¿Por qué es importante la comunicación en familia?

Sin duda, esforzarse por crear y consolidar una comunicación familiar de calidad conlleva numerosos beneficios.
¿Por qué es importante la comunicación en familia?
Natalia Cobos Serrano

Escrito y verificado por la educadora social Natalia Cobos Serrano.

Última actualización: 05 agosto, 2022

La comunicación en familia ayuda a crear y mantener un clima afectivo en el hogar. Además, favorece que sus miembros sean capaces de expresar sus emociones, sentimientos y preocupaciones de forma saludable.

La comunicación en familia significa bienestar

Probablemente, la mayoría de los conflictos y problemas que nacen entre los miembros familiares surgen a raíz de una mala comunicación o, directamente, una falta de comunicación. Si no se mantienen abiertas de manera adecuada las líneas de comunicación, los miembros familiares no tendrán la confianza para poder expresarse. Al mismo tiempo surgirán malentendidos y disputas con relativa frecuencia.

Una familia que logra establecer una comunicación de calidad y afectiva en el hogar será capaz de solucionar los conflictos de una forma más eficaz y menos dañina. Además, las relaciones interpersonales mejorarán, ya que los miembros familiares se sentirán apoyados y comprendidos los unos por los otros.



Familia desayunando junta y manteniendo una muy buena comunicación.

No obstante, conseguir establecer un clima favorable en el hogar puede convertirse en un objetivo complicado al manifestar cada miembro familiar un estilo comunicativo diferente. Y, dicho esto, ¿cuál es la mejor forma de comunicarnos?

¿De qué manera nos comunicamos?

Para poder lograr una comunicación saludable en el hogar, es importante conocer los diferentes estilos que podemos manifestar a la hora de comunicarnos. Dichos estilos de comunicación se categorizan en tres tipos: asertivo, pasivo y agresivo.

Estilo Asertivo

El psicólogo Carlos J. Van-der Hofstadt y el economista José María Gómez entienden que la persona con este estilo de comunicación es capaz de expresar sus sentimientos, ideas y opiniones, defendiendo sus derechos y respetando los de los demás. En otras palabras: la persona asertiva pretende expresarse de forma adecuada y sin agredir, buscando la negociación.

“El comportamiento asertivo se sustenta sobre un sistema de creencias que mantiene el respeto por los propios derechos personales y los de los demás”.

-Yolanda Quiles-

Estilo Pasivo

De acuerdo a Van-Der Hofstadt y Gómez, la principal característica de este estilo es que la persona se preocupa por satisfacer a los demás. Dicho de otro modo: las personas pasivas no defienden sus propios derechos si para ello tienen que dejar de lado los de los demás. Su objetivo es evitar los posibles conflictos. En consecuencia, las personas pasivas no suelen conseguir lo que desean, lo cual les origina frustración, bloqueo, inseguridad e incluso ira reprimida.

Estilo Agresivo

En el lado opuesto al estilo pasivo, las personas con un estilo de comunicación agresivo no respetan los derechos, sentimientos e intereses de los demás. Es decir, solo se preocupan por defender a cualquier precio sus derechos y tienen dificultades para cambiar de opinión y para ver el punto de vista de los demás.

Con respecto a esto, resulta enormemente beneficioso saber desarrollar habilidades asertivas a la hora de comunicarnos en familia. Algunas formas de conducta asertiva serían saber decir “no”. Aceptar una crítica si pensamos que la otra persona tiene razón o confrontarla si no es así, aceptar cumplidos y elogios sin expresar falsa modestia, etc.

¿Por qué es importante la comunicación familiar?

La comunicación determina las relaciones que establecen las personas entre sí y con el entorno. El trabajo, la vida, la sobrevivencia, la intimidad y el sentido de las cosas, pasa necesariamente por la comunicación.

En la familia concurren diversas edades y perspectivas y por tanto distintos intereses; todos importantes y cada uno con un peso específico. La comunicación familiar debe lograr calibrar y hacer relevantes todos los temas que componen ese microcosmos, que a su vez es reflejo de la sociedad.

Temas además, manejados desde una profundidad intransferible. Y que en muchos casos integran la intimidad más entrañable de la familia incluso a veces con un halo de secreto.

La importancia de la comunicación familiar acaso resida en lo siguiente. En el peso que en cada uno de sus miembros, adquieren los temas que la sociedad registra en un momento histórico y configuran su personalidad. Lo relativo a la educación, a la construcción de ciudadanía, a la propia construcción de la familia, a la crianza de los hijos, etc.

¿Cómo conseguir una buena comunicación familiar?

Las estrategias interactivas facilitan la comunicación y por ende favorecen el clima familiar. Lo más importante es hacer sentir al otro comprendido y respetado. Observemos algunos principios para lograrlo.

Conversad frecuentemente

En la actualidad, encontrar tiempo libre para pasar en familia resulta, cada vez más, todo un desafío. No obstante, no debemos considerar el tiempo en familia como ‘tiempo libre’, sino que debemos apreciarlo como una responsabilidad, haciéndola parte de nuestra cotidianidad.

Por ejemplo, proponte dedicar un momento específico del día para hablar con tus hijos, como la hora antes de dormir. Dedica un periodo de tiempo al día para pasar en familia o planifica reuniones familiares.

Familia charlando para mantener un buena comunicación.

Centraos en vuestros puntos fuertes como familia

Según Rick Peterson y Stephen Green, especialistas en desarrollo humano, las familias saludables y exitosas realizan un inventario de sus fortalezas y debilidades de forma periódica. Es decir, se trata de hablar y reflexionar en familia sobre aquello que se hace bien o mal, con el fin de tomar medidas para mejorar el entorno familiar.

Mostrad interés en cada uno de los miembros familiares

Para empezar, resulta fundamental saber escuchar atentamente, sobre todo cuando estamos comunicándonos con nuestra familia. Esto implica hacer todo lo posible por comprender el punto de vista de la otra persona y reconocer y respetar su perspectiva.

Sin embargo, una de las claves a la hora de conseguir un ambiente familiar saludable se trata del interés que mostramos hacia nuestros seres queridos. Cuando prestas atención a las preocupaciones y deseos de tus familiares, les demuestras que te importan, al mismo tiempo que se sienten valorados y apreciados.

En resumen, esforzarse por establecer una buena comunicación en familia conlleva numerosos beneficios, como la construcción de francas relaciones interpersonales. También una mayor confianza entre los miembros, un aumento de la autoestima y satisfacción, y una mejor resolución de problemas y conflictos.



Tips para lograr la comunicación en familia

  • Crear las condiciones para conversar, escoger el momento y el lugar. Darse tiempo y entregarlo como un don a la familia.
  • Cuidar el tono de voz, evitar los impulsos, mantener la calma y hacer pausas.
  • Reconocer las diferencias, los puntos de vista, ponerse en el lugar del otro.
  • Buscar soluciones juntos. No problematizar, ni conducir la conversación a callejones cerrados. Encontrar en familia el argumento que aclare el horizonte.
  • Recordar que en comunicación ¡todo comunica!: los silencios, los gestos, las actitudes corporales. Seamos sinceros para que el cuerpo exprese lo que decimos pero también lo que sentimos y pensamos.
  • Reconocer errores, rectificar y también disculpar, aprender a perdonar.

¿Cómo mejorar la comunicación con los hijos?

La mejor comunicación es la que está más dispuesta a escuchar. La comprensión, el entendimiento, la aceptación, el respeto, son virtudes entre muchas otras, que tienen en la comunicación en familia su energía vital. Por tanto, para que fluya y los hijos comuniquen sus convicciones, criterios y ventilen sus decisiones, es fundamental mantener los canales de comunicación despejados.

¿Cómo abrirlos? Como lo recomendó el poeta Antonio Machado: preguntando primero y escuchando después. La comunicación que intenta desde una sola dirección, de arriba abajo, imponer conceptos, regularmente fracasa y se estrella en un silencio hosco. Pesa y seguro obliga, pero no convence ni conmueve y, al final, no transforma y acumula resentimientos.

Mejorar la comunicación pasa entonces, por aprender a escuchar.


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