La noche puede ser un momento muy complicado para los padres y madres. Para muchos de ellos, es habitual que su hijo tenga dificultades para conciliar el sueño y quedarse dormido. Pero también existe un problema cuando el niño se despierta muy temprano por las mañanas.
Es importante que el pequeño se duerma y se levante a una hora adecuada para la calidad del sueño y el buen funcionamiento diurno. Así, hay que intentar que los niños duerman, al menos, ocho horas diarias. Para ello, hay que inculcar unas ciertas rutinas nocturnas desde los primeros años de vida.
Mi hijo se despierta muy temprano
Hay varias situaciones en las que criar a un niño es una tarea complicada. Por ejemplo, a la hora de conseguir que se duerma y que aguante sin despertarse hasta una hora decente de la mañana.
Cuando un hijo se despierta muy temprano, supone un problema para toda la familia, puesto que alguno de los padres tiene que levantarse con él. De modo que también se ve trastocado el sueño de alguno de los progenitores.
Además, estos niños suelen despertarse con llantos o gritos, lo que hace que el comienzo del día no sea muy agradable. De este modo, se ve afectada la calidad del sueño de los padres y del menor. Esto puede tener graves consecuencias a corto y a largo plazo que pueden afectar al desarrollo óptimo del niño.
“Dormir es la cadena de oro que une salud y cuerpo”.
– Thomas Dekker –
Consecuencias sobre la calidad del sueño
La calidad del sueño hace referencia no solo al hecho de dormir bien durante la noche, sino que incluye también un buen funcionamiento diurno. Tener una correcta calidad del sueño es muy importante, ya que es un indicador de la presencia de:
- Bienestar psicológico.
- Salud física.
- Calidad de vida.
De hecho, un estudio reciente demostró que el sueño tiene múltiples ventajas tanto en la infancia como en la adultez. En este sentido, un sueño adecuado promueve el desarrollo y crecimiento del tejido, el aprendizaje, la memoria, la regulación del comportamiento, el estado de ánimo, entre otras.
Por otro lado, una mala calidad del sueño tiene graves efectos en el estado de ánimo de los niños y de los adultos, siendo más propensos a experimentar síntomas de:
- Tristeza.
- Cansancio.
- Ansiedad.
Asimismo, repercute tanto en el rendimiento motor como en el cognitivo. Así, pueden verse afectadas algunas capacidades relevantes para el aprendizaje, como la memoria y la atención.
Factores que afectan a que tu hijo se despierte muy temprano
El sueño es un proceso fisiológico indispensable para el funcionamiento humano. Es un proceso necesario para una buena actividad del cerebro. El sueño está determinado por varios factores, como:
- Las conductas que facilitan o inhiben el sueño: hábitos de alimentación, práctica de ejercicio físico, consumo de determinadas sustancias, etc.
- El ambiente: luz, ruido, temperatura, etc.
Estas están relacionadas con la higiene del sueño, que incluye las prácticas necesarias para mantener en estado normal el sueño nocturno y la vigilia diurna.
Además, diversas hormonas se encuentran relacionadas con el ciclo sueño-vigilia. En este sentido, una hormona conocida como melatonina aumenta en las noches y se cree que es la encargada de regular las funciones nocturnas del organismo según esta investigación. La luz logra la inhibición de la síntesis hormonal, y con ello, se logra el despertar.
Consejos si tu hijo se despierta muy temprano
Una de las causas por las que tu hijo se puede despierta muy temprano es debido a que abarcó las horas de sueño necesarias. Generalmente, esto ocurre con los niños que se duermen muy temprano. Otra causa es la presencia de mucha luz en el cuarto en las mañanas, ya que disminuye la síntesis de melatonina e induce el despertar.
Por otro lado, con base en los factores anteriormente comentados, recomendamos seguir los siguientes consejos para que tu hijo no se despierte muy temprano:
- Implementar una rutina determinada antes de acostarse con actividades relajantes.
- Establecer una hora fija para irse a dormir. Si el niño ya la tiene, intenta retrasar unos minutos la hora de dormir.
- Dejar abierta la puerta de la habitación.
- Asegurarse de que, por las mañanas, no entra mucha luz en el cuarto. Una idea muy útil es instalar persianas en las ventanas.
- Procurar que la habitación tenga una temperatura agradable y que no haya ruido ambiental.
- Intentar que el niño no realice siestas muy largas o a altas horas de la tarde.
- Acostumbrar al pequeño a no atenderlo inmediatamente cuando se despierta.
- Evitar sustancias excitantes en la cena (chocolate, refrescos de cola, etc.) y beber demasiados líquidos.
- Asegurarse de que el niño no se acueste con hambre.
- Realizar actividades relajantes y juegos tranquilos a partir de las últimas horas de la tarde.
- Evitar darle al niño fármacos para el insomnio.
Llevando a cabo dichas acciones, seguramente se minimice o solucione el problema del sueño de tu hijo. Pero, si no es así, debes consultarlo con el pediatra o algún profesional de la salud. Y recuerda la siguiente frase:
“Si tu hijo duerme bien, tú también dormirás bien. La falta de sueño de un hijo afecta a su desarrollo evolutivo y a tu rendimiento en el día a día”.
Bibliografía
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