Niños vacíos: cuáles son las causas y cómo ayudarles

Muchos niños se sienten vacíos emocionalmente, no encuentran su lugar en el mundo y en casa las cosas tampoco van bien. Pero, ¿cuáles son las causas y cómo podemos ayudarles? Te lo contamos.

Si un niño se siente vacío es porque algo en su vida no va como tiene que ir. Por eso, los adultos tenemos que estar muy pendientes de esto para cambiarlo. Los menores necesitan de la atención, el cariño, el amor y la protección de sus padres. Es ahí hacia donde tienen que estar dirigidas todas nuestras acciones.

Que un niño se sienta vacío en su casa o con su familia es una desgracia. Lo peor es que, en muchas ocasiones, nadie se da cuenta de la situación. Sin embargo, todos estamos de acuerdo en que nuestros hijos son nuestro mayor y más preciado tesoro. Entonces, si se sienten tristes y observamos que algo les hace sentir mal, está en nosotros cambiar esos aspectos que les dañan para que sean felices.

Hoy en día, cada vez hay más pequeños que se sienten así y hay que poner remedio a la situación. En este artículo, te contamos cuáles son las causas y cómo podemos ayudar a los niños que se sienten vacíos.

¿A qué nos referimos con niños vacíos?

Hoy en día, los niños obtienen muchas recompensas de forma instantánea y demasiados estímulos que les hacen pensar menos. De esta manera, se desarrollan en un mundo muy superficial y lleno de objetos materiales, en el que, para no sentirse inferiores al resto, tienen que poseer más. Al final, crecen vacíos de amor, de atención y comparten pocos momentos con su familia. Así, todo lo que puede darles felicidad es el «tener» o «poseer».

Los chicos no se dan cuenta de que ser felices es mucho más que las posesiones. La felicidad es vivir rodeado de la gente que quieres y que te quiere, de disfrutar de tiempo en familia y de dar y recibir amor.

A veces, los padres llenan de regalos materiales a sus hijos para compensar su ausencia. Sin embargo, al final, lo único que logran es que el menor acabe por ser un niño vacío.

Niños vacíos, cuáles son las causas

Aunque los niños tengan todo lo material que puedan desear o querer, les faltan otros aspectos que son mucho más importantes para tener una infancia sana y feliz. Algunas causas de que los niños se sientan vacíos son las siguientes:

  • Padres excesivamente permisivos. Dejan a sus hijos a sus «anchas» e incluso permiten que sean estos quienes pongan las reglas.
  • Padres que se encuentran ausentes por exceso de trabajo.
  • Creencia de que se merecen todo sin esfuerzo, por derecho.
  • Padres que se encuentran siempre distraídos con pantallas.
  • Niños que tienen una vida sedentaria.
  • No llevar una alimentación equilibrada y saludable.
  • Tener una mala higiene del sueño.
  • Exceso de estimulación tecnológica en la que no hay tiempo para aburrirse.
  • Padres inmaduros que solo piensan en ellos mismos.
  • Gratificación instantánea. Tienen todo lo que piden en el momento en que lo piden.

¿Qué hacer para remediar este problema en los niños?

Es fundamental que los padres pongamos de nuestra parte y busquemos la solución lo antes posible. Nuestros hijos tienen que crecer felices y sanos, tanto física como mentalmente. Por esta razón, debemos hacer un trabajo con nosotros mismos, sincerarnos y ver en qué fallamos para ponerle remedio.

Cada vez hay más niños que piensan en el suicidio, precisamente porque se sienten vacíos, creen que no encajan en su familia o incluso que sobran. Debemos evitar por todos los medios que piensen que están abandonados emocionalmente. Estos son algunos consejos que puedes llevar a cabo:

  • Pasar tiempo de calidad en familia. Compartir experiencias y momentos de disfrutar todos unidos.
  • Tener claro que los niños necesitan a sus padres a su lado.
  • Establecer unos límites y unas reglas claras. Somos los padres quienes llevamos las riendas de nuestra familia. De esta manera, se sentirán seguros y protegidos.
  • Cuando tengamos que decir que no a algo, lo diremos. Hay que tener claro que no es lo mismo necesitar una cosa que quererla.
  • Mantener una alimentación sana y equilibrada.
  • Tener un estilo de vida activo físicamente y trabajar las emociones.
  • Pasar tiempo al aire libre con nuestros hijos. Dar un paseo, hacer una ruta por la montaña, pasar un día en la playa o salir a andar en bicicleta, entre otros.
  • Establecer algún día para hacer juegos de mesa en familia.
  • Disfrutar de cenas o comidas en familia. No debe haber ninguna tecnología para poder mantener conversaciones sobre cómo ha sido nuestro día o qué podemos hacer el fin de semana para divertirnos.
  • Establecer una buena higiene del sueño.
  • No proteger a los niños en exceso. Dejarles que se enfaden y se frustren si hay algo que no les ha gustado. Nosotros les acompañaremos y guiaremos.
  • Proporcionarles responsabilidades para que se sientan personas productivas en casa.
Dedicar tiempo de calidad a nuestros hijos es el mejor remedio para evitar que se sientan tristes y vacíos. Compartir momentos en familia es fundamental.

Los niños necesitan de la atención de sus padres

Como ya hemos dicho, cada vez nos encontramos con más niños vacíos emocionalmente. Y esto es algo que debemos evitar a toda costa, puesto que las consecuencias pueden ser fatales. Es importante enseñar a nuestros hijos que la mejor recompensa que pueden obtener es aquella que van a conseguir con su esfuerzo.

Hay que dejarles que se aburran, ya que esto hará que su imaginación y creatividad se despierte. No es una buena opción darles pantallas para que se entretengan, sino que sean ellos quienes busquen la forma de salir del aburrimiento.

Si sigues estos consejos, conseguirás que el pequeño no se sienta nunca vacío y que la casa esté repleta de amor por parte de todos los integrantes de la familia. Recuerda siempre que lo que más necesitan nuestros hijos es nuestra presencia, compañía y atención.

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

  • Shapiro, L. E. (2002). La salud emocional de los niños (Vol. 16). Edaf.
  • Costa, S. M. C., & Armijos, Z. G. M. (2018). La desintegración familiar: impacto en el desarrollo emocional de los niños. Journal of Science and Research: Revista Ciencia e Investigación. ISSN 2528-8083, 3(9), 10-18.
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