La influencia del ambiente familiar en los hijos

Cuando los padres piensan en la educación de sus hijos suelen centrarse en aspectos muy concretos: establecer límites, estimular la creatividad o potenciar sus habilidades. Y aunque todos estos aspectos son muy relevantes, no podemos perder de vista que el simple hecho de formar parte de una familia afecta al desarrollo de la personalidad de los niños. En efecto, el ambiente familiar ejerce una influencia constante que, aunque a veces pase inadvertida, termina por moldear las creencias más profundas de los menores.

¿Qué emociones se respiran al entrar en la casa? ¿Cómo se relacionan entre sí los convivientes? ¿Cuáles son los valores que guían a la familia? Estas cuestiones resultan determinantes y es importante analizar si les brindamos a nuestros hijos el ambiente que deseamos o si es el momento de realizar algunos cambios.

¿Qué es el ambiente familiar?

En líneas generales, podemos considerar que un ambiente familiar positivo es aquel que favorece al desarrollo y al bienestar de sus integrantes. Por el contrario, un ambiente negativo genera angustia, sufrimiento o limita el buen funcionamiento de los miembros de la familia. Sin embargo, no existe un único modelo de cada uno.

Hay hogares en los que priman las risas, el bullicio y el tiempo compartido entre los familiares y amigos. Todo esto puede resultar muy positivo y estimulante para los niños.

En cambio, otras familias ofrecen un entorno tranquilo y relajante, en el que predominan las actividades como el arte o la lectura y en donde se invita a los miembros a la introspección. Y en este caso, los menores también puede verse beneficiados.

Del mismo modo, no solo los gritos, los golpes o las peleas conforman un ambiente familiar negativo. Aquellas familias en las que reina el silencio y la indiferencia entre sus miembros pueden resultar igualmente dañinas para todos.

Si un niño crece en un entorno en el que sus padres no se dirigen la palabra o donde los adultos están demasiado ocupados para compartir tiempo con los menores, las carencias emocionales no tardarán en aparecer.

Entonces ¿qué aspectos configuran el ambiente familiar? Te los mostramos a continuación.

Interacciones entre los miembros de la familia

La forma en que los miembros de la familia se relacionan entre sí es fundamental.

¿Cómo se hablan? ¿Cómo se tratan? ¿Con qué tono y con qué palabras se dirigen los unos a los otros? ¿Acostumbran a pasar tiempo juntos y mantienen una comunicación fluida y una relación emocionalmente cercana? Y no hablamos únicamente de la relación entre padres e hijos, sino también de la dinámica de la pareja y las relaciones fraternales.

Responsabilidades y roles

Para que una familia funcione adecuadamente es importante que los roles estén bien definidos y que sean apropiados.

Así, los padres han de ejercer la autoridad sin dejar de considerar las opiniones, las necesidades y los puntos de vista de sus hijos.

Además, todos han de colaborar en las tareas del hogar y tener sus propias responsabilidades. Si los progenitores son muy autoritarios, permisivos o negligentes, el ambiente en el hogar empeorará drásticamente.

Estados de ánimo

Es indudable que el estado de ánimo de cada miembro de la familia contribuye a crear un clima en el hogar más o menos agradable.

Si los padres o los hijos se sienten constantemente frustrados, estresados o insatisfechos, el ambiente familiar se vuelve tenso y desagradable. Lo contrario sucede cuando la familia acostumbra a mantener una actitud flexible y positiva, pues esto le permite a todos sus miembros experimentar gratitud y satisfacción con sus vidas.

Valores y prioridades

Los valores son las líneas guía que dirigen el comportamiento diario de la familia y que demuestran sus prioridades. Aquellos hogares en los que se valora el amor, el respeto, la empatía y la tolerancia cuentan con un ambiente más agradable y armónico.

¿Cómo influye el ambiente familiar en los niños?

Los anteriores aspectos son las fuentes de información a las que accede el niño a diario para construir su visión del mundo. De cada momento que pasa en familia se lleva los pensamientos, las actitudes y las creencias de sus convivientes, las cuales luego replicará durante toda su vida.

Pero, específicamente, el ambiente familiar influye en las siguientes cuestiones:

• Proporciona, de forma indirecta, una educación en valores.
• Permite (o dificulta) el desarrollo de la inteligencia emocional, en función de cómo gestionan las emociones los demás.
• Previene los problemas de conducta en los niños.
• Ofrece un espacio repleto de oportunidades para adquirir y mejorar las habilidades sociales. Al interactuar con la familia y observar cómo los demás se relacionan entre sí, el niño absorbe este conocimiento y lo practica.
• Permite al menor comenzar a construir su identidad y a forjar su autoestima. En base a las palabras y al trato recibido en el seno de su familia, el niño forma una imagen de sí mismo más o menos positiva.
• Influye en el estado de ánimo del pequeño. Puede hacerlo más propenso a padecer depresión si no es adecuado.
• Moldea las expectativas respecto del mundo.

En definitiva, un ambiente familiar seguro y agradable es el mejor regalo que podemos ofrecerles a los niños. Crecer rodeados de amor y de risas, donde puedan ser testigos de relaciones respetuosas entre personas sanas y felices es la mejor base para su futuro. Por ello, cuida este entorno al que tus hijos están expuestos a diario.