La invaginación intestinal en el bebé

La invaginación intestinal es un cuadro frecuente de obstrucción intestinal en el bebé que puede llegar a ser muy peligroso. Te contamos lo que debes saber.
La invaginación intestinal en el bebé

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 junio, 2020

La invaginación intestinal es la causa más frecuente de obstrucción intestinal en el bebé. Puede llegar a ser una patología grave en algunos casos, por lo que es importante saber detectarla y tratarla a tiempo. Aquí te contamos todo lo que debes saber acerca de la invagación intestinal en el bebé.

¿Qué es la invaginación intestinal?

La invaginación intestinal es una obstrucción, es decir, un bloqueo que no permite el paso de los alimentos o los líquidos a través de los intestinos delgado o grueso. En este caso, la obstrucción se produce porque un fragmento de intestino se desliza dentro de otro.

Cuando esto ocurre, se comprime la zona que se encarga de aportar sangre y oxígeno a esa parte del intestino. Si no se trata de forma rápida, puede conllevar inflamación, hemorragia y muerte de esa parte de intestino, y puede que sea necesario llegar a extirparla.

Bebé con dolor de barriga debido a que sufre invalidación intestinal.

¿A quién afecta?

Esta patología suele presentarse entre los 3 meses y los 6 años de edad. Tiene un pico de incidencia entre los 4 y los 12 meses, es decir, en bebés que aún no saben expresar lo que les ocurre, lo que hace que sea una situación aún más complicada. Es muy poco frecuente que afecte a bebés menores de un mes. Por último, esta enfermedad suele afectar más a niños que a niñas.

¿Qué síntomas produce la invaginación intestinal?

Normalmente, en la invaginación aparece un dolor brusco de abdomen, muy intenso, como si el bebé tuviese un cólico. El pequeño se vuelve lloroso e irritable. Un signo muy común es que este encoja las piernas para aliviar el dolor. Además, puede ser que el bebé se encuentre pálido.

Este dolor de tipo cólico aparece y desaparece, y vuelve a aparecer a los 15 o 20 minutos. En estos intervalos de tiempo en los que no presenta dolor, el niño suele parecer alicaído y agotado.  Al principio del cuadro, es posible que el bebé vomite los últimos alimentos que haya tomado.

Un signo característico de la invaginación es lo que se conoce como heces en jalea de grosella, ya que puede ser que el bebé haga caca con sangre roja y moco. Si la obstrucción no se trata, puede que el niño llegue a presentar fiebre alta, dificultad para respirar o pulso débil, es decir, una situación grave que supone una emergencia.

¿Cómo se diagnostica y se trata?

El médico diagnosticará esta patología a partir de la clínica que presente el niño y de la exploración física que realice. Puede que sea necesario realizar algunas pruebas de imagen, como la ecografía o una radiografía simple.

Bebé llorando porque sufre dolor intestinal.

El tratamiento dependerá del tiempo que lleve instaurado el cuadro y de la evolución del niño. La opción más conservadora trata de dar un enema o suero al niño y de controlar con una prueba de imagen que el cuadro se resuelve.

Por otro lado, en los casos más evolucionados o más graves, se operará directamente al niño. Debemos recordar que si la invaginación no se trata a tiempo, puede llegar a ser un cuadro muy grave e incluso llegar a ser mortal.

En cuanto a la invaginación intestinal, debemos saber…

Como ya hemos comentado, es un cuadro frecuente en los bebés de entre 4 y 12 meses, lo que lo hace más complicado, ya que ellos aún no pueden concretarnos qué es lo que les duele y simplemente se mostrarán llorosos e irritables.

Por lo tanto, lo más importante, como siempre, es que, ante cualquier signo que nos alerte en nuestro bebé, acudamos al especialista lo más pronto posible. Este será quien decida qué pruebas son necesarias para llegar al diagnóstico y quien establecerá el tratamiento más adecuado.


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