Nadie conoce a tu hijo como tú. Y seguramente tú estás convencida de que la alimentación es uno de los pilares fundamentales para su desarrollo. Lograr que tu hijo tome sopa y la disfrute será beneficioso para ambos.
Vamos a ver primero por qué la sopa nos beneficia. En primer lugar es preciso saber que el estómago trabaja como un digestor. Trabaja en caliente y el agua caliente lo ayuda a digerir los alimentos con eficiencia. Y adivina qué: La sopa tiene líquido caliente. ¡Punto para la sopa!
Y no lo digo yo, lo dicen los científicos: Beber agua caliente ayuda a que los procesos enzimáticos del organismo puedan digerir mejor los alimentos que consumimos. El agua tibia durante las comidas asiste en la digestión y absorción a nivel digestivo, incluso de alimentos grasos.
Hay más: Tomar sopa es saludable. Su principal ingrediente es el agua, y por ello las sopas y caldos son alimentos que ayudan a mantener una correcta hidratación. Incluso, el método de cocción que se utiliza en su elaboración permite aprovechar todos los nutrientes sin desaprovechar ninguno.
Al preparar sopa puedes evitar lo que ocurre cuando hervimos verduras, pues con este método todas las vitaminas quedan en el agua de cocción y esta generalmente se desecha en lugar de convertirla en un rico caldo.
La sopa de toda la vida
Existen muchas variedades de sopa, la mayoría de ellas contienen alimentos muy saludables y un gran aporte hídrico, por ejemplo: de frijoles, de arroz, de pollo, de verduras, de fideos, de avena y otros. Además, la sopa contribuye con el hábito de comer despacio y tomarse un mínimo de tiempo para ingerir los alimentos.
Investigando sobre las sopas me encontré estos datos: Las sopas, los caldos y las cremas son alimentos que forman parte de la cocina tradicional en las distintas culturas que conforman la humanidad. Las primeras referencias de sopa se encuentran en unos grabados del paleolítico encontrados en las cuevas de Les Eyzies de Tayac (Francia). Estos grabados representan a un grupo de personas cocinando sopa.
Además es un alimento que suele compartirse con otros comensales, aspecto que se está perdiendo y merece ser rescatado en nuestra dieta.
Consiéntelo con sopa
En la casa donde me crié se come sopa todos los días. De niña no me gustaban mucho pero ahora me encantan y las extraño. Cuando me siento mal de salud o de ánimo el cuerpo me pide sopa y esta necesidad tiene una explicación científica.
La sopa de pollo, por ejemplo, es considerada tradicionalmente como un magnífico remedio casero contra la gripe y el resfriado. Esta cualidad se debe no sólo a su poder reconfortante sino que algunos estudios han encontrado en esta sopa sustancias antiinflamatorias que contribuyen a mejorar los síntomas de estas enfermedades.
Ahora que sabemos que las sopa es maravillosa, el meollo del asunto está en cómo logramos que tu hijo tome sopa. Y regreso a la frase inicial: Nadie conoce a tu hijo como tú, así que tú sabes qué le gusta y qué no.
Las cremas resultan más atractivas para los niños. Tienen una textura y un aspecto más agradable y el sabor te lo da la naturaleza. A algunas cremas no es necesario colocarle muchos aliños, pero si es tu gusto, y si quieres que tu hijo se tome la sopa, puedes pasarla por la batidora.
Esa técnica también sirve para las sopas claras. Por ejemplo, las presas, las verduras y los aliños que le colocaste a la sopa las puedes licuar y obtienes un consomé espeso. Eso se parece a lo que comen los bebés, seguro que le seguirá gustando a tu hijo.
El consumo de gazpacho y cremas vegetales, hace que se alcance más fácilmente el objetivo nutricional recomendado por la OMS y la FAO, de tomar 5 raciones de fruta y verdura al día. Por ello, es recomendable incluir este tipo de alimentos en nuestra dieta habitual de forma que se pueda mantener una buena hidratación, un control de las calorías consumidas y un correcto aporte de vitaminas y minerales.
Otro dato muy importante, es que todo este tipo de sopas y caldos deben ser hechos de manera casera, pues los que están ya preparados del supermercado, suelen contener mayor cantidad de grasa, sal y algunas veces le añaden glutamato monosódico o azúcar.
Bibliografía
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- Wang, S., Zhang, S., & Adhikari, K. (2019). Influence of Monosodium Glutamate and Its Substitutes on Sensory Characteristics and Consumer Perceptions of Chicken Soup. Foods (Basel, Switzerland), 8(2), 71. doi:10.3390/foods8020071
- Joyce, S. A., Kamil, A., Fleige, L., & Gahan, C. (2019). The Cholesterol-Lowering Effect of Oats and Oat Beta Glucan: Modes of Action and Potential Role of Bile Acids and the Microbiome. Frontiers in nutrition, 6, 171. doi:10.3389/fnut.2019.00171
- Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud. OMS