Obligar a los niños a besar: conoce por qué no hacerlo
En la vida diaria abundan las escenas donde se fuerza a un pequeño a saludar con un beso.
Por ejemplo, cuando dos adultos se encuentran y uno de ellos está acompañado de su hijo, el padre acaba por obligar al niño a besar a la otra persona. A pesar de que el menor cede al pedido paterno, todo su lenguaje no verbal indica que no está convencido de hacerlo.
A simple vista, puede parecer un hecho inocente y sin una mala intención. Sin embargo, es conveniente evitarlo. ¿Quieres saber por qué?
Obligar a los niños a besar, una práctica naturalizada que debe ser eliminada
El hecho de obligar a los niños a besar a otra persona es nada más del punta del iceberg del adultocentrismo.
Esta forma de pensamiento se basa en creencias y prácticas de crianza, en las cuales se considera válido todo lo que piensa o dice el adulto. Es que la adultez se erige como una etapa superior a la niñez, a la adolescencia e incluso, a la ancianidad.
Lo que realmente estamos diciendo
Al obligar a los niños a besar a otra persona no solo ignoramos su derecho a decidir, sino que también transmitimos otros mensajes negativos:
- Normalizamos que no deben respetarse ni sus decisiones ni sus límites.
- Fomentamos que sean complacientes y que terminen por ceder a las insistencias o “caprichos” de las otras personas.
- Banalizamos el significado de los besos y los abrazos, cuando en realidad son una demostración de afecto y cercanía hacia las personas que cada uno elije.
- Exponemos a nuestros hijos a que otros vulneren sus derechos, porque “está bien besar a desconocidos aunque no lo deseen”.
- Manipulamos para quedar bien con otros adultos o para nuestro propio beneficio: “venga, un besito y en casa te recompenso con un chocolate”. De este modo, ponemos al niño en el compromiso de tener que hacer algo que no quiere, solo para conseguir algo que desea.
- Chantajeamos con las emociones ajenas y coaccionamos por medio de la culpa: “se va a poner muy triste si no le das un beso”.
Por último, seguramente pocos imaginan y logran dimensionar cómo se siente ese niño o niña cuando debe hacer algo que no quiere.
¿Incomodidad, temor, vergüenza, ansiedad, rabia? Estas son algunas de las emociones que pueden surgir ante una situación desagradable, innecesaria y completamente evitable.
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Saludar y ser educado es una cosa, besar es otra
Muchas veces, en el afán de obligar a los niños a besar, nos olvidamos de que la finalidad es saludar a la otra persona. Existen múltiples alternativas para hacer esto, que van mucho más allá de un beso.
Si lo que queremos es que sean educados, entonces podemos animarlos a que digan hola o que saluden con otro gesto, como un choque de manos. No podemos determinar que un beso es un parámetro de buena educación. Además, en el último de los casos, la función de los niños en este mundo no es colmar las expectativas ajenas.
¿Te imaginas lo que sería obligar a un adulto a saludar con un beso a otra persona? ¿Qué tal si te obligaran a ti a hacerlo? Seguramente no accederías y hasta incluso, te enfadarías.
Entonces, si no hacemos esto con un adulto, ¿por qué lo hacemos con un niño? Debemos aprender a respetar la libertad y la decisión ajena, sobre todo la de los menores.
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La crianza respetuosa
Como contrapartida al adultocentrismo se encuentra la crianza respetuosa, que es aquella que considera a los niños como verdaderos sujetos de derecho.
De esta forma, sin importar su edad, sus necesidades y sus decisiones deben ser tenidas en cuenta. Los niños saben lo que quieren y lo que eligen. Los adultos debemos confiar en sus criterios y promover la autonomía.
Desde la mirada de la crianza respetuosa, la misión de los padres es acompañar a los niños en su educación y en su crecimiento. Es necesario que tomen el rol de guías y orientadores, de buenos líderes y no de figuras autoritarias.
Los adultos son los referentes de los niños y deben ser sensibles a sus necesidades. Esto no implica una ausencia de límites, sino establecer las normas de un modo adecuado y sin abusar de la jerarquía o la diferencia de edad.
Acerca de la importancia de no obligar a los niños a besar
Muchos padres de hoy fuimos educados en un sistema adultocentrista. Por este motivo, es importante que revisemos nuestras prácticas de crianza, ya que muchas de ellas pueden reproducir este modelo poco respetuoso.
En este sentido, es necesario revertir esa insistencia acerca de saludar con un beso y no forzarlos a hacer algo sólo para cumplir con las expectativas de los demás.
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- Hecht, A. C. (2013). Del adultocentrismo a la agencia infantil: perspectivas sobre la socialización lingüística. Infancias Imágenes, 12(1), 7-17.
- Seca, M. V. El androcentrismo y el adultocentrismo en los estudios sobre lo juvenil en Argentina. DESIDADES-Revista Eletrônica de Divulgação Científica da Infância e Juventude, (28).