Gracias por llegar a mi vida. No hay regalo más purificador y gratificante que tu simple presencia. Me enseñaste las verdades ocultas del amor y los misterios de la vida. Me ayudaste a redefinir la felicidad y a ponerle cara a la paz y la armonía.
Te agradezco tantas horas de amor, y el hecho de hacerme sentir importante. Más importante que nadie para ese pequeño ser. Más que eso, su mundo. Eres la alegría por la que mi mundo gira, la sonrisa en mi rostro y esa sustancia hecha persona que acelera mi corazón.
Gracias por llegar a mi vida y demostrarme mi fortaleza, gracias por poner un aroma único a cada uno de mis días y los más bonitos colores a los más oscuros días. Eres la música que elijo escuchar desde el momento en que me despierto y ese pedazo de sol que prefiero mirar antes de cerrar mis ojos cada noche.
Gracias por llegar
Nada pudo darme tanta alegría como tu inminente llegada. Sí, la espera pudo desesperar, pero valió la pena y la vida por pasar cada minuto a tu lado. Entiendo que la maternidad es el sacrificio más lindo y placentero. Comprendo que mi corazón salió de mi cuerpo y hoy me llama «mamá».
Nutriste mi alma con valentía por doquier y paciencia infinita. Tallaste mi capacidad de amar para dotarme de un amor eterno, profundo y real. Me demostraste que podía convertirme en la persona más incondicional y darlo todo sin pedir nada a cambio.
Fuiste el motor por el que aprendí a luchar. Levantarme cada caída para ayudarte con el ejemplo. Fue así como pude aprender yo también, durante el camino, a dar mis primeros pasos para ser mamá. Sí, me enseñaste a nada menos que a ser madre.
Gracias por llegar y cambiar mis días. Por enseñarme lo esencial de la vida. Valorar aquello que de verdad vale más que todo el oro del mundo. Hallar la riqueza de tu alma, el tesoro que guardaba ese pequeño cuerpo. Redescubrir un océano de sensaciones en una cómplice mirada capaz de derretir glaciares.
«La mirada del bebe a los ojos de la madre no es un acto sin propósito; tiene la significación psicológica de un vínculo incipiente».
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Llegaste para cambiar mi vida
Desde que supe de tu existencia, supe que mi vida no sería la misma, como bien sostiene también la experiencia de algunas madres primeriza que dieron su voz para el artículo publicado en 2020 por la Revista Cubana de Salud Pública. De la misma manera que ellas también lo sintieron, el transcurrir de mis días comenzó a avanzar a otros ritmos. La tónica de mis problemas empezó, poco a poco, a mutar. Mis preocupaciones no eran ya personales, sino ajenas y propias a la vez.
Cada progreso, avance o triunfo se convirtió en una guerra más ganada. Tus tropezones se tornaron en mis caídas. Tus lágrimas alimentaban un dolor inexplicable mientras que tus alegrías colmaban mi alma de felicidad. Tu amor fue desde el minuto cero mi mejor alimento espiritual.
Desde entonces, entendí que no había mejor bandera para portar que tu sonrisa. El destino había puesto en mi camino un ángel. Un pequeño y dulce angelito que me enseñaba a vivir mientras me brindaba la posibilidad de ver la vida de otra manera.
Gracias por llegar y darme tantas oportunidades
Al revivir contigo mi infancia, entendí que nunca es tarde para sentir a lo grande, es decir, como un niño. Me entusiasmé con tu inocencia y frescura infinitas. Me empapé con tu mágica y asombrosa imaginación. Entendí la importancia de soñar a lo grande.
Cuando sentí vida agitándose en mi interior, te convertiste en mi ilusión y motor. Incluso, me permitiste repensar el accionar de mi madre desde otra perspectiva. Lograste ponerme en su lugar y comenzar a comprenderla. Es decir, a valorar todo lo que ella fue capaz de hacer por mí.
En definitiva, hijo, no tengo más que hacer que agradecer en profundidad tu existencia. Dios me eligió para cuidar y amar a su más bonito tesoro. Prometí entonces dar mi vida por él. Hijo, gracias por llegar a mi vida y enseñarme tanto. Desde lo más hondo de mi ser, eres el pequeño más inmenso en alma y corazón.
Bibliografía
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- Dávila, M. (2021). La mirada en la diada madre-hijo: Elemento prínceps en la estructuración del psiquismo temprano. Desvalimiento Psicosocial, 8(2), 10–18. Consultado el 09 de marzo de 2023. http://dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/handle/123456789/6014
- Vargas-Porras, C., Hernández-Molina, L. M., & de Molina-Fernández, M. I. (2020). Aspectos percibidos por las madres primerizas como favorecedores en la adopción de su nuevo rol. Revista cubana de salud publica, 45(4), e1573. Consultado el 09 de marzo de 2023. https://www.scielosp.org/article/rcsp/2019.v45n4/e1573/