Muchas madres se esfuerzan en sobremanera en hacer que la vida de sus hijos se parezca a un algodón de azúcar. Quieren organizarles el cumpleaños más producido de la historia de la humanidad y llenarle los días de fastuosidad, pero es vital recordar que el secreto está en esmerarse en los detalles. ¿Quieres que la vida de tu hijo sea un algodón de azúcar? Entonces tienes una misión: Haz que pequeños detalles se conviertan en momentos inolvidables.
Ajá, se dice fácil, incluso se escribe fácil: ¡Haz que pequeños detalles se conviertan en momentos inolvidables! ¿Pero cómo se logra eso? Lo irás descubriendo con el tiempo; una buena estrategia es hacer un ejercicio de evocación para recordar y puntualizar qué tipo de detalles de tus padres y seres queridos te resultan inolvidables y por qué. Este será un punto de partida.
Luego, cuando ya hayas precisado de qué manera colmarás la vida de tu hijo de detalles, debes hacer de este comportamiento una práctica diaria, la cual se logra con perseverancia. Vivir es un arte, amar también y el amor, recuérdalo, está en los detalles.
Ser una madre detallista no requiere, estrictamente, estar día y noche al lado de tu hijo, es lo que desea la mayoría, y es comprensible, pero muchas veces no es posible por la necesidad de trabajar para ayudar a llevar el pan a la casa.
Entonces la cuestión está en los detalles, en ser especial. En ser dulce y firme al mismo tiempo, es difícil sí, porque se trata de templar las emociones, pero se logra. Por ejemplo, haz que para tu hijo el hecho de levantarse sea una experiencia grata. Levántalo de la cama con besitos, con cosquillas, con caricias. El día que por cualquier eventualidad no puedas levantar a tu hijo de la cama, él te recordará a ti, porque la manera en que tú lo haces es inolvidable.
La hora de dormir también puede ser un momento especial, una de las estrategias más usadas es leer un cuento. Sigue siendo una actividad encantadora y que promueve buenos hábitos y estimula la imaginación. Cantar juntos es también algo muy bonito, se puede hacer cuando se ordena la cocina y hace de la tarea un momento placentero y por ser especial es inolvidable.
“El amor verdadero no viene a ti, tiene que estar dentro de ti”.
-Julia Roberts, actriz-
Los detalles que siempre están presentes
La mamá de Adriana se perfumaba todos los días antes de salir a trabajar. Casi no la veía porque es una madre soltera y entonces trabajaba como loca. Cuando no dormía en casa porque estaba haciendo un curso fuera de la ciudad, tomaba su almohada y se quedaba dormida. Su olor la hacía sentir que estaba a su lado y le encantaba, hoy 32 años después de haber nacido, oler su perfume aún le evoca a su infancia y la presencia de su madre a su lado.
Su madre aunque trabajaba como loca, la llamaba a casa todas las tardes, a eso de las 4:00 p.m. ella se emocionaba y le contaba qué había pasado en el día, qué necesitaba para llevar a la escuela y se confesaban su amor. Cuando no la llamaba, la niña lo hacía, eso la hacía sentir que era grande porque podía usar el teléfono. Era su manera de compartir en esa época, lo que también constituye un detalle inolvidable.
La relación con los padres es una especie de enamoramiento. Recuerda tu época del colegio ¿qué te enamoraba? Seguro que eran tonterías. Ahora las llamas así, pero la verdad es que eran detalles, aunque ciertamente, estaban alimentados de la fantasía propia de la edad. Lo mismo sucede con la relación de niños, cuando apenas son unos bebés hay amor total, y rendición absoluta del niño a sus padres, luego la historia va cambiando… Pero siempre puede ser dulce, todo depende de qué alimentas el día a día.
El papá de Adriana enamoraba con los desayunos. Hacía unos sándwichs inigualables, tenían bastante queso muy bien derretido y el pan estaba perfectamente tostado. Nadie los hacía como él. Los preparaba bien temprano en la mañana y es un detalle sencillo que resulta inolvidable.
No solo es inolvidable por lo rico que quedaban sino que era un gesto de cariño, era el desayuno que hacía papá. Eran detalles de todos los días, por eso siempre estaban presentes.
Ser detallista es una actitud, no lo fuerces
Cuando realmente amas a algo o a alguien lo cuidas por sobre todas las circunstancias y de todas las personas del mundo, cuando amas a alguien no resulta una actividad esforzada darle de comer, bañarlo, limpiarlo y hasta besarle los pies, no importa la edad ni la condición que tenga.
Siendo así, todos los detalles brotarán de ti espontáneamente, y serán, si trabajas tu personalidad todos los días y te llenas de dulzura y paciencia, inolvidables.
No olvides que los detalles no son necesariamente regalos costosos, fiestas producidas, grandes cosas, la palabra lo dice: detalles. Pero si aun así, tú sientes que quieres demostrar tu amor a lo grande, la mejor estrategia es ser siempre una madre dulce y solícita, serás entonces la mujer más inolvidable de la vida de tu hijo.