Como mujeres las expectativas en nuestra vida siempre son muy altas. Sin embargo, cuando se mezclan factores como frustración y maternidad, pareciera que todo se pone cuesta arriba.
Es cierto que ser madre nos cambia la vida y todo a nuestro alrededor cobra un nuevo sentido; es una experiencia gratificante y maravillosa.
No obstante, sabemos que también es muy agotadora. Antes solo atendíamos nuestros asuntos; ahora, en adición a eso, tenemos una vida a nuestro cargo a tiempo completo. Se vienen infinitas noches sin dormir y días atareados, sin ni siquiera haber salido de la casa.
A esto se le añade un poco más de presión si se tienen otras responsabilidades. Por ejemplo, más hijos, un esposo, las actividades de la casa, las compras, estudiar, trabajar, entre otras.
En los primeros días, por lo general, tenemos ayuda, y más aún si somos madres primerizas. Sin embargo, luego, la rutina puede volverse súper agobiante.
El estrés emocional, las inseguridades y la presión propician pensamientos negativos y un cansancio extremo, que nos hacen creer que es imposible continuar. Es allí cuando frustración y maternidad forman una dupla peligrosa y devastadora para cualquier mujer.
El Síndrome de burnout
Este síndrome se presenta cuando la mujer ha estado expuesta a un periodo de estrés intenso y prolongado a nivel físico y mental. Dicha patología tiene sus inicios en el ámbito laboral, en profesionales que se desempeñan en un ambiente cargado de estrés.
Asimismo, también se manifiesta en las madres, ya que ellas atraviesan situaciones similares en sus casas. Sus síntomas son alteraciones del organismo frente a circunstancias de estrés crónico, como por ejemplo:
- Dolores musculares y trastornos gastrointestinales.
- Insomnio y cansancio.
- Aislamiento del entorno y problemas con la pareja.
- Sensación de soledad y frustración.
- Ansiedad y desgano.
La fuente del agobio puede ser la casa o el trabajo, unos días de mucho ajetreo o noches agobiantes sin poder descansar. El aseo personal, la comida y el sueño se quedan a un lado para poder encargarse de todo y estar al día con las responsabilidades.
El hecho de ser la madre ejemplar ante la sociedad agobia a quien aspira a eso. Estas mujeres se exponen a un sinfín de sensaciones que no siempre son las mejores. Cuando nos vemos envueltas en situaciones extenuantes, es necesario recapacitar y tomarnos un respiro; debemos pensar siempre en nuestra salud y bienestar.
Si nos dejamos llevar por la depresión y el estrés, no podremos ser las madres que esperamos; por el contrario, todas aquellas tareas que queramos llevar a cabo se nos pondrán más cuesta arriba.
“La combinación de frustración y maternidad tendrán cabida en tu vida solo si tú lo permites”
Consejos para vencer el Síndrome de Burnout
Dejarte ayudar
Estar aislada y dejarte consumir en soledad por los problemas que te agobian es una terrible idea. Para comenzar a transitar el camino de la maternidad, es necesaria la ayuda de tu entorno familiar y amigos.
Relacionarse con otras madres que vivan las mismas situaciones es beneficioso, ya que se ayudarían entre sí a enfrentar esos retos que tienen por delante.
Organiza tu tiempo y destaca tus prioridades
Planificarse en las actividades dándoles importancia a las más urgentes siempre te dejará tiempo para relajarte y disfrutar de tu bebé.
Toma tiempo para ti
Tener un tiempo a solas, para pensar, caminar y respirar es increíblemente necesario. En ese momento del día, puedes relajar tu cuerpo y conectarte en soledad con la naturaleza; esto te ayudará a reorganizar tus ideas y encarar con energías renovadas tus actividades.
Para disfrutar de ese momento de relajación personal, es necesario contar con el apoyo de otra persona que cuide al bebé en ese intervalo de tiempo.
Gestionar la frustración y maternidad
Nos frustramos cuando las cosas que planificamos no nos salen como queremos; esto, en la mayoría de los casos, se le puede atribuir a fuerzas externas sobre las que no tenemos control.
Ante esta situación, tenemos dos posibles soluciones: resolver lo que causa la frustración o, lamentablemente, rendirnos ante ello. Para gestionar la frustración, podemos seguir una serie de estrategias que ayudarán a no dejarse agobiar por las vicisitudes. Entre ellas, tenemos:
- Hablar, relacionarse con otras personas. Compartir los problemas con los demás puede ayudar a encontrar soluciones que uno por sí solo no ve.
- Mantener la mente abierta y aprender. Los seres humanos somos capaces de instruirnos a través de nuestras derrotas. Detectar las fallas y repararlas es de sabios.
- Aceptar los resultados, por muy duros que sean. Si ya se ha hecho de todo y aún así no funciona, es el momento de ver las cosas de otra manera.
- La respiración profunda ayuda a relajar cuerpo y mente. Así, podrás visualizar las posibles soluciones a los problemas fácilmente.
La combinación de frustración y maternidad tendrán cabida en tu vida solo si tú lo permites. Superar con inteligencia y en compañía de los tuyos los momentos de estrés y agobio marcará la diferencia.
Disfruta de la maternidad cada día, recuerda que las etapas experimentadas junto a tu bebé no se repetirán más. Por eso, debes atesorar cada momento con energía y alegría.