Si bien nos parece natural que el niño aprenda a hablar, se trata de un proceso complejo y sorprendente. Influye en el desarrollo del lenguaje un conjunto de elementos determinados por factores internos, como la genética, y externos o medioambientales, como el entorno familiar. ¿Quieres saber más sobre ellos? A continuación, te lo explicamos.
Aunque existe una preparación biológica para el desarrollo del lenguaje, el medio es determinante. Gracias al entorno se perfeccionan habilidades hasta el punto de que, si existen carencias en la estimulación, aumentan las probabilidades de un desarrollo inadecuado.
De hecho, aunque las funciones linguísticas innatas son limitadas, la sociedad y la cultura en la que crece y se desarrolla el niño influencian su calidad y capacidad. Así lo interpreta el artículo «Neurociencias del lenguaje y su influencia en el desarrollo cognitivo».
Factores que influyen en el desarrollo del lenguaje
Judith Johnston, PhD de la University of British Columbia (Canadá), publicó un estudio titulado: «Factores que afectan el desarrollo del lenguaje». En él confirma que aprender a hablar es uno de los logros más impresionantes de la primera infancia.
Johnston señala que el desarrollo del lenguaje refleja la interacción de factores de al menos cinco dominios: social, perceptivo, procesamiento cognitivo, conceptual y lingüístico.
No se trata solo de que el bebé repita lo que escucha o recuerda, sino también que sea capaz de reproducir el lenguaje. De hecho, adquirirá la habilidad para manejar reglas abstractas, las cuales le permitirán crear de manera exitosa expresiones no oídas con anterioridad.
Por su parte, y de manera concreta, la Asociación Española de Pediatría explica que hay cuatro factores que influyen de manera determinante en el desarrollo del lenguaje:
- La herencia –genética–.
- La familia –entorno directo–.
- El ambiente social –factores externos–.
- La escolarización.
Estos factores abarcan los siguientes aspectos que se describen a continuación.
Perceptivo
Desde muy pequeño el niño tiene la capacidad de percibir la producción del lenguaje del entorno. En efecto, más allá de los significados, captará tonos, ritmos y particularidades que habrán de determinar su propia forma de hablar y de comunicarse.
Más allá de percibir el lenguaje, el niño imitará los sonidos tarde o temprano. Todo este proceso va de la mano y resulta favorecedor, pues múltiples investigaciones destacan la importancia que tiene la imitación fónica en el desarrollo lingüístico.
Social
Se ha demostrado que en los primeros dos años de vida la interacción madre-hijo influye en el desarrollo del lenguaje como principal agente de socialización. Esta interacción genera una relación estrechamente recíproca.
En esa misma línea, se ha establecido que, si la madre nombra los objetos que su hijo observa, ocurrirá una relación significativa y positiva con el desarrollo del léxico. Así lo explica este artículo, publicado en la revista Areté de la Universidad de Valencia, que trata sobre la atención conjunta y el desarrollo del lenguaje en el primer año de vida.
Cognitivo
Las primeras palabras del bebé son antecedidas por la percepción, el procesamiento, la memorización y el reconocimiento de las unidades léxicas de la lengua materna, la cual prefiere a otros idiomas, aun desde el vientre. Así lo refiere el Dr. Julio Castaño en su investigación sobre «El sorprendente cerebro del bebé».
Además, apenas nace, el habla normal activa el lóbulo temporal izquierdo de su cerebro, cosa que no pasa si se le hace escuchar sonidos no lingüísticos.
Conceptual
Para desarrollar este rasgo, los padres deben valerse de juegos, lecturas y canciones que le brinden al niño la facilidad de conocer palabras, nociones y conceptos que no provengan del entorno inmediato.
Esto aumenta tanto su léxico y su razonamiento lógico, como la capacidad de percibir y asimilar nociones abstractas, lo cual influye no solo en la adquisición del lenguaje, sino incluso en su desarrollo psicomotor.
De hecho, algunos estudios sugieren que, cuando el pequeño tiene un desarrollo motor adecuado a su edad, este se corresponderá con un lenguaje conforme a lo esperado cronológicamente.
Lingüístico
Lo natural es que usemos el lenguaje sin pensar en él, pero a la hora de saber qué influye en el desarrollo de este aspecto en los niños se precisa tomar conciencia de sus rasgos formales. La entonación, la pronunciación, el sentido y los significados entran en juego en el proceso de estimulación y aprendizaje consciente (y sobre todo escolar) de los recursos verbales.
Hitos que marcan el desarrollo del lenguaje
Los niños aprenden a hablar de manera progresiva. No obstante, hay edades en las que son capaces de lograr ciertos hitos, por ejemplo:
- Cuando apenas es un bebé es natural que se sobresalte por los ruidos y averigüe de dónde provienen. Esto ocurre por medio de la estimulación auditiva. Entonces, el funcionamiento del oído es un aspecto fundamental para el desarrollo del lenguaje. Un bebé de menos de 9 meses ya balbucea y también ya ha aprendido a decir pa-pá, ma-má y a unir otros sonidos.
- Esos balbuceos aumentan entre los 12 y 15 meses de edad, cuando el bebé ya ha adquirido la capacidad de imitar algunos sonidos y palabras. A esa edad, además, es capaz de entender órdenes simples.
- De los 18 a los 24 meses ya tiene un vocabulario que oscila entre las 20 y las 50 palabras.
- A los dos años comienza a combinar palabras y es capaz de señalar partes de su cuerpo y objetos habituales, así como de seguir instrucciones de dos pasos como: Agarra el juguete y dámelo. También, comienza a comprender frases complejas, «generalmente relacionadas con descripciones del entorno que rodea al niño, donde se incluyen más elementos de vocabulario», como leemos en un trabajo sobre las áreas críticas del desarrollo infantil.
- Los expertos en pediatría aseguran que un niño de 3 años de edad ya puede decir frases de cuatro, cinco o hasta seis palabras. Y se le entiende bastante bien todo lo que habla.
¿Cuándo hay que preocuparse?
Cada niño se desarrolla a su ritmo, no obstante, hay ciertos parámetros que cuidar. Lleva a tu hijo menor de 1 año de edad a un especialista si no responde a los sonidos ni vocaliza. De igual modo, debes hacerlo si no utiliza gestos o señala con el dedo, así como si no dice adiós con la mano a los 12 meses.
Otro aspecto de cuidado es darse cuenta de que a los 18 meses prefiere usar gestos que hablar. Puede ser preocupante que el bebé no imite sonidos. También debe llamar tu atención si el pequeño no es capaz de decir palabras o frases a los 2 años de edad, o si tampoco repite sonidos ni utiliza el lenguaje para comunicarse.
Debes consultar a un especialista si a los 8 meses no balbucea, si a los 18 meses tiene dificultad para entender peticiones sencillas o si a los 24 no produce frases de dos palabras. Una investigación que contrasta la normalidad versus los signos de alerta agrega, entre muchos otros indicios, lo siguiente.
De 0 a 12 meses
- Succión deficitaria (1 a 2 semanas).
- Llanto débil, no sonríe, no imita o produce sonidos (3 a 4 meses).
- No responde ni se orienta ante los sonidos de la voz humana (5 meses).
- No balbucea (8 meses).
De 1 a 2 años
- Apenas balbucea.
- No usa gestos ni señala.
- No responde a su nombre.
- Falta de respuestas a palabras como mira, ven, dame.
De 2 a 3 años
- Ausencia de palabras simples.
- Ininteligibilidad.
- Ausencia de combinación de dos palabras.
- Falta de interacción con los demás.
- Problemas de masticación y en el control del babeo.
De 3 a 4 años
- Habla ininteligible y fuera de contexto.
- No imita sílabas.
- Falta de adjetivos y pronombres.
- No muestra interés en jugar con otros niños.
- Comprensión limitada y no conoce uso de los objetos.
De 4 a 5 años
- No pronuncia bien los sonidos del lenguaje.
- Frases de tres o menos palabras.
- Vocabulario reducido.
- Tiene dificultad para comprender.
De 5 a 6 años
- Problemas de articulación.
- Errores en la estructura de las frases.
- Dificultad para la comprensión de conceptos como en, dentro, encima.
- Problemas de atención.
- Tartamudeo.
Un problema atendido a tiempo puede ahorrar futuras complicaciones.
Cómo favorecer el desarrollo del lenguaje
El ambiente donde se desarrolla tu hijo influye de modo determinante en el desarrollo del lenguaje. Por eso, desde que nace, debe ser estimulado de manera positiva para que aprenda a expresarse correcta y fluidamente.
Es imprescindible dedicarle tiempo al niño para comunicarse con él. Desde que es un bebé puedes leerle cuentos, cantarle canciones y hacerle juegos para que vaya adquiriendo herramientas de lenguaje. También es importante usar un lenguaje correcto, lo cual implica una buena articulación de las palabras y el buen uso del vocabulario.
Hablarle de manera sencilla, directa y lenta, es otra herramienta que ayuda a tu hijo a desarrollar su lenguaje. Eso le ayuda porque podrá imitar lo que escucha. Teniendo en cuenta todas estas recomendaciones podrás favorecer el desarrollo temprano del léxico. No olvides que, ante cualquier duda, lo mejor es consultar con el pediatra.
Bibliografía
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