Durante la etapa de educación primaria, algunos padres reciben el llamado de atención de los maestros. Estos llamados, lejos de suponer un problema en sí, buscan motivar a los padres a tomar medidas en el momento oportuno, para evitarse preocupaciones en el futuro. Así que si te ronda por la mente el ”mi hijo habla mucho en clases”, presta atención a lo que te vamos a comentar a continuación.
Hablar mucho en el salón de clases disminuye la concentración del grupo. El niño se distrae y también sus compañeros. Por lo que se dificulta el desarrollo de la estrategia educativa. Ante esta situación es necesario explicarle de buena manera que existen normas o acuerdos de convivencia para el beneficio de todos.
En algunos casos, el hecho de ser muy conversadores no afecta de forma negativa el rendimiento de los niños. Sin embargo, no hay que confiarse demasiado. Hay que prestar atención a aquello que pueda generar la necesidad de hablar tanto, incluso en el salón de clase; ya que puede deberse a una carencia del hogar.
Causas y soluciones
La mayoría de los niños que habla mucho en clase lo hace porque no se sienten los suficientemente escuchados. Por ello, hay que actuar a partir del vínculo afectivo para que no se sientan reñidos. No hace falta silenciarle, sino enseñarle cuándo es el mejor momento para conversar.
Es importante evaluar cuáles pueden ser las causas y buscar soluciones. Por otra parte, no es necesario reñir a los niños por ser conversadores sino brindarles las herramientas que necesitan para saber cuándo deben expresarse y por qué es necesario seguir ciertos ‘protocolos’ sociales, de una manera amable y sencilla.
Evidentemente, un niño que habla mucho en clase tiene una carencia del hogar. Si no tiene la oportunidad de expresarse en casa, lo lógico es que desee satisfacer esa necesidad en otro entorno. Por ello, los padres deben escuchar a sus hijos para evitar que estos busquen otros espacios para conseguir la atención que no consiguen en casa.
No se les debe ignorar, ni dejar su conversación para después ‘porque no se tiene tiempo’.
El maestro y el pequeño conversador
A la hora de conversar con el maestro o cuidador, es necesario que la persona conozca cuál es la situación en el hogar. De esta manera se podrá realizar un contraste entre el comportamiento en casa, del comportamiento en el aula. Mientras más claro quede todo, el trabajo en equipo podrá ser más efectivo a la hora de ayudar al niño.
La comunicación con sus padres y maestros debe ser fluida, pero el exceso de conversación en el aula puede perjudicar su rendimiento. Es una ventaja tener un hijo que comunique todo, que relate lo que vive o hace en todos los espacios en los que se desenvuelve, pero siempre en el momento y lugar adecuado.
Algunas estrategias básicas consisten en la enseñanza de las normas del buen hablante y el buen oyente, así como los ejercicios en casa. Si le damos al niño la oportunidad de expresarse, en determinados momentos, le enseñaremos a esperar a que dichos momentos se den y, por supuesto, a disfrutarlos. Esto también le ayudara a desarrollar el valor de la paciencia a largo plazo.
Cuando el niño se excede al hablar en un momento inapropiado, no hay que castigarle con el silencio, la indiferencia ni mucho menos con violencia. Para que puedan corregir su comportamiento, siempre será necesario explicarle por qué en ese momento no es apropiada su intervención y cuándo sí puede serlo.
‘Si mi hijo habla mucho en clases, ¿Cómo puedo ayudarle?’
Ahora bien, de lo que no debe quedar dudas es que la paciencia debe ser el arma secreta tanto de los padres como de los maestros de escuela. Así pues, es necesario conversar con el niño y demostrarle que lo que está diciendo importa. Con esto último se logra que entienda que sí es parte de algo y que lo que dice es valorado.
El acompañamiento de los padres es fundamental. Mientras que, en la escuela, los maestros deben saber aprovechar el potencial de los niños conversadores. ¿Cómo? incentivándolos a realizar actividades culturales como el teatro, las presentaciones orales, entre otras.
Si el niño desea participar en un tema que no corresponde a su edad no hay que enfadarse ni atacarle en público. Esto puede ocasionar un daño a su autoestima y cohibirle la intención de tener una buena comunicación en el futuro. Al contrario, se le debe orientar para que entienda que la comunicación es un proceso que implica ciertas condiciones.
Bibliografía
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- Villanueva, N. B. (1997). Socialización y comportamiento infantil según el género. Mitológicas, 12(1). https://www.redalyc.org/pdf/146/14601203.pdf