Fiebre y somnolencia en niños: ¿qué hacer?

La fiebre es un indicativo claro de que hay una alteración en el organismo de nuestro pequeño. Sin embargo, cuando se acompaña de somnolencia, son necesarias algunas consideraciones sobre la atención médica.
Fiebre y somnolencia en niños: ¿qué hacer?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 13 mayo, 2023

La fiebre y somnolencia en niños son algunos de los síntomas que se desarrollan en el organismo cuando este trata de combatir agentes infecciosos. La inmensa mayoría de los casos se deben a infecciones, aunque existen causas asépticas menos frecuentes que representan una excepción.

Los síntomas que acompañan a la fiebre suelen orientar hacia el origen de la condición, siendo en la mayoría de los casos infecciones virales o bacterianas. Estos pueden ser muy variados, por ejemplo dolor abdominal y diarrea (foco digestivo), dolor lumbar con ardor al orinar (foco urinario) o tos con expectoración (foco respiratorio).

Sin embargo, cuando se presenta somnolencia, muchos padres se asustan y dudan sobre si acudir o no al pediatra. Esto se conoce como fobia febril. De hecho, un estudio publicado en Acta Médica Costarricense explica que una importante proporción de padres desconoce cómo actuar cuando hay fiebre.

Cuando se unen fiebre y somnolencia en niños

La somnolencia es un síntoma bastante inespecífico, ya que puede ser común a una gran cantidad de condiciones. Es lo mismo que en el caso de la fatiga o la falta de apetito, manifestaciones típicas de un cuadro febril en la infancia.

Una revisión publicada en Critical Reviews in Immunology explica que, mediante estudios realizados en animales experimentales, se ha observado que los mismos agentes microbianos liberan sustancias capaces de inducir el sueño, un estado que probablemente facilite combatir las infecciones. Se trata, por lo tanto, de un mecanismo de defensa del organismo.

Podría considerarse entonces a la somnolencia como una consecuencia natural del proceso infeccioso, así como también lo es la fiebre. Sin embargo, esto no significa que se debe ignorar y pensar que es pasajero, ya que unido a otros signos y síntomas podría significar un problema mayor. Por ejemplo, la deshidratación grave también podría causar un cuadro similar, pero que requeriría atención médica inmediata.



Cómo actuar si un niño tiene fiebre y somnolencia

Es muy importante tener en cuenta que toda actuación depende mucho del contexto. Una vez que se detecte el estado febril, es importante tener las siguientes consideraciones:

  • Gravedad de la fiebre y de la somnolencia.
  • Presencia de síntomas adicionales.
  • Antecedentes médicos.
  • Edad del niño.

Como la fiebre es una condición tan común en la infancia y los síntomas suelen aparecer de forma progresiva, es común el uso de antipiréticos en el hogar, por lo general el acetaminofén o paracetamol. De hecho, algunos servicios como el de la Comunidad de Madrid pone a disposición del público una calculadora digital de dosis pediátricas de estos medicamentos que sirven para su uso común.

En la enorme mayoría de los niños sanos esto se considera una medida habitual y segura para tratar los síntomas si se presenta fiebre y somnolencia de forma aislada. De hecho, es conveniente hacerlo si el niño tiene entre 6 meses y 6 años en caso de que la temperatura se eleve de forma brusca, ya que es el principal desencadenante de convulsiones febriles.

¿Son efectivas las medidas físicas?

Existen medidas caseras muy habituales que buscan contribuir a bajar la fiebre de forma más rápida. Es el caso de la aplicación de compresas húmedas o realizar baños de agua tibia. Este tema resulta un tanto controversial, porque su efectividad no está del todo determinada.

Por ejemplo, un estudio realizado en la Universidad Nacional Mayor de San Carlos (Perú) comparó el uso de antipiréticos junto con medidas físicas vs. el uso de único de antipiréticos para bajar la fiebre en niños entre 3 meses y 5 años.

Se evidenció que, si bien la combinación con métodos físicos contribuyó a disminuir la fiebre, el efecto se limitó solo a los primeros minutos, mientras que la frecuencia de efectos adversos fue mayor. Por eso suele ser una medida evitada por algunos pediatras, aunque depende de cada caso.



¿En qué contexto es necesario acudir al servicio de urgencias?

Es cierto que un episodio breve de fiebre y somnolencia durante la infancia puede ser transitorio y no tener mayor importancia. Sin embargo, los padres deben acudir al servicio de urgencias en los siguientes casos:

  • Fiebre elevada (a partir de 39 °C) que no mejora con dosis adecuadas de antipiréticos en el hogar, en especial si tiene varios días de duración.
  • Somnolencia excesiva.
  • Síntomas adicionales intensos que sugieran un foco concreto (diarrea, vómitos, dolor abdominal, ardor al orinar, cefalea…).
  • Mal estado general.

En estos contextos, acudir al médico es especialmente importante si se tienen antecedentes de enfermedades neurológicas, inmunodeficiencias o, en general, de condiciones crónicas que requieran controles médicos habituales y que hayan motivado ingresos hospitalarios en el pasado.

Es importante prestar atención a la fiebre con somnolencia en los niños

Si bien se trata de una combinación de síntomas bastante habitual y que no suele tener mayor trascendencia si su intensidad es pequeña, es importante que los padres estén atentos a cómo evolucione el cuadro. En la mayoría de los casos todo mejorará con las medidas básicas que hemos mencionado, pero si aparecen los signos de alarma es preferible acudir con el especialista para una valoración adecuada.


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