La pulpitis de las piscinas es una condición benigna y relativamente frecuente que afecta la piel de las manos y los pies. En general, se produce cuando se está en contacto reiterado con las superficies rugosas de las piscinas. En la mayoría de las ocasiones, ocurre en los niños, por la fragilidad de su piel y su tendencia habitual a frotarse durante los juegos contra la superficie.
¿Por qué se genera la pulpitis de las piscinas?
La pulpitis de las piscinas o dermatitis palmar juvenil, es una dermatitis de contacto del tipo irritativa que se manifiesta en las palmas de las manos y en las plantas de los pies de los niños. La piel de los pequeños se caracteriza por su fragilidad cutánea e inmadurez. Por lo tanto, sumado a que suelen pasar bastante tiempo en las piscinas, se genera una hiperhidratación de la capa más superficial de la piel por la prolongada exposición al agua.
Dermatitis por agua
La dermatitis del agua de las piscinas se da por contacto y es de tipo alérgica a los productos químicos que se le adicionan al agua de las piscinas. Esta afección puede manifestarse en la piel que se expone al agua. Incluso, puede provocar dermatitis eccematosa a los productos químicos utilizados para el mantenimiento.
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Dermatitis atópica
Los niños con piel atópica tienen una mayor probabilidad de aparición de pulpitis de las piscinas. Esto ocurre por su alteración de la barrera epitelial y la desregulación inmunitaria asociada en la piel.
La dermatitis atópica es una afección con picazón intensa, recidivante y crónica. En general, se caracteriza por una importante xerosis que crea un ambiente susceptible a diferentes patologías o condiciones. De acuerdo con la American Academy of Dermatology Association, algunas recomendaciones para su correcto manejo son las siguientes:
- Baños en agua tibia.
- Limitar el tiempo de baño entre 5 y 10 minutos.
- Utilizar jabones suaves, sin fragancia e hipoalergénicos.
- Secar la piel con palmadas de manera suave.
- Humectar la piel constantemente.
- Mantener las uñas cortas y suaves.
Manifestaciones clínicas de la pulpitis de las piscinas
Es una condición benigna que aparece en los niños como máculas eritemato-violáceas y brillantes. Además, estas lesiones no provocan comezón, no descaman y no son infiltrativas. Su presentación suele ser simétrica en las áreas más elevadas de las palmas de las manos, como los pulpejos de los dedos. Además, las lesiones son transitorias y se resuelven de manera espontánea.
Por su parte, no es raro observar eritema y ampollas superficiales en las palmas de las manos y en las plantas de los pies, que son las zonas que entraron en contacto con la superficie rugosa de la piscina.
¿Cómo se diagnostica la dermatitis palmar juvenil?
En general, tan solo con la observación por parte de los padres o algún adulto al cuidado, se puede arribar de forma rápida al diagnóstico de certeza. No obstante, en ocasiones las lesiones suelen pasar inadvertidas por los progenitores y se resuelven de manera espontánea en los niños.
Manejo terapéutico de la pulpitis de las piscinas
La pulpitis de las piscinas es una patología que forma parte de las dermatosis pediátrica de origen físico, en el que también pueden hallarse las dermatitis por fricción del tobogán. Las lesiones generadas en los pulpejos de los dedos no requieren de ningún tratamiento médico, ya que desaparecen de manera espontánea y sin dejar secuelas.
Indicaciones para tener en cuenta
Las indicaciones incluyen cesar la exposición prolongada al agua de las piscinas. Por otra parte, si bien no suele manifestarse con síntomas agregados, en algunas ocasiones la irritación es considerable y puede molestar al niño. Por ende, si la dolencia es importante, se requiere de una correcta humectación con crema hidratante suave.
A su vez, si la inflamación es mayor, se puede administrar una crema con corticoides de baja potencia para disminuir las manifestaciones cutáneas con mayor celeridad.
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La pulpitis de las piscinas y su gravedad
Si bien la pulpitis de las piscinas puede ser relativamente común, a menudo es una condición desconocida y que suele ser subdiagnosticada. Incluso, no es una afección que revista gravedad o que altere la salud del niño de manera considerable. En definitiva, no deben alarmarse los padres, ya que, además, se resuelve por sí misma.
Bibliografía
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