Los 15 alimentos que nunca debes dar a tu bebé

La miel, el azúcar, la sal o la leche entera no se pueden introducir antes del año. Pero existen más restricciones que conocemos a continuación.
Los 15 alimentos que nunca debes dar a tu bebé
Saúl Sánchez Arias

Revisado y aprobado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 15 mayo, 2023

La alimentación de los hijos suele generar un gran número de dudas entre los padres. Por esto, en las primeras etapas de la vida es normal preguntarse cuáles son aquellos alimentos que nunca se deben dar a un bebé.

Tras los 6 primeros meses de lactancia exclusiva, llega el momento de empezar a introducir en su dieta nuevos alimentos. Con su integración, el bebé conoce diferentes texturas y sabores, recibe más nutrientes y se acostumbra a la dieta familiar.

En general pueden comer casi de todo, mientras se adapte a sus capacidades. Pero algunas comidas se deben introducir más allá del primer año, incluso esperar hasta los 3 o los 5. Esto se debe a motivos de seguridad, nutritivos o bien para evitar posibles efectos dañinos.

A continuación, ofrecemos una lista de aquellos alimentos que nunca se deben dar a un bebé. Pese a que se basa en datos científicos y respaldados, es aconsejable seguir las indicaciones del equipo de pediatría y consultar cualquier duda al respecto.

15 alimentos que nunca debes darle de comer a tu bebé

Los alimentos que presentamos a continuación se deben evitar, restringir u ofrecer con adaptaciones. Estas limitaciones se aplican tanto si se ofrecen papillas y triturados como si se sigue el método baby led weaning (BLW).



1. El azúcar

El azúcar de mesa (y cualquier tipo de edulcorante) no le hace falta ni al bebé, ni a los niños mayores, ni a ninguna persona en general. Por este motivo, cuanto más se pueda retrasar su introducción, mejor.

El azúcar añadido, en exceso, pone a los niños en riesgo de padecer diversas enfermedades: caries dental, diabetes, obesidad, colesterol alto o hígado graso (entre otras). Así lo afirma la Academia Americana de Pediatría (AAP), que recomienda evitarlo en la dieta de los pequeños menores de 2 años.

2. La miel

Esta suele usarse como un sustituto del azúcar e incluso como un remedio natural para la tos y el resfriado. No obstante, no se puede ofrecer antes del año, por razones de seguridad y nutritivas.

Uno de los riesgos asociados a su ingesta es la posible aparición de botulismo. Tal como indican los Centros por el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la miel puede contener la bacteria que ocasiona esta enfermedad y no se recomienda durante los 12 primeros meses de vida.

Por otro lado, y según datos ofrecidos en Anales de Pediatría, la miel se considera un azúcar natural calórico. Es por este motivo por el que se aconseja tomar las mismas precauciones que con el azúcar de mesa.

3. La sal

Al igual que la miel y el azúcar, la sal se utiliza para resaltar el sabor de los alimentos. Este producto debe controlarse en la dieta de los bebés porque sus riñones no están del todo desarrollados como para poder procesarla con normalidad.

Así lo indican los especialistas del National Health Services (NHS) de Reino Unido. Estos recomiendan no dar más de 1 gramo de sal a los bebés de menos de un año y no usar cubos de caldo y concentrados para dar sabor a los alimentos.

4. El pescado con alto contenido en mercurio

El mercurio es un elemento que se encuentra de manera natural en el medio ambiente y se acumula en algunos peces bajo la forma de metil mercurio.

En los niños pequeños, comer demasiado pescado con un alto contenido en mercurio puede afectar el desarrollo de su sistema nervioso. Así lo indican desde la AAP.

Las recomendaciones más recientes de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) son de evitar las especies más contaminadas en niños menores de 10 años. Entre los pescados con mayor concentración de mercurio destacan el tiburón, el emperador, el pez espada, el lucio y el atún rojo.

5. Las cabezas de crustáceos

Por otra parte, los niños menores de 3 años deben evitar el consumo de cangrejos y las cabezas de diferentes crustáceos por su alta concentración en cadmio.

Según datos aportados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se trata de un metal pesado que puede ser perjudicial para el riñón y se asocia con un riesgo mayor de padecer cáncer.

6. La carne de caza silvestre

Esta advertencia es válida para los niños menores de 6 años y es fruto de un informe específico de la AESAN.

La carne de caza de autoconsumo no pasa por los canales seguros de comercialización y en ella se pueden hallar restos de plomo de la munición. Una ingesta repetida de este contaminante puede causar toxicidad, sobre todo en aquellos organismos más vulnerables.

7. Las espinacas, las acelgas y la borraja

Este tipo de vegetales contienen en su composición una cantidad elevada de nitratos. Como se puede leer en una publicación del Pediatric Research , el problema con esta sustancia viene determinado por su transformación en nitritos.

Cuando se encuentran en dosis altas, los nitritos pueden causar metahemoglobinemia, una condición que reduce la cantidad de oxígeno en los tejidos. Su síntoma más claro es la cianosis (coloración azul de la piel y las mucosas) y suele ser conocida con el nombre de «síndrome del bebé azul».

Con el objetivo de disminuir la exposición a los nitratos, la AESAN formula las siguientes directrices:

  • Se recomienda evitar el consumo de acelgas y espinacas en menores de 1 año o introducirlas en cantidades inferiores a los 35 gramos diarios.
  • Hasta los 3 años no ofrecer más de media ración (45 gramos al día) a modo de guarnición. Además, estas no se pueden dar si los pequeños presentan infecciones gastrointestinales.
  • En el caso de la borraja, no es adecuado incluirla antes de los 3 años.

Asimismo, se aconseja no mantener estas verduras cocinadas a temperatura ambiente y congelarlas si no se consumen el mismo día. Su lavado y cocción reducen de forma significativa la presencia de nitratos, siempre que se elimine el agua restante.

8. La leche de vaca

La leche de vaca es otro de los alimentos que nunca se deben dar a un bebé menor de 1 año. Si no es posible la lactancia materna, existen fórmulas adaptadas. A partir de los 12 meses pueden tomar leche de vaca entera.

Tal como apuntan desde los CDC, su ingesta antes de esta edad aumenta el riesgo de sangrado intestinal. Asimismo, se trata de un alimento con un contenido alto en proteínas y minerales, que los riñones de los pequeños no pueden manejar.

9. Los lácteos desnatados

Como apuntan los especialistas de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, es preferible que hasta los 3 años los niños coman los lácteos enteros (salvo que el médico indique lo contrario).

A esta edad, su crecimiento es muy rápido, necesitan un aporte alto de energía, pero tienen un estómago pequeño. En consecuencia, conviene ofrecerles alimentos energéticos y nutritivos a la vez.



10. Las bebidas de arroz

En los últimos años, preocupa la presencia de arsénico en el arroz y su relación con la salud infantil. Con base en los datos publicados en el Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition, se trata de otro metaloide que puede ser perjudicial a largo plazo.

Con el fin de reducir la exposición al arsénico, dichos especialistas recomiendan evitar la ingesta de bebidas a base de arroz en bebés y niños pequeños.

11. Las algas

Las algas son otro de los alimentos que nunca se debe dar a un bebé. Según información publicada por la EFSA, este alimento puede poseer cantidades muy altas de mercurio, cadmio, yodo o arsénico.

Una exposición elevada a estos puede ser perjudicial. En consecuencia, es preferible evitar su consumo en los niños, ya que son más pequeños y su organismo es más vulnerable.

12. Los frutos secos enteros

Los frutos secos son muy saludables y pueden introducirse en los primeros meses de la alimentación complementaria en las cantidades adecuadas. Pero hay que evitar por completo ofrecerlos enteros, pues comportan un alto riesgo de ahogamiento. Hasta los 5 años es mejor darlos triturados o en forma de crema para untar.

13. Alimentos con riesgo de causar atragantamiento

Existen otros alimentos y productos que no son adecuados en los bebés, pues comportan un alto riesgo de asfixia. En general, presentan una forma o una textura que hace que se los puedan tragar con facilidad sin haberlos masticado o deshecho en la boca.

Las uvas enteras, las salchichas, las patatas chips o la manzana cruda son algunos ejemplos destacados de la lista que ofrece los CDC.

Con algunas modificaciones (ya sea el tipo de corte o una ligera cocción), algunos de estos alimentos se pueden ofrecer con seguridad. Lo más conveniente es consultar con un especialista sobre las opciones más confiables.

14. Los jugos de frutas

Los zumos de frutas no son necesarios en la alimentación de los niños. Así lo indican desde la AAP, que recomienda no darlos a los menores de doce meses.

Después, y hasta los 3 años, no es apropiado que ingieran más de 120 mililitros al día. Asimismo, en caso de que se decida ofrecerlo, debe ser jugo 100 % fruta y no ponerlo nunca en el biberón.

15. Los alimentos superfluos

Los alimentos considerados malsanos nunca se deben dar a un bebé. Además, lo más deseable es introducirlos en su dieta lo más tarde posible y que sean de consumo muy esporádico.

Esta es una recomendación de la mayoría de expertos en alimentación infantil, como la Agencia de Salud Pública de Cataluña (ASPCAT), con su publicación «La alimentación saludable en la primera infancia». En este grupo se incluyen algunos de los siguientes productos:

  • Cacao y chocolate.
  • Chucherías.
  • Postres lácteos y natillas.
  • Embutidos.
  • Galletas y bollería.
  • Refrescos.

Ten en cuenta esta lista de alimentos que nunca se deben dar a un bebé

La alimentación complementaria puede iniciarse a partir de los 6 meses. No obstante, hay que tomar ciertas precauciones al respecto. A pesar de que la dieta debe de ser variada, cuando todavía son muy pequeños hay ciertos alimentos que se recomienda no administrar.

En estos primeros meses o años, es preferible no ofrecerlos o bien hacerlo siguiendo las recomendaciones concretas de los expertos.


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