Los adultos solemos utilizar el sarcasmo en nuestro día a día. Unas veces como forma de reírnos de una situación concreta y otras contra alguna persona. Tenemos tan integrada esta forma de hablar que no nos damos cuenta de que hay niños que no entienden el sentido de nuestra frase. Incluso, algunos adultos tampoco lo captan y acaban por tomarlo de mala manera.
Depende del contexto en el que se utilicen, las palabras sarcásticas pueden ser hirientes para las personas que las reciben. Los niños menores de 7 años no entienden el sarcasmo como tal y, por lo tanto, tampoco logran hacer un uso correcto del mismo. Por eso, es importante que cuidemos este tipo de frases para evitar las consecuencias emocionales que pueden tener en ellos. Incluso, podrían dejar de confiar en los adultos, dadas las incongruencias de sus palabras.
Los niños pequeños interpretan los mensajes de forma literal
Un niño entiende el lenguaje de los adultos de forma literal. Es decir, si un mayor les dice «¡muy bien!» o «¡genial!» cuando no ha hecho algo bien, lo más probable es que se confunda. De esa manera, no entenderá por qué le dicen que está bien si lo que ha hecho está mal.
Los niños empiezan a entender el sarcasmo, aunque no de forma literal, alrededor de los 5 o 6 años. En estas edades, se dan cuenta de que lo que se le transmite con palabras es contrario a lo que se le expresa a través de los gestos. Entre los 7 y los 10 años sí comienzan a entender que el sarcasmo es una forma de burla o de crítica.
El sarcasmo se puede entrenar
Los niños pueden aprender a entender el sarcasmo con la experiencia. Ellos necesitan construir una base de conocimiento sobre lo que es y el por qué las personas lo utilizan. De esa manera, podrán comprenderlo y saber usarlo. Por lo tanto, el sarcasmo se puede entrenar en los niños para que no se confundan y se sientan mal.
Un estudio publicado por la American Psychological Association (APA) y realizado por especialistas en psicología a 100 niños entre los 3 y 6 años ha concluido lo siguiente:
- El desarrollo de la comprensión del sarcasmo en los niños se produce de forma tardía. Los pequeños no son capaces de entender dos ideas contrarias hasta que no tienen 7 años de edad.
- Incluso los niños que tienen grandes habilidades para el desarrollo del pensamiento y el lenguaje, no son capaces de detectar el sarcasmo. Por tanto, estas habilidades son necesarias, pero no suficientes para comprender este tipo de frases.
Recomendaciones para ayudar a los niños a entender el sarcasmo
Como hemos visto, los niños pequeños no son capaces de entender la ironía. Tampoco lo son aquellos menores que padecen un trastorno del espectro autista. Por esta razón, es importante que seamos prudentes a la hora de utilizar el sarcasmo con ellos. Por otra parte, los padres podemos enseñar a nuestros hijos habilidades para que mejoren su comprensión del lenguaje. Entonces, es importante tener en cuenta lo siguiente:
- Que sean capaces de entender el concepto de contrario.
- Enseñarles que las palabras dichas con ironía pueden herir a otras personas. Por eso, se debe ir con cuidado a la hora de decirlas.
- Ayudarles a que aprendan a reconocer cuándo alguien les dice algo con sarcasmo o con mala intención.
- Hablar con ellos de la idea de mentira y mentira piadosa.
- Explicarles qué es exactamente el sarcasmo. Para ello, se pueden utilizar situaciones de nuestro día a día. Por ejemplo, si algo que no huele bien y decimos «que bien huele», debemos acompañarlo con cara de asco o desagrado para que los niños puedan captar lo que queremos decir.
Consecuencias de utilizar el sarcasmo con los niños
Utilizar palabras sarcásticas con los niños sin que estos hayan alcanzado la madurez suficiente para entenderlas puede ser perjudicial. Estas son algunas de las consecuencias:
- Herir sus sentimientos. Normalmente, el mensaje que les transmitimos es negativo y, como no lo entiende, puede afectarlo.
- Los niños no confiarán en nosotros y puede que incluso se alejen, ya que no entenderán las contradicciones de sus padres.
- Puede generarles inseguridad, puesto que nuestra cara y gestos no van acordes con lo que decimos. Además, el menor puede malinterpretar el mensaje.
- Nos hará perder la empatía al sentirnos por encima de ellos. Esto no es una buena forma de comenzar una conversación, sobre todo si queremos que los chicos aprendan.
Enseñar a distinguir las frases sarcásticas
Para que los niños puedan entender el sarcasmo, tienen que haber adquirido un desarrollo apropiado de pensamiento y habilidades del lenguaje. Por tanto, tenemos que ser prudentes a la hora de utilizar la ironía con los niños, porque de no entenderla, podemos hacerles daño emocionalmente. Por otro lado, nuestro deber como padres es enseñarles a distinguir las frases sarcásticas que utilizamos en el día a día.
Bibliografía
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- Teaching Sarcasm: Evaluating Metapragmatic Training for Typically Developing Children. https://doi.apa.org/fulltext/2020-56049-001.html
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