La mordida abierta es un tipo de maloclusión que afecta la forma en que se relacionan los dientes superiores e inferiores en la boca de los niños. Detectar y tratar esta problemática durante la infancia evita muchos inconvenientes a largo plazo y la necesidad de tratamientos más complejos, prolongados y costosos en el futuro.
Conocer esta problemática oral en los niños no solo te ayudará a identificarla a tiempo, sino que también te permitirá tomar precauciones para prevenirla. Sigue leyendo y descubre todo lo que debes saber sobre esta maloclusión.
¿Qué es la mordida abierta?
Como señala una revisión en European Journal of Orthodontics, la mordida abierta es un tipo de maloclusión que se caracteriza por la falta de contacto entre dientes antagonistas. Cuando el niño cierra la boca, persiste un espacio excesivo entre las piezas dentarias de arriba y las de abajo.
A menudo se nota más en la parte frontal de la boca, donde los dientes superiores e inferiores no se tocan. Sin embargo, también puede ocurrir en otras partes de la boca, incluyendo los molares.
Este problema dental no solo afecta la apariencia de los dientes, sino que también puede causar problemas al masticar y hablar. En la mayoría de los casos, está relacionado con hábitos comunes en la infancia, por lo que es importante detectarlo temprano y corregirlo a tiempo.
Causas de la mordida abierta en los niños
Una revisión publicada en Journal of Biological Regulators and Homeostatic Agents señala que la mordida abierta se considera un trastorno multicausal en el que influyen factores genéticos y ambientales.
En los niños, los huesos de la cara están en pleno crecimiento. Cualquier estímulo excesivo y continuo puede derivar en una malformación y provocar malposiciones dentarias. La mayoría de las veces la mordida abierta sucede en el sector anterior y se asocia a hábitos repetitivos de la infancia, entre los que se destacan los siguientes:
- Succión del dedo.
- Respiración bucal.
- Deglución atípica.
- Costumbre de chupar o morder objetos.
- Empujar la lengua contra los dientes al hablar, tragar o en reposo.
- Uso prolongado y excesivo del chupete o el biberón después de los 2 años de edad.
Aunque son menos frecuentes, también existen las mordidas abiertas esqueléticas que tienen un origen hereditario y genético. Hay familias de «caras largas» en las que varios miembros desarrollan su rostro en sentido vertical de manera excesiva.
Además, la mordida abierta puede relacionarse a problemas durante la erupción dentaria. La ausencia de ciertos dientes favorece el desarrollo de la maloclusión. A menudo, la mordida abierta resulta de la combinación de varios de estos factores.
Es común que el niño tenga predisposición genética y se agrave la situación por la presencia de algún hábito adquirido que permite el desarrollo de la maloclusión.
¿Cómo detectar la mordida abierta en los niños?
La mordida abierta puede manifestarse tanto en la dentición temporal como en la dentición permanente cuando los dientes definitivos comienzan a erupcionar. El síntoma principal de este trastorno es la presencia de un espacio visible entre los dientes superiores e inferiores cuando el niño intenta cerrar la boca. Por lo tanto, este problema es detectable a simple vista.
Sin embargo, para realizar un diagnóstico preciso, un ortodoncista llevará a cabo una serie de estudios y evaluaciones. Estos exámenes permiten determinar el tipo y la gravedad de la mordida abierta, identificar las posibles causas subyacentes y seleccionar la solución más adecuada para abordar el problema.
Síntomas a considerar
Las visitas frecuentes al odontopediatra y la observación de la boca de tu hijo son claves para detectar cualquier problema de mordida a tiempo. Es importante que prestes atención a las siguientes señales en la boca de tu hijo que podrían indicar la presencia de esta condición:
- Problemas para masticar.
- Respiración bucal frecuente.
- Cambios en la cara o la mandíbula.
- Incapacidad para cerrar la boca por completo.
- Dificultades para pronunciar algunos fonemas.
- Espacio visible entre los dientes frontales superiores e inferiores cuando la boca está cerrada.
Tipos de mordida abierta
Como se describe en una revisión publicada en el Journal of Oral Health and Craniofacial Science, existen diversas clasificaciones y tipos de mordida abierta. Las distinciones más representativas se basan en su naturaleza y ubicación.
Clasificación según su naturaleza
- Mordida abierta esquelética o verdadera: se trata de un problema óseo, de origen hereditario o genético, que suele afectar a los dos maxilares. La relación de los dientes está alterada debido a que los huesos donde se alojan no tienen el desarrollo ni la ubicación adecuada.
- Falsa mordida abierta o dental: en este caso, el problema se debe a la desalineación de los dientes. La morfología facial y las estructuras óseas son normales, pero existe una alteración en el posicionamiento de las piezas dentarias. Se origina por hábitos perjudiciales repetitivos durante la infancia.
Clasificación según su ubicación
- Anterior: los dientes del sector frontal no contactan entre sí al cerrar la boca. Es la variante más frecuente y puede deberse a problemas esqueléticos o dentales, de origen genético o por hábitos disfuncionales.
- Posterior: al ocluir, son los elementos posteriores los que no logran contactar entre sí. Puede suceder de un solo lado o en ambos. Es poco frecuente y se la asocia a la ausencia o a la erupción incompleta de alguna muela.
- Lateral: se produce cuando la falta de contacto de dientes superiores con inferiores se da en un solo lado de la arcada. Por lo tanto, puede ser derecha o izquierda.
- Completa: se combina la mordida abierta anterior y la posterior, contactando solo los últimos molares.
Consecuencias de la mordida abierta en los niños
La mordida abierta en los niños puede tener un impacto significativo en su vida diaria, según un artículo en la Revista Cienciamatria. Esta afección puede ocasionar una inefectividad masticatoria, funcional, fonética y estética en los niños.
La falta de contacto entre los dientes y el espacio visible entre las piezas dentarias superiores e inferiores es el síntoma más evidente. Esto afecta la apariencia del niño, sobre todo si sucede en el sector anterior, donde se percibe una sonrisa irregular.
Pero más allá del problema físico, la falta de contacto entre los dientes también dificulta el habla y la masticación. El niño con mordida abierta no logra posicionar la lengua de manera adecuada para pronunciar algunos fonemas.
Estas dificultades pueden tener un impacto en las relaciones sociales y la autoestima de los niños. Es esencial abordar la mordida abierta en un período temprano, ya que no solo previene su empeoramiento, sino que también mejora la calidad de vida del niño, como menciona un ensayo en el American Journal of Orthodontics and Dentofacial Orthopedics.
Tratamiento de la mordida abierta
Para corregir la mordida abierta en niños, es esencial realizar un estudio detallado del caso para planificar la terapia más adecuada. Las opciones terapéuticas varían según la gravedad de la maloclusión y la edad del paciente. A continuación, se presentan las estrategias más comunes utilizadas.
Control del hábito
Eliminar el hábito que causa la deformación de la boca del niño es un paso esencial en el tratamiento de la mordida abierta. Si el estímulo que provoca la separación de los dientes persiste, los demás tratamientos pueden resultar ineficaces.
Además, según un artículo publicado en Seminars in Orthodontics, en algunos casos, la eliminación de hábitos perjudiciales puede conducir a una corrección espontánea de la maloclusión y aportar beneficios tanto fisiológicos como psicológicos al niño.
Cuando la mordida abierta dental se debe a hábitos como chuparse el dedo, respirar por la boca y tragar de manera atípica, el enfoque del tratamiento es etiológico.
Para ayudar a tu hijo a dejar de chuparse el dedo, interponer la lengua al tragar o respirar por la boca, a menudo es necesario contar con la colaboración de varios profesionales de la salud. Trabajar en conjunto con un ortodoncista, un logopeda y un otorrinolaringólogo puede facilitar el proceso de abandono de estos hábitos.
Ortodoncia interceptiva
La ortodoncia interceptiva se aplica en niños que están en la etapa de crecimiento. Durante este período, el ortodoncista aprovecha la oportunidad de intervenir en el desarrollo de los huesos maxilares, guiando o modificando su tamaño y posición.
Este enfoque implica el uso de dispositivos removibles diseñados para corregir desequilibrios en las bases óseas, mejorando así la armonía entre ambos maxilares y promoviendo el desarrollo facial normal.
Ortodoncia correctiva
Este tipo de ortodoncia se aplica en adolescentes cuyos huesos ya han terminado su crecimiento, aunque también puede utilizarse en adultos que no hayan recibido tratamiento ortodóntico en su infancia.
En estos casos, se emplean dispositivos ortodónticos, como brackets o alineadores transparentes, para realizar ajustes en la posición de los dientes y mejorar la relación entre las piezas superiores e inferiores. Sin embargo, es importante señalar que estos tratamientos son adecuados para casos de mordida abierta leve.
Si la maloclusión tiene su origen en problemas en los maxilares y es de gran gravedad, la ortodoncia por sí sola podría no ser suficiente. En estas situaciones, podría ser necesario esperar hasta la edad adulta y combinar el uso de dispositivos ortodónticos con una cirugía ortognática.
¿Cómo prevenir la mordida abierta en los niños?
Hay causas de la mordida abierta que no podremos manejar, como los factores hereditarios y genéticos o la ausencia de algún elemento dentario. Pero los hábitos adquiridos en la infancia serán sobre los que tendrás que enfocarte para evitar esta maloclusión en tu hijo.
Si tu pequeño se chupa el dedo, muerde objetos, respira por la boca, empuja los dientes con la lengua o sigue usando el chupete o el biberón después de cumplir los 2 años, deberás ayudarlo a abandonar estas costumbres. Una consulta a tiempo con el ortodoncista resultará de gran utilidad.
Realizar consultas odontológicas frecuentes desde que tu hijo es pequeño también ayudará a prevenir esta alteración. En los controles, el odontopediatra evaluará el desarrollo y la oclusión de tu pequeño. En caso de que sea necesario, hará la derivación correspondiente al ortodoncista.
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