas o que les incomodas.

Pueden percibirlo como un gran esfuerzo acercarse a ti debido a tu falta de apertura. Como consecuencia, se puede generar un sentimiento de aislamiento, soledad y relaciones superficiales.

Por tu parte, el círculo acaba reforzándose, como una profecía autocumplida: te resistes a compartir lo que te sucede, las personas que se interesan por ti notan ese rechazo, intentan acercarse, pero lo encuentran difícil. Así, la relación se torna poco fluida, con obstáculos, lo que termina reforzando aquella sensación de ser una carga.

¿Qué puedo hacer si me siento como una carga para mi familia?

Lo primero que debes saber es que este es un sentimiento que puede ser normal en algunas etapas de la vida, pero es importante tener en cuenta el contexto y aprender a salir de este pensamiento. A continuación, podrás encontrar algunas sugerencias para evitar sentirte como una carga para tu familia.

Cuestiona tus propias creencias

¿Por qué crees que eres una carga? Seguro aquí vendrán a tu cabeza diversas ideas. Algunas tuyas y otras escuchadas. Tal vez algunas experiencias familiares te llevaron a pensar que eras una carga. Otra interrogante posible es: ¿esta sensación de ser una carga es solo con relación a tu familia o se presenta también en otros vínculos?

Al mismo tiempo, puedes intentar hacer el ejercicio inverso: si alguien de tu familia te pide que le hagas un favor, ¿sentirías que es una molestia o una carga? Es importante poder salirse del relato de la autosuficiencia, de la creencia de que pedir ayuda o atravesar un mal momento es sinónimo de debilidad.

Por último, también es un buen ejercicio el hecho de preguntarte si hay algo que puedes hacer por ti mismo y que no lo estás haciendo.

Hay familias en donde los padres se recargan de tareas y dejan escaso margen de participación de sus hijos, aun cuando son perfectamente capaces de resolverlo por sí mismos. Si crees que es así, puedes intentar tener un rol más activo y empezar a ver qué responsabilidades puedes asumir.

Confía en los demás y en sus propias decisiones y elecciones

Nadie de tu familia está obligado a hacerte un favor. En muchos casos, elegirán acompañarte y se sentirán a gusto de hacerlo. Aprende a pedir y a aceptar ayuda.

Aprende a validar tus propias emociones

Reconoce tus emociones, concédeles la importancia que se merecen. Aprende a darte valor a ti mismo. ¿Por qué lo de los demás es importante y lo tuyo no? ¿Por qué siempre te muestras disponible para escuchar a los otros, pero evitas compartir tus propias experiencias? Es necesario trabajar tu inteligencia emocional para que puedas reconocer como valioso aquello que sientes.

Implícate en la dinámica y en las actividades familiares

En este sentido, para no sentirte una carga, puedes participar de las actividades y obligaciones familiares, colaborando con los demás. De esta manera, aunque con acciones pequeñas y que tienen en cuenta la edad y la capacidad de los miembros de la familia, tu cooperación puede marcar la diferencia.

«Hoy por ti, mañana por mí»

Para dejar de sentirte como una carga en la familia, también puedes solicitar ayuda de un profesional. De esta manera, podrás explorar a fondo cuál es el origen de esa creencia y aquello que te provoca incomodidad.

Es importante que aprendas a reconocer tus emociones y validarlas, como una persona que siente y a la que ocurren cosas. Intenta flexibilizar tu pensamiento para entender que vives en comunidad, que tienes lazos de cuidado mutuo, en el que todos tienen valor y nadie es una carga para el resto.

Cada quien sabrá cuándo puede ayudar y sabrá poner un límite a su disponibilidad. Cada persona sabrá cómo ayudarte sin que eso implique descuidarse a sí mismo en el proceso.

Eso es sobre lo que debes trabajar: aprender a darte tu lugar y a estar para los demás, sin que eso implique disfrazar tus emociones o sentirte una carga. En definitiva, la comunidad funciona así: «hoy por ti, mañana por mí», nadie se salva solo.

Bibliografía

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