Cómo hablar con mi hijo sobre el alcohol

Para prevenir el consumo de alcohol en los adolescentes, es fundamental que los padres se involucren. Descubre cómo hablar con tu hijo sobre este tema.
Cómo hablar con mi hijo sobre el alcohol
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 02 septiembre, 2021

La adolescencia es una etapa compleja para los padres, porque los obliga a mantener determinadas conversaciones con sus hijos que no son tan fáciles de abordar. Hablar sobre el consumo de alcohol es, precisamente, una de ellas. Por ello, queremos mostrarte cómo hacerlo y qué información brindarles al respecto.

El consumo de bebidas alcohólicas es un hábito naturalizado por la sociedad. No obstante, esta conducta durante la adolescencia es uno de los aspectos que más preocupa a los progenitores. A esta edad, la percepción del riesgo suele ser bastante escasa y sumado a la facilidad para acceder a la bebida, provoca que los jóvenes se inicien en su uso a edades cada vez más tempranas.

Como padres, ¿podemos hacer algo al respecto? ¿qué actitudes hemos de tomar? A continuación, te lo contaremos.

¿Por qué es importante hablar con tu hijo acerca del alcohol?

Algunos padres y madres cometen el error de restarle importancia al consumo de alcohol en la adolescencia. Otros, piensan que sus consejos no serán escuchados por sus hijos y por ende, evaden esta importante conversación. Sin embargo, la intervención de los padres resulta más relevante de lo que se piensa.

En primer lugar, es necesario hablar con los hijos sobre el alcohol desde la infancia, pues en esta etapa los mensajes de los progenitores son mejor recibidos. Incluso si ya han alcanzado la pubertad, es fundamental aportarles información sobre los riesgos del consumo, ya que la desinformación es perjudicial. En muchas oportunidades, el desconocimiento genera que los jóvenes se excedan con la bebida.

Quizá pienses que lo que tú puedas contarle ya lo sabe o que su rebeldía le hará desoír tus palabras. Sin embargo, ten por seguro que al abordar el tema estarás contribuyendo a su seguridad y su bienestar.

Los adolescente conflictivos a veces esconden algo más que los padres debemos ayudar a solucionar.

¿Cómo hablar con tu hijo sobre el alcohol?

Ahora bien, ya que se trata de un tema delicado y una etapa vital compleja, la conversación sobre el alcohol no puede suceder de cualquier manera. Para que esta charla resulte efectiva es importante cumplir con algunos parámetros, como los que te mostramos a continuación.

Aborda el asunto con naturalidad

Para hablar con tu hijo adolescente sobre el alcohol no es necesario dramatizar ni buscar un momento concreto para mantener una conversación única y profunda. Puedes aprovechar cualquier momento en el que el tema surja de forma natural, para preguntarle qué opina, qué sabe o qué dudas tiene al respecto.

Un anuncio publicitario, una noticia o una anécdota personal pueden dar pie a una conversación de lo más distendida.

Evita el juicio

Es importante que no adoptes una postura excesivamente radical o autoritaria sobre el consumo de alcohol, ya que esto puede cerrar las vías de comunicación con tu hijo.

Si te expresa su curiosidad o te cuenta que alguien de su círculo íntimo ha consumido alcohol, muéstrate interesada en saber más. Pero siempre desde la comprensión y no desde la crítica.

Muchos adolescentes ven a sus padres como figuras rígidas y tan alejadas de su realidad, que no puede confiar plenamente en ellos. Procura dejarle claro que tu objetivo no es prohibir por prohibir, sino garantizar su seguridad.

Ofrece información veraz

Contar con información fiable acerca de los riesgos del consumo de alcohol puede ser mucho más útil que simplemente recibir una negativa. Por ello, explícale a tu hijo que el consumo de alcohol en la adolescencia puede dañar su cerebro que aún es inmaduro. Esto puede traerle las siguientes consecuencias:

  • Problemas de memoria y de atención.
  • Enlentecimiento en la capacidad para procesar la información.
  • Dificultades para organizarse, tomar decisiones con criterio o manejar los sentimientos.

Además, el consumo temprano de esta sustancia aumenta el riesgo de desarrollar una adicción. Incluso, de involucrarse en conductas peligrosas como el sexo sin protección, altercados violentos, accidentes o el consumo de otras drogas.

Trata de recalcarle que no intentas demonizar al alcohol, sino de enseñarle que vale la pena esperar a que su organismo madure para evitar consecuencias irreversibles.

Construye unas bases de personalidad sólidas

No podemos obviar el hecho de que el alcohol reporta ciertas gratificaciones inmediatas a los jóvenes. Por ejemplo, los ayuda a desinhibirse, a encajar en el grupo de pertenencia o a lidiar con emociones negativas o dolorosas.

Uno de los grandes objetivos de los padres es proveer las herramientas personales que les permitan gestionar estos aspectos, sin que sientan necesidad de recurrir al alcohol.

En este sentido, procura que tu hijo llegue a la adolescencia con una autoestima sólida, con habilidades sociales suficientes y con su inteligencia emocional desarrollada. Y si observas que existen carencias en alguno de estos aspectos, no dudes en buscar el apoyo profesional necesario para reforzarlos.

Ofrece alternativas de ocio

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El grupo de iguales tiene una enorme influencia sobre las decisiones que toman los jóvenes. Por ello, si las amistades de tu hijo consumen alcohol con frecuencia, es más probable que él se inicie también en el hábito.

Apúntale a diferentes actividades que constituyan una alternativa de ocio más apropiada, para ampliar su círculo social con personas que tengan otros intereses. El deporte o el arte, en todas sus variantes, son dos excelentes opciones para mantenerse ocupado en una actividad saludable.

¡No pierdas tiempo valioso para prevenir daños!

En definitiva, hablar con tu hijo sobre el alcohol es una tarea ineludible, por medio de la cual se pueden prevenir serias consecuencias a corto y a largo plazo.

Recuerda que la adolescencia no es sencilla para los jóvenes y que necesitan de tu comprensión, tu guía y tus recursos para crecer adecuadamente.

Un joven emocionalmente fuerte y sano, que mantiene una comunicación fluida con sus progenitores, es mucho menos propenso a caer en este tipo de consumos de riesgo.


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