Los niños ñoños son esos pequeños que lloran por todo, siempre necesitan estar sobre el regazo de mamá, precisan de una atención desmedida y que los asistan hasta para levantarse del piso. Los niños ñoños, a veces también llamados consentidos, pueden volverse totalmente incapaces si no se les controla a tiempo. Como la “ñoñería” es un mal que se propaga, desde este minuto, te ofrecemos todos sus pormenores para evitar que “infecte” a tu pequeño.
Los ñoños
Ñoños podemos ser las personas de esta época. Gente acostumbrada a andar en auto, tener energía en casa, trabajar en ambientes climatizados, y hacer casi todas las gestiones por Internet desde la comodidad de nuestra cama. Sin embargo, cuando nos referimos a niños ñoños, hablamos de pequeños tan acostumbrados a gozar de los beneficios que les brinda la sociedad de hoy que son incapaces de innovar o ser creativos, como somos la mayoría de los adultos.
Por ejemplo, si a las madres que leen esta revista se les va la electricidad mientras lavan la ropa, perfectamente pueden terminar de lavar a mano ¿verdad? A eso nos referimos cuando hablamos de ser creativos. De no sentarnos a esperar a que venga la “luz” o dejemos la ropa para más tarde.
¿Qué puedo hacer para no criar a un hijo ñoño?
Para no criar a un hijo ñoño debes tener en cuenta varios pormenores:
- Educa a un niño emocionalmente fuerte. Que sea capaz de controlar todas sus emociones, sobre todo la frustración
- Enséñale a ser tolerante. A la tolerancia le acompañarán muchos otros valores que necesitará a lo largo de su vida para afrontar los muchos contratiempos que, como ser humano, le van a tocar
- No lo traigas al mundo a pasar trabajo y carencia, pero tampoco le des todo en bandeja de plata. Tu hijo debe ganarse lo que disfruta con su esfuerzo diario, el estudio y la cooperación en casa
- Prepáralo para que sea resiliente. Si sabe reponerse a la adversidad y salir a flote ante cualquier dificultad, estará muy lejos de convertirse en un niño ñoño
- Críalo con disciplina. Nada de maltratos, castigos excesivos, gritos, golpes… pero dale una disciplina en la que pueda apoyarse para ser una mejor persona y alcanzar las metas que se proponga, así sean las más pequeñas
- Enséñalo a ser perseverante. “El que persevera triunfa” esta frase lo dice todo. Que no se eche para atrás o se decepcione y abandone la carrera por los primeros obstáculos
- No lo premies cuando no se haya ganado las cosas. Lo que sea su responsabilidad, lo que se trate de tareas que como niño y miembro de la familia debe hacer, tendrá que cumplirlas sin esperar nada a cambio
- No le consientas sus caprichos y menos sus berrinches. Si lo haces una vez estarás obligada a hacerlo siempre
- Déjalo experimentar por sí solo, que explore, para que saque sus propias experiencias y conclusiones del mundo que le rodea
- No lo sobreprotejas. Permítele caerse si el peligro no es muy grande y no le des la mano para levantarlo; déjalo que lo haga por sí solo. Unas palabras de aliento bastarán para apoyarlo en su acometida
- Permítele errar y no lo culpes por ello. Asimila sus errores y enséñalo a que así también lo haga, como un nuevo comienzo. Una enseñanza de vida de la cual habrá aprendido lo suficiente como para no volver a errar en el futuro
- No lo cargues ni esperes de él más de lo que como niño y según su edad puede darte. Pero tampoco te conformes con poco, exígele hasta donde sea posible
- Dale todas las herramientas para despertar su creatividad. La creatividad es el mejor antídoto contra la ñoñería. Si enseñas a tu hijo a ser creativo podrá innovar cada vez que se encuentre con una dificultad. Si escribe con el teclado y cuando necesita hacerlo a mano usa una pluma o un portaminas, enséñalo a sacarle punta a un lápiz de madera. Si cuando se le despega la zapatilla la tira y le compras otra, enséñalo cómo pegarla para darle un poco más de uso. Si se le descose un botón muéstrale cómo coserlo. Si va por la calle y no tiene botella para beber agua dile cómo fabricar un vasito con una hoja de papel.
Mamá, si tienes un hijo ñoño es porque así has querido que sea. En tus manos, está la manera de cambiarlo.